

Fotos: Luis Argüello
La investigadora del Cato Institute fomenta el pensamiento liberal, contrario al colectivismo y totalitarismo. Fue entrevistada en un restaurante de Quito por la presentación de su libro.
Gabriela Calderón
Editora de www.elcato.org, investigador de Cato Insitute. Graduada en Ciencias Políticas en el York College de Pennsylvania. Ha escrito para los diarios El Universo, El Tiempo (Bogotá), Libertad Digital (Madrid), La Nación (Buenos Aires), entre otros. Tiene una maestría en Comercio y Política Internacional, otorgada por la Geroge Mason University.
¿Cómo se promueve una sociedad de personas libres, no solo en lo económico sino en lo social? La respuesta es el hilo conductor del libro de Gabriela Calderón de Burgos, Entre el instinto y la razón, coeditado por Paradiso Editores y Fundación Cato. Columnista de El Universo desde hace varios años, esta es una recopilación de sus artículos. Hace dos años se topó con una idea de Carl Popper en la cual hablaba de la nostalgia por la tribu, y que todo tipo de colectivismo siente esta nostalgia. Y hablaba en el contexto de los totalitarismos de Europa, como el nazismo, el fascismo y el comunismo. Cuando Gabriela Calderón leyó eso, lo relacionó de inmediato con lo que estaba pasando con algunos países de América Latina, donde hay una serie de gobiernos pseudo colectivistas, que esta vez vienen por la izquierda, pero también es algo que se vivió en distinto tiempo por la derecha. Para Calderón, estos gobiernos expresan el deseo de imponer decisiones, desde arriba, a la población
Portada del libro editado por Cato Institute y Paradiso Editores.
¿Eso no nos pasa a todos en nuestra cotidianidad? El padre al hijo, el jefe al subordinado, con nuestros micropoderes tratamos de aplastar a los demás… ¿Cuánto de ese querer humillar al otro tenemos cada uno de nosotros?
Tenemos el impulso de concebir nuestros gustos y deseos como algo que debe ser así. Es común escuchar en conversaciones entre familiares y amigos la expresión: es que debería haber una ley que prohíba tal o cual cosa, porque a mi me molesta (por ejemplo) que me fumen en la cara. Es que debería haber una ley que prohíba que se parqueen aquí, porque a mí me molesta… Ese estribillo no es sino e reflejo de querer imponer nuestros deseos y gustos personales al resto de las personas. Es algo instintivo, porque pensamos que las cosas se dan porque alguien debe diseñarlas así y esa persona es la que pone orden. Como se decía en la época de Franco: que venga alguien y ponga orden.
Eso es lo que pedíamos en el Ecuador, luego de la caída en seguidilla de varios gobiernos…
Que venga alguien y ponga orden. El punto está en que hay ese instinto de creer que alguien tiene que ordenar a la fuerza. Y luego viene el crear la fantasía de que se puede crear el paraíso en la Tierra, el mundo perfecto, y que se lo puede hacer nada más ordenando a la gente como si fuesen piezas inanimadas en un rompecabezas. Usas esa metáfora, a de creer que los gobernantes pueden mover las piezas… Es como Sin City, el juego, en el cual quien controla el juego tiene poderes dictatoriales. Quieres una iglesia aquí, tumbas el edificio y pones la iglesia y no tiene que preguntar nada a nadie.
Suena conocido…
Quiere poner un edificio nuevo aquí, tumba el parque y lo pone, quiere poner un parque, tumba el edificio. Es la mentalidad de que se actúa sobre gente sin opinión y que está básicamente contenta con que le digan lo que tiene que hacer. Eso es creer que con el deseo consciente y deliberadamente se pueden generar cambios. Por ejemplo, el cambio de la matriz productiva: es una muestra de creer que porque son expertos en algo ellos saben más que las miles de empresarios y sus decisiones descentralizadas, y que ellos sabe cuál es el hit productivo, incluso tienen una lista de cuáles son los supuestos futuros hits de exportaciones ecuatorianas. Pero eso no se va a saber hasta que se hagan las inversiones y se dé un proceso de prueba y error, como siempre se hace en los negocios y por eso nunca se tiene garantizada la ganancia. Lo que ha pasado es que ya se han hecho algunas inversiones, que han salido mal y por eso o han seguido ese camino. El instinto es volver a ese orden que impone el cacique, que ponía orden. La modernidad, el progreso humano no se debe ni al colectivismo, que son nuestros instintos, ni a la razón, que es esperar de quien cree saber más. Muchas veces se dice que el problema es Correa, y creo que el problema es una forma de pensar, un clima de opinión que hace que la mayoría de la gente voto por alguien como él.
Pero es también valido para los que no votan por él, es decir existe también otra forma de pensar que rechaza lo que usted dice.
