El libro sobre la lucha por la despenalización incluye una galería con fotos y recortes de prensa de la época.
Los recuerdos de una época más restrictiva y conservadora, marcada por una norma del Código Penal que era, cuando menos, abusiva y obsoleta, marcaron la tarde de la presentación del libro "Cuéntame una historia: despenalización de la homosexualidad en Ecuador", publicado por la Fundación Equidad con el auspicio de la Embajada de Canadá, la Unión Europea y otros donantes.
La obra, que ha sido editada por el periodista Freddy Lobato, es una recopilación de testimonios de parte de las personas de la diversidad sexual que participaron en la lucha por lograr la despenalización de la homosexualidad masculina, con la declaratoria de inconstitucionalidad del artículo que constaba en el Código Penal por lo menos desde el siglo XIX.
La norma, un rezago de los criterios legales victorianos, había sido copiada por los legisladores ecuatorianos en 1871, durante el garcianismo y se mantenía vigente hasta 1997, cuando el Tribunal Constitucional (TC) lo declaró inconstitucional y perdió su vigencia.
En el evento, que tuvo lugar en la Biblioteca de la Flacso, participaron algunas de las personas que estuvieron en primera línea de la campaña, que fue provocada por una violenta redada cometida por la Policía y la Intendencia del Azuay en la época, que concluyó con detenciones y vejaciones a la concurrencia de un bar gay en esa ciudad.
Entre los asistentes estuvo el secretario de Comunicación de la Presidencia, Roberto Izurieta, acompañado de su esposo, Paul Quirk. Izurieta formó parte del grupo que hizo cabildeo con los integrantes del TC, el antecedente de la actual Corte Constitucional, que declaró por unanimidad la inconstitucionalidad de la norma del Código Penal, dejándola así sin efecto, recién en 1997.
La tipificación en el Código Penal servía de pretexto, desde principios de los 80, para que la Policía y las intendencias arremetieran contra la diversidad sexual, especialmente contra la comunidad trans, aunque personas de otras clases sociales también se sentían amenazadas por la criminalización.
Esto motivó la formación de un colectivo integrado por el Grupo Tolerancia, la organización trans femenina Coccinelle y la Fedaeps, una de las primeras organizaciones no gubernamentales creadas para prevenir y combatir la pandemia del VIH en Ecuador.
La presentación del libro tuvo lugar en la Flacso. Fotos: PlanV
Un concurso de historias que formaron un libro
La presentación del libro reunió a varias personas que conformaron los grupos de lucha originales, y la recopilación de vivencias se fue gestando en la convocatoria de concursos de ensayo por parte de la Fundación Equidad, explicó el director de esa organización, Efraín Soria. Estos concursos, llamados "Cuentame una historia" han permitido a muchas personas de la diversidad sexual expresar sus experiencias y testimonios sobre casos de discriminación, y son verdaderas fichas de un rompecabezas que integra la lucha por la equidad en el país, explicó Soria, quien destacó que su presencia en el activismo fue posterior a los hechos narrados en el libro.
El activista se mostró conmovido al leer los testimonios que dan cuenta de casos de discriminación y abusos sufridos por integrantes de la diversidad sexual en Ecuador en las últimas cuatro décadas.
Roberto Izurieta: "no sabíamos que teníamos derechos"
"Éramos hijos del privilegio", recordó el secretario de Comunicación, Roberto Izurieta, quien siendo estudiante universitario a fines de los años 90, participó en el grupo Tolerancia, una agrupación de profesionales que participó directamente en acciones de cabildeo con los entonces integrantes delTribunal de Garantías Constitucionales, con políticos y medios de comunicación.
Roberto Izurieta
El "privilegio" explicó Izurieta, no era precisamente económico, sino que tenía que ver con haber contado con el apoyo de sus familias, en una época en la que el rechazo y la exclusión eran aún más intensas que en la actualidad. El secretario, conmovido también por los recuerdos de aquellos tiempos, tampoco pudo evitar las lágrimas, mientras recordaba que él y su entorno, a pesar de formar parte de la clase media capitalina de la época, "no sabíamos que teníamos derechos, y luchábamos para que no nos metan presos", recuerda, sobre la permanente amenaza que significa la arcaica norma que había subsistido en la legislación ecuatoriana durante décadas.
La lucha, recordó, "se hizo con la bandera de la paz", mientras destacó su admiración por las mujeres trans que fueron parte fundamental en aquellos eventos, víctimas más expuestas de los abusos de la Policía y el sistema judicial.
"Éramos una comunidad y no un movimiento", rememoró Izurieta, y "siempre estuvimos orgullosos", aseguró el secretario de Comunicación, víctima de recientes ataques homofóbicos de la derecha religiosa, que censuró que asistiera tomado de la mano de su esposo a la posesión del presidente Daniel Noboa en el Palacio Legislativo.
Pero el semblante del secretario de Comunicación quedó marcado por una expresión de dolor, cuando destacó que "muchos cayeron, muchas vidas se arruinaron o se perdieron", al recordar a las personas de la diversidad sexual que fueron víctimas de asesinatos, agresiones, despidos, expulsiones, sanciones o hasta cárcel, así como a quiénes optaron por el suicidio para evadir el maltrato.
Freddy Lobato: "Yo también estuve preso"
El editor del libro, Freddy Lobato, explicó que la lucha por la despenalización de la homosexualidad fue gatillada por un violento allanamiento en un centro de diversión nocturna LGBT en Cuenca, donde la Intendencia del Azuay y la Policía cometieron abusos contra la concurrencia.
