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21 de Agosto del 2017
Historias
Lectura: 10 minutos
21 de Agosto del 2017
Redacción Plan V
Ikiam: ¿espejismo en la selva?

Foto: Presidencia de la República

Los edificios de Ikiam se inspiran en la arquitectura tradicional de la zona, pero todavía no se ha construido los laboratorios. 

 

En las afueras de Tena, el germen de un campus universitario con ínfulas de primer mundo sigue inconcluso. Se trata de otra universidad inspirada en el modelo de Corea del Sur, que vincula la investigación y la docencia al desarrollo económico. Pero en el caso de la universidad Ikiam, hay un aluvión de dudas no solo sobre su viabilidad, sino también si servirá o no para que grandes corporaciones puedan beneficiarse de posibles patentes.

A ocho kilómetros de Tena, la capital de la provincia de Napo, se levanta el germen de una nueva universidad "emblemática" de las diseñadas por la febril imaginación del correísmo y sus intelectuales orgánicos. Se trata de Ikiam, una universidad que, supuestamente, debería convertirse en el germen de una industria biotecnológica en el Ecuador, usando como un laboratorio gigantesco a los bosques amazónicos cercanos a la capital provincial. 

Como otras iniciativas académicas del Gobierno anterior, Ikiam surge del afán de emular experiencias de desarrollo provenientes de los países industrializados.

Como otras iniciativas académicas del Gobierno anterior, Ikiam surge del afán de emular experiencias de desarrollo provenientes de los países industrializados. En este caso, de Corea del Sur, país que, destacan algunos críticos de este tipo de iniciativas del correísmo académico, lleva un largo y continuado proceso de industrialización, apenas comparable que con lo que ocurre con el Ecuador y su proceso productivo. 

El caso de la Ikiam es analizado en el libro "La Selva de los Elefantes Blancos", de los investigadores Japhy Wilson y Manuel Bayón, quienes viajaron al Napo para entrevistar a las autoridades, los académicos y los pobladores de la zona en donde se construye la propuesta de universidad dedicada a la biotecnología.

Wilson es británico, y se desempeña como profesor de Economía Política Internacional en la Universidad de Manchester. Bayón, por su parte, es geógrafo, activista e investigador del colectivo Acción Ecológica. 

El "biosocialismo" de Ramírez

Los investigadores atribuyen al ex secretario de Educación Superior, René Ramírez, la formulación de una teoría llamada "biosocialismo", que parece la concresión ideológica de un viejo tópico que circula en el país desde antes de la toma del poder por la Revolución ciudadana. Se trata de la tesis de que la "biodiversidad" de la Amazonía podría convertirse en fuente de ingresos para el país, al fomentar investigaciones que puedan permitir aislar principios activos que, por ejemplo, puedan permitir obtener patentes para nuevos medicamentos. Al mismo tiempo que el correísmo criticaba, desde su "izquierda", lo que consideraba un enfoque neoliberal, pretendía que la universidad Ikiam, al igual que la Yachay, generaran dinero de patentes, descubrimientos y desarrollos tecnológicos, como en una película de ciencia ficción. 

Citado por los investigadores, el académico Arturo Villavicencio, uno de los críticos más duros de estas visiones, dijo: "Nuestros científicos que van a estar investigando las riquezas de la biodiversidad y se va a descubrir algún medicamento milagroso, que va a permitir dar un salto extraordinario, me parece ingenuo".


Los edificios del nuevo campus están ubicados a las afueras de la ciudad de Tena, Napo. 

Un campus inconcluso

El académico Arturo Villavicencio, uno de los críticos más duros de estas visiones, dijo: "Nuestros científicos que van a estar investigando las riquezas de la biodiversidad y se va a descubrir algún medicamento milagroso, que va a permitir dar un salto extraordinario, me parece ingenuo".

Además de lo conceptualmente cuestionable, en su ejecución material la Ikiam presentó una evidente improvisación. Los investigadores señalan que "lejos de la utopía ecológica imaginada por los arquitectos, este campus improvisado era radicalmente incongruente con el paisaje en el que había sido construido, y fue descrito por un miembro de una comunidad indígena aledaña como "una gallinera". Los edificios son de un blanco brillante que deslumbra en medio de la vegetación verde, atrayendo nubes de insectos. Los pisos sin cubierta entre unidades son totalmente lisos, y se convierten en una pista de patinaje con una mínima humedad, estando además expuestos a los aguaceros amazónicos, lo que ha provocado numerosas lesiones a estudiantes y personal de Ikiam". 