Creo que la oposición a Correa no tiene diferencias ideológicas de fondo con él. Lo que veo es que hay una diferencia sobre quién debe estar al mando, no sobre el sistema como tal. Lo que veo es gente que dice que con ella a cargo no habrá abuso de poder.
¿El problema entonces es que Correa se sobrepase, pero en el fondo están conformes con la estructura de poder?
Lo que estamos viendo es una reedición del crecimiento del Estado que se dio en el primer boom petrolero. Cuando volvimos a la democracia no se dio ese paso adicional, que fue cambiar el modelo político y económico y reformar la estructura del Estado.
Nadie podría reivindicar los últimos 30 años de la llamada democracia.
No se puede justificar los atropellos de los derechos de los ecuatorianos porque los últimos 30 años hayamos tenido una mala calidad democrática. La visión liberal clásica parte del principio de que las personas son un fin en sí mismas y no son un medio. Lo que digo es que no se explica el surgimiento de un caudillo como el actual sin los abusos de poder y los golpes a la institucionalidad que se dieron en estas tres décadas.
¿Cómo se desembaraza ahora de un caudillo?
Es el problema actual de Latinoamérica. Tenemos una cultura que rinde culto a los caudillos históricamente. Juan Manuel de Rosas es conocido como el restaurador de las leyes y fue un cruel dictador. Eso cuando entendemos por ley la norma que permite el respeto a las personas y evita los abusos del poder, no si entendemos por ley cualquier cosa que se le ocurra al que manda.
Es idealmente correcta la visión liberal de que la sociedad debe basarse en el respeto de las libertades individuales, pero ¿no es también legítima la visión del socialismo de intentar la igualdad social sobre la base de la repartición de la riqueza según el principio de a cada cual según su necesidad y su esfuerzo?
Hay distintos tipos de igualdad. La igualdad material es una quimera, porque por un lado se asume que las personas encargadas de la distribución son ángeles, cuando se asume que son diablos quienes no están a cargo de la distribución. Todos son iguales en cuanto a vicios y tentaciones, tanto en la esfera privada como la pública. ¿Por qué las ciencias sociales presumen que cuando alguien entra al sector público de repente le nace una aureola? Es una gran paradoja. Porque la gente en Latinoamérica se ha vuelto apática a la política y a los políticos en general pero si se le pregunta si quieren que el Estado intervenga en tal cosa, generalmente contestan que sí. Pero lo que hay que preguntar es si quieren que los políticos de su país estén a cargo de esto y tal vez la respuesta sería distinta.
El tema de la libertad está en debate, y se señala que la historia ecuatoriana ha sido por la búsqueda de la libertad.
En el país se cree que la libertad es divisible. Que está por la libertad de expresión, pero no por la libertad de consumo... Lo que valoro de la tradición liberal es que la libertad es una sola, el momento que empieces a coartar una libertad, sigues con la otra. El nexo entre libertad económica y libertades civiles mucha gente no la ve. No se puede dividir la una de la otra. La gente es controlada por el bolsillo. ¿Cómo controla a la gente en Cuba? Con el control draconiano del sistema económico.
¿Y dónde queda la igualdad? Ahora se quiere imponer una "verdadera libertad".
Hay distintas maneras de entenderlo. Creo que la libertad es ser libre de realizar tu propio proyecto de vida sin que otra persona te imponga decisiones, y solo puede existir si hay normas en la sociedad que me obliguen a respetar el derecho que tienes de hacer exactamente lo mismo. En el punto de la igualdad, viene la desconfianza en las personas. ¿En quién se desconfía más, en quien tiene el monopolio de la fuerza o en alguien que no lo tiene? Porque el Estado es el monopolio de la fuerza y detrás de cada ley hay una pistola. Porque uno no puede decir, es que hoy no me place pagarle el impuesto. O sabe que usted no tiene derecho a incautar las computadoras de mi oficina, no me parece. Pero tiene la fuerza y la ley para tumbarte la puerta. El liberalismo parte de la desconfianza a los hombres y mujeres que concentran poder. Y el verdadero poder no es tanto el económico sino el monopolio de la fuerza.
Pero ahora están juntos: el monopolio de la fuerza y el poder económico, representado en el Estado y en empresarios que medran del poder.
"Si se ven las 500 empresas más grandes del Ecuador es deprimente, porque el orden no cambia. Rankings similares en Estados Unidos nunca son iguales año a año".