Freddy Lobato
Lobato destacó que la penalización, que afectaba a la homosexualidad masculina (al igual que en la Gran Bretaña victoriana, las relaciones entre mujeres no eran penalizadas legalmente) se remontaba a los tiempos de Gabriel García Moreno, presidente conocido por implementar una teocracia católica.
El Código Penal vigente era el pretexto, recuerda Lobato para que hubiera redadas contra la diversidad sexual aún en casas particulares, atendiendo a denuncias de vecinos, en las que las personas de menores recursos económicos eran las que no podían pagar sobornos por su libertad. Medios de la época publicaban las fotos de los detenidos, sometiéndolos al escarnio público, a despidos y represalias de todo tipo.
No sería hasta la Constitución de 1998, cuando se consagraría la no discriminación por orientación sexual, criterios que serían reforzados en la Constitución de 2008, si bien el correísmo se aseguró de prohibir el matrimonio igualitario, lo que fue anulado por la Corte Constitucional.
Pero en ese escenario sombrío, marcado por los prejuicios y temores de la clase política, tanto de las izquierdas marxistas cuando de las derechas católicas, empezaron a producirse acciones como propuestas de reforma constitucional, envío de cartas a los medios impresos de la época, acercamientos a jueces constitucionales que se negaban a recibir a las activistas trans e inclusive, pedían que se les impediera manifestarse públicamente para no darles argumentos a los sectores más reaccionarios.
En su relato, Lobato mencionó a activistas como Orlando Montoya, fallecido durante la pandemia, al abogado Cristian Polo y al académico Jorge Sosa, así como a la activista trans Nebraska León.
Nebraska León: "no teníamos derecho a nada ni otra alternativa"
La dirigente trans estuvo también presente. Nebraska León tomó la palabra, para contar cómo era el mundo trans en el Quito de los años 80, cuando muchas personas trans llegaron del interior del país en busca de evitar maltratados y persecuciones en el seno de sus propias familias.
Nebraska León
La mujer trans, quien ya se encuentra en la tercera edad, rememoró la dura vida en las calles de las mujeres trans que vivían del trabajo sexual en la zona de La Mariscal, soportando el frío quiteño gracias a la calefacción que salía de los grandes ventiladores de un hotel de lujo del sector. León recordó que a la dureza de la vida en las calles, se sumaba el constante acoso de la Policía, y mencionó en especial la época de León Febres Cordero, en donde operaban los llamados "escuadrones volantes", acusados de violaciones a los derechos humanos.
La mujer trans recordó arrestos abusivos y torturas, así como la presencia de policías vestidos de civil que podrían haber estado relacionados con desapariciones de decenas de mujeres trans.
León relató que en 2019, con el apoyo de abogados de la comunidad, se presentó una denuncia por crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado y sus agentes, durante la vigencia de la norma que penalizaba la homosexualidad, denuncia que aún no avanza en la Fiscalía.
Diego Mignone: "la unidad es vital"
Diego Mignone
Diego Mignone, ingeniero comercial y director de cine, también participó en aquellos sucesos. "Es mi segunda salida del clóset", dijo el activista, quien recordó las oportunidades laborales perdidas en empresas del país cuando al saberse que era gay le negaron ascensos y promociones. Relató también que el grupo Tolerancia recogió firmas para apoyar la demanda de inconstitucionalidad que finalmente acogió el TGC, y que esa tarea se realizaba en las discotecas de la época, ubicadas en el sector de La Mariscal. "Fue un proceso para tener amor propio", recordó Mignone, quien dedicó parte de su vida a contar historias en el cine. "La unidad es vital", sentenció, al recordar el trabajo conjunto bajo el paraguas de la organización Triángulo Andino, integrado por el grupo Tolerancia, Fedaeps y Coccinelli.
Christian Paula: "lo ocurrido está al nivel del apartheid"
El joven abogado Christian Paula intervino para explicar, desde lo jurídico y la defensa de los derechos humanos, lo ocurrido en el Ecuador en los últimos 40 años. Paula destacó que las constantes y sistemáticas violaciones de derechos humanos ocurridas en Ecuador durante la vigencia de la criminización de la homosexualidad que constaba en el Código Penal podrían caber en el marco de delitos de lesa humanidad, de la misma forma que ocurrió en la vecina Colombia.
Christian Paula
Para Paula, hay argumentos suficientes para sostener que cabe una reparación colectiva para todas las personas que han sufrido violencias y maltratos como consecuencia de su orientación sexual o su identidad de género. De ahí que el programa de reparación a las víctimas de violaciones a los derechos humanos en Ecuador debería incluir a la comunidad LGBT, así como se deben juzgar los delitos de lesa humanidad por torturas, criminización y muertes asociadas a esa normativa.
Paula comparó lo ocurrió en el Ecuador con el sistema racista del apartheid, y precisó que las familias, la sociedad y el Estado deben hacerse responsables.
El libro, de 273 páginas, recoge los testimonios y las vivencias de Cristian Polo, Diego Mignone, Jorge Sosa, Milagros Torres (una lesbiana cubana, entonces residente en nuestro país, quien llevó un detallado diario del activismo realizado), Gonzalo Abarca, Nebraska León, Roberto Izurieta, Marcelo Sáenz, Carlos Borja, entre otros, e incluye fotografías de la época, recortes de prensa de los desaparecidos periódicos Hoy y El Comercio, así como algunos documentos relacionados con las acciones que contribuyeron para conseguir la derogatoria de la norma penal.
Para la catedrática de la Flacso, Sofía Argüello, el libro es de especial interés para la academia, pues permitirá escribir la historia de la diversidad sexual en Ecuador.
[RELA CIONA DAS]
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