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24 de Julio del 2014
Historias
Lectura: 12 minutos
24 de Julio del 2014
Redacción Plan V
La expulsión de Oliver Utne

Fotos: Cortesía

Oliver Utne, estadounidense, considera que el incidente del cual fue víctima es sólo un escollo que no le impedirá regresar al Ecuador, a continuar su tarea de apoyo a los pueblos amazónicos.

 

El voluntario estadounidense que fue expulsado del país "por su seguridad" escribe una carta relatando sus acciones en Ecuador y las razones por la cuales quiere volver al país. "Estos sucesos no me han quitado las ganas de regresar a vivir en Ecuador, país que me ha dado tanto y me ha enseñado mucho, donde están mis amigos, donde está mi trabajo. País al que amo".

Este es el texto de la carta que el estadounidense Oliver Utne hizo llegar a la redacción de Plan V.

La Alegría de Vivir en Ecuador

Sólo imaginando otros mundos, se termina por cambiar este. 
Umberto Eco

 

La carta del voluntario estadounidense.

La primera vez que llegué a Ecuador fue en diciembre del 2007, durante mi último año de universidad. Justo en una de esas fases de transición en las que uno busca qué hacer con su vida. En ese viaje, tuve la oportunidad de visitar el territorio Achuar, y estar presente en una ceremonia para la transferencia de la posesión del Hotel Kapawi del Conodros, su antiguo dueño, a su dueño actual, el pueblo Achuar. Allí, en esa selva profunda, conocí a gente con una visión del mundo en la cual el ser humano y la naturaleza pueden existir y caminar juntos. Esa experiencia me marcó.

Ocho meses después, como voluntario de la Fundación Pachamama, acompañé a Luis Santi, mecánico, y Danilo Orbe, piloto de la empresa de aviación de los Achuar, Aerotsentsak a Canadá. Luis fue el primer Achuar profesionalizado en esa rama. Yo les apoyaba como traductor, mientras entrenaban en una avioneta nueva en la que regresamos volando a Ecuador. Esa fue toda una aventura… pero es una historia para otro momento. De regreso a Ecuador, fui a vivir en el Puyo para traducir las instrucciones del funcionamiento de la avioneta, di clases de inglés a los pilotos y otros empleados de Aerotsentsak, y me quedé colaborando en el Hotel Kapawi.

Todo este tiempo y las experiencias que compartí con la comunidad Achuar, me comprometieron con ese lugar y con la Amazonia. En septiembre del 2009, tuve la oportunidad de vivir en la comunidad de Yutsuntsa. A pesar de que existían diferencias culturales de por medio, allí logré cultivar lazos de amistad fuertes. Patricio y Juan, profesores de la escuela, fueron los primeros en acogerme e integrarme a la comunidad, y con el tiempo los jóvenes también me abrieron las puertas a su mundo, y nos divertimos mucho juntos.


Oliver Utne, de camiseta azul junto al mapa, trabajó junto al pueblo achuar en sus territorios.

En esta convivencia pude maravillarme con la cultura del pueblo Achuar y comprender un poco de su Penker Pujustin o Buen Vivir y también aprender sobre las dificultades y desafíos enormes que enfrentan como la falta de acceso a servicios básicos y la escasez de oportunidades para los jóvenes que no quieren dejar sus comunidades.

Luego de esta experiencia, fui a EE.UU. para ampliar mis estudios. A principios del 2011, regresé nuevamente a Ecuador para acompañar un largo proceso de debate y construcción participativo con la dirigencia de la nacionalidad Achuar. La idea de implementar un sistema de transporte solar fluvial empezó a desarrollarse desde hace algún tiempo, pero de la mano de mi amigo y compañero Pascual Callera, dirigente de desarrollo económico, empezamos a encontrar caminos viables para implementar este proyecto.

El transporte en la Amazonía es un tema muy complicado. La gasolina en esta zona es muy cara porque hay que transportarla en avioneta o en un viaje muy largo en barco. Además, el uso de combustibles fósiles genera severos impactos en el ambiente. Por otro lado, el transporte fluvial puede hacer innecesarias las carreteras, que son una puerta abierta para la pérdida de los territorios ancestrales y la deforestación, una de las mayores causas del cambio climático, después del uso de los hidrocarburos.


El voluntario, a la izquierda, de camiseta roja, participa en una reunión de la comunidad.

A través de la Fundación Pachamama se logró conseguir un fondo del Gobierno de Finlandia que permitió realizar, en colaboración con la Espol de Guayaquil y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, el estudio de navegabilidad de los ríos, el diseño técnico de los barcos. Simultáneamente elaboramos el plan de operación, mientras las comunidades organizaban un Comité de Gestión para la supervisión del proyecto.

Cuando estaba listo el inicio de la construcción del sistema de transporte solar fluvial, destinado a beneficiar a mil personas, que viven en nueve comunidades Achuar, en un territorio de sesentaisiete kilómetros, la Fundación Pachamama fue disuelta y se perdió el financiamiento. Esto ocurrió el mismo día en que se iban a realizar los depósitos para iniciar el proyecto, el 4 de diciembre del 2013.

Al ver que esto truncaría este plan, todos los que estuvimos cerca, nos empeñamos en encontrar otras formas de financiamiento. Esta idea innovadora, construida comunitariamente, no podía ni puede desaparecer. Lamentablemente para mí, mi entusiasmo se vio interrumpido pues fui obligado, por las autoridades migratorias, a salir del país el 18 de julio del 2014, luego de vivir una experiencia muy ingrata el día anterior.

