Personal militar custodia El Cielito para evitar actividades de minería ilegal. Fotos: Cortesía
Carreteras de oro
El Cielito es uno de los 22 caseríos de la parroquia Jijón y Caamaño, en el cantón Mira provincia del Carchi. Para llegar a este poblado carchense hay que dejar la provincia y circular por Imbabura.
Desde Tulcán son dos horas de recorrido hasta Lita, parroquia de Ibarra. Son poco más de 179 kilómetros. La comunidad está alejada, desde la Panamericana E10 hasta la comunidad son 20 minutos aproximadamente; el camino no está en buenas condiciones, pero eso no impidió que la minería se instale en la parte alta del caserío.
Todo empezó cuando los pobladores solicitaron la apertura de una vía de tercer orden para sacar sus productos al mercado. En el occidente, el clima es cálido húmedo, correntosos ríos recorren el Carchi. El turismo, aviturismo, la ganadería y agricultura son las principales actividades del sector y temen que la minería afecte los proyectos de la zona.
Los trabajos viales concluyeron en el 2016. El material pétreo que usó para la carretera se extrajo de El Cielito y los trabajadores se dieron cuenta que el material tenía oro.
Lo que se recuerda como un hecho jocoso, al decir que las carreteras del Carchi estaban hechas con oro, se filtró entre los mineros que llegaron del sur del país para “explorar” el caserío y poco a poco empezaron las labores de extracción ilegal.
En septiembre del 2017 los pobladores de El Cielito se tomaron la mina e impidieron que cientos de personas nacionales y extranjeras continúen con la invasión. Lo que ellos no sabían era que el área del pequeño poblado ya estaba concesionada