Eso viene de la herencia de un sistema económico mercantilista: significa que el representante de la corona reparte privilegios a sus allegados. Lo que tenemos ahora es alguien que llega al poder por las urnas, es coronado para repartir privilegios desde Quito. Y se supone que reparte para limitar la concentración de la riqueza, pero el que llega a la Presidencia es el que concentra más poder. Lo que se distribuyen los privilegios, las fortunas concentradas. Pasa cuando el burócrata tiene más poder que repartir que el ciudadano. Si se ven las 500 empresas más grandes del Ecuador es deprimente, porque el orden no cambia. Rankings similares en Estados Unidos nunca son iguales año a año. Además, son nuevos nombres, y eso significa movilidad. Esa gente está arriba hoy en día, pero no lo tienen garantizado, pero en Ecuador hay una status quo que va más allá de Correa, interesado en mantener un sistema corporativo que aplica un toma y daca entre intereses establecidos, y eso sigue siendo igual en la revolución ciudadana.
Em Ecuador hemos construido una sociedad corporativista, donde se disputan a dentelladas sus privilegios sociales y económicos. ¿Es un espíritu tribal?
Es la idea de que alguien tiene que imponer su poder para que las cosas funcionen. La idea de que debe haber alguien que controle, por ejemplo, la polarización se ha mantenido gracias a un orden espontáneo, sin que nadie controle la oferta monetaria. Yo hablo bastante de esa idea porque hay cosas muy complejas de comprender para la mente humana, y una de ellas es esa complejidad que se construye, y es casi imposible que alguien llegue y diga no, yo lo voy a hacer mejor porque tengo un plan. Pasa muchas veces, como el cambio de matriz productiva, es creer que todo lo que se ha venido haciendo está mal, y el liberalismo parte de una especie de humildad; no sabe bien cuál es la situación en tus zapatos, entonces no voy a emitir juicios sobre lo que estás haciendo, porque tú has de saber lo que conviene en tus zapatos. En cambio, las corrientes socialistas dicen: no, es que yo se más lo que te conviene, y tú en realidad has estado comiendo mucha grasa, entonces vamos a poner unas banderizas en todas las comidas; nosotros consideramos que esto es comida chatarra... Y todo ese tipo de criterios que se venden como técnicos y científicos (hay distintas opiniones sobre el tema) son, al final del día, el deseo de imponer gustos personales al otro.
Aquí nadie habla de imponer gustos personales, sino de que se está luchando por el bien común. Y el líder nos catequiza y dice que todas las decisiones que toma es por nuestro bien.
En la época de la tribu esto tenía sentido, porque no desconozco la conveniencia evolutiva de nuestros instintos, pero el instinto tribal nos hacia entender que si no te mantenías en la tribu y no hacía lo que decías el líder, te ibas a quedar solo. En ese ambiente tan primitivo eso era la muerte. Lo que ha pasado es que el progreso en los últimos 300 años ha sido tan rápido que nuestra mente no ha evolucionado a la par. Ahora producimos cosas para gente que no conocemos, consumimos cosas de gente que no conocemos y sin embargo nuestra mente sigue en la tribu: a ver, no puede ser que nos están invadiendo los productos de la tribu de los chinos, momento, cuidado la industria de la tribu nacional. Lo que está demostrado hoy en día es que nos conviene todo lo contrario; si hacemos caso a nuestros instintos en la economía de hoy nos va a ir muy mal. El otro fenómeno es la imposición del conocimiento. Escucho a gente que desde una oficina cómoda en Quito le dice a un agricultor de la costa lo que debería estar sembrando. No hay que descontar el conocimiento local. Si tan expertos son estos funcionarios y si saben tanto, por qué no invierten con su propia plata.
"Detrás de cada ley o intervención estatal, aparentemente ingenuo, hay un burócrata que obtiene el poder de ofrecer prebendas".
¿La crítica es correcta frente al sabelotodo que quiera imponer a los demás su propio criterio, pero hay gente que debiera tener su propio criterio, como los empresarios o las universidades, que se suman por conveniencia a lo que dice el líder de la tribu?
Es un círculo vicioso. Detrás de cada ley o intervención estatal, aparentemente ingenuo, hay un burócrata que obtiene el poder de ofrecer prebendas, y esa facultad la pierde la sociedad civil y esa sociedad empieza a tener un incentivo perverso. Por ejemplo, Mr. Books no vende ciertos libros, ¿por qué? No lo sabemos, pero no hay el incentivo de vender ciertos libros en este país en este momento. Hay empresarios que no quieren financiar o apoyar proyectos intelectuales que puedan molestar al gobierno, porque se les pueden caer negocios. Y esto es mucho más perjudicial en un país con instituciones débiles, donde no hay separación de poderes, como el nuestro. El Estado empieza a intervenir en los sectores, los mercados de seguros, de publicidad están dominados por el Estado, y son negocios importantes; entonces, si tú, privado, quieres que te vaya bien en el negocio de los seguros no te puedes llevar mal con el gobierno.
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