Pisos lisos en IKIAM, foto remitida por un lector vía Facebook. 

Según se relata en el libro, lo único construido de Ikiam hasta la fecha son solamente algunos edificios administrativos. No se han construido los laboratorios necesarios para aislar los prinicipios activos, en donde deberían trabajar los químicos y físicos, algunos de ellos extranjeros, que forman el profesorado del centro. 

"Como observaba el rector de Ikiam, Ecuador aspira a ser el líder mundial del competitivo sector biotecnológico, pero no tenemos un nivel tecnológico para hacer papel higiénico", dicen los autores del libro. 

Ante la falta de tecnología y de un mercado local, los autores del libro creen que la "universidad emblemática" solo servirá para hacer "investigación barata" que será aprovechada por grandes laboratorios internacionales. 

Polémica con los pobladores

Los habitantes de la zona, tanto indígenas como campesinos mestizos, ven con recelo el proyecto universitario. Los autores del libro señalan que, ante la falta de laboratorios para hacer investigación científica con equipos adecuados, el personal de Ikiam se ha dedicado a entrevistar a los chamanes, curanderos y ancianos locales, para obtener referencias sobre algunas plantas de la zona y su uso medicinal, que les puedan dar indicios sobre qué principios podrían contener y qué tipo de enfermedades podrían combatir. Esto, señalan los investigadores, ha aumentado mucho más la tensión, pues para algunos dirigentes indígenas, los científicos de la Ikiam simplemente se están apropiando de los conocimientos ancestrales sin beneficio de inventario.

En el libro se relata como la Ikiam ha iniciado contactos con indígenas del sector, para reconocer honorarios a quienes actúen como intérpretes de las lenguas nativas o como informantes del uso terapeútico de ciertas plantas locales. Esto ha provocado ya las suspicacias de la dirigencia indígena, que cuestiona que, en algún momento, la universidad estatal pueda patentar algún principio y beneficiarse económicamente de esa patente.


Para dos investigadores, Ikiam no logrará su propósito de convertirse en un centro de biotecnología. 

Ikiam ha iniciado contactos con indígenas del sector, para reconocer honorarios a quienes actúen como intérpretes de las lenguas nativas o como informantes del uso terapeútico de ciertas plantas locales.

De hecho, en Ikiam no se oculta que, siguiendo el modelo de las universidades norteamericanas, se piensa obtener dinero de las patentes de eventuales descubrimientos, que a su vez sirva para financiar el centro. 

La universidad que urbaniza

Los autores del libro cuestionan también que varios campesinos de la zona fueron desplazados para construir las instalaciones, al mismo tiempo que en la zona se empezó un proceso de urbanización y deforestación de la zona selvática donde se levanta el campus de Ikiam. Esto, dicen, se evidencia en la construcción de casas y urbanizaciones de hormigón armado para alojar tanto a los estudiantes y profesores como a funcionarios de la universidad. Esto habría perjudicado la conservación del paraje escogido para Ikiam. 

Mientras tanto, los otros dos campus, el uno supuestamente ubicado en El Eno, un poblado petrolero de Sucumbíos, y otro en la zona minera de El Pangui, en Zamora Chinchipe, no han sido iniciados por falta de presupuesto. En el caso de El Pangui, los autores cuestionan el supuesto uso político del anuncio de colocar ahí un campus de Ikiam, para apaciguar las protestas contra la explotación minera en la zona. 

El futuro de Ikiam

Los autores son rotundos al afirmar que los supuestos materiales e ideológicos de la Ikiam son falsos. "Ecuador no puede competir en el sector industrial de biotecnología. Lejos de catalizar ese proceso, Ikiam solo ha logrado abrir nuevas fronteras de la extracción de recursos primarios, mediante la apropiación de rentas monopólicas basadas en la diversidad única y el conocimiento ancestral de la Amazonía. Aunque este proyecto ha fracasado en sus propósitos, está engranado a la lógica de expansión de la acumulación de capital, basada en la apertura de nuevas fronteras petroleras y mineras al capital transnacional. Este proceso mina cualquier posibilidad de los recursos infinitos de la educación y la biodiversidad en los que se basaba el biosocialismo".

Los autores concluyen también que "Ikiam ha constituido una fantasía de biotecnología moderna en la profundidad de la selva, que milagrosamente fue construida con la magia de los petrodólares (...) mientras el sueño se desintegra, Ikiam está revelada como un "laboratorio vivo" sin laboratorios". 

 

 

 

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