Pero estos sucesos no me han quitado las ganas de regresar a vivir en Ecuador, país que me ha dado tanto y me ha enseñado mucho, donde están mis amigos, donde está mi trabajo; país al que amo. Quiero volver porque siento un compromiso profundo con las comunidades Achuar; con mi amigo Pascual y con todas los personas que han compartido el sueño de ver estos barcos funcionando. Tengo un compromiso con la selva y con esa energía que nos conecta, nos motiva, nos inspira a seguir soñando en otras posibilidades de vida. Quiero volver porque este país me ha enseñado a vivir en diversidad, a valorar y respetar la abundancia de la selva, porque estoy convencido de que podemos empezar a construir un mundo distinto y encaminarnos hacia un Penker Pujustin en armonía con la naturaleza. Quiero volver porque Ecuador desde hace mucho dejó de ser simplemente un país en el cual estoy de visita. Ecuador es también mi hogar, las personas que ahí habitan son mi familia y este proyecto solar, es mi energía y motor para seguir soñando…

Oliver Utne
24 de julio del 2014

La expulsión

Arriba, la carta con la cual una funcionaria lo "invita" a abandonar al país por su seguridad. Abajo, los boletines de prensa que contienen la versión oficial sobre el hecho.

El ciudadano norteamericano Oliver Utne fue detenido en un operativo del Ministerio del Interior la noche del jueves 17 de julio, luego del evento de rendición de cuentas de la Fundación Pachamama, clausurada por el gobierno con base en el Decreto 16.

El operativo se realizó a la salida del Jardín Botánico, de Quito, cerca de las 20:00. Algunos “agentes” del Ministerio del Interior, que incluso estuvieron dentro de la sala donde se realizó la ceremonia de rendición de cuentas, esperaron la salida de la mayor cantidad de personas para entonces proceder a detener a Oliver Utne.

A Oliver Utne lo llamaron por su nombre, por lo cual era evidente que el operativo estaba dirigido para capturarlo. Sin embargo, se encontraron con dos mujeres más –ambas también de nacionalidad norteamericana– que estaban sin sus respectivas identificaciones. Esta acción se realizó por parte de un grupo de personas de civil,  –que nunca terminaron por identificarse– que trataron de embarcarlo en una camioneta blanca sin placas.

No lograron su cometido por la intervención de algunas personas que salían del evento de Fundación Pachamama y –luego– por la creciente presencia de otras personas que fueron convocadas por las redes sociales. Igualmente, la llegada de varios periodistas de diversos medios de comunicación impidió que esas tres personas sean llevadas por estos “agentes”; uno de los cuales, cuando se le requirió su identidad, llegó a afirmar que se había perdido.

A pesar de que se trajo el pasaporte de Utne y de una de las ciudadanas norteamericanas, la policía de Migración, que ya se había hecho presente en el lugar, insistió en que se debían revisar los documentos en una de sus dependencias. Las tres personas detenidas, en compañía de algunos amigos y amigas, fueron llevadas a las oficinas migratorias, donde permanecieron hasta pasada la medianoche. Allí se estableció que la situación migratoria de los tres detenidos era regular. Razón por la cual fueron puestos inmediatamente en libertad.

Testigos señalan que el trato brindado por la policía uniformada, que llegó después de los mencionados “agentes”, fue muy diferente. Había respeto y deseo de encontrar una salida que no implique atropello alguno.

El Ministerio del Interior en boletín de prensa, fechado el viernes 18 de julio, comunicó al país de este operativo migratorio. Se dijo que fue realizado en tres partes de la ciudad. Pero sólo hubo detenidos a la salida del acto de la fundación Pachamama.

El viernes 18 de julio, Oliver Utne fue al Ministerio de Relaciones Exteriores a continuar con los trámites para obtener su nueva visa. En el momento de su detención, Oliver Utne tenía una visa de voluntario que caducaba en octubre del 2014. Esa visa había sido conseguida a través de la Fundación Pachamama.

Él permaneció en el Ministerio desde la mañana presentando diversos documentos, hasta que en la tarde recibió de la Dirección de Migración y Extranjería, una carta que cancelaba su visa y le requería abandonar el país. Textualmente, en la comunicación fechada el mismo día en que fue realizado el operativo, es decir el jueves 17, la doctora Paola Orellana Curillo, como se lee en el documento anexo, indicó que:

"Le recomendamos abandonar el país, para evitar que debido a su situación irregular sea víctima de posibles violaciones a sus derechos humanos".

Según Oliver Utne la carta le fue entregada “en la oficina de asuntos migratorios, 10 de Agosto y Carrión. Me la entregó el señor Otto Cuello (o Cuella). Me dijeron que él es el Director Nacional de Migración. La persona que me mandó a él se llama Rubén”.

Oliver Utne salió del país el viernes 18 a medianoche. Esa fue la recomendación que le hicieron sus abogados.

La carta de la Dirección de Migración y Extranjería está en papel sin membrete, no tiene sello, ni número de oficio. El  boletín difundido por el Ministerio de Relaciones Exteriores el lunes 21 de julio, no desmiente dicha carta, sino que se trata de interpretar lo anotado en la carta que entregaron a Oliver Utne.

Este medio supo que la Embajada de Estados Unidos presentó una nota diplomática a la Cancillería, por el tema. Y que el gobierno de ese país estaba analizando las medidas legales para responder a lo que considera un "abuso del poder", pero depende de la aceptación de los afectados.

GALERÍA
La expulsión de Oliver Utne
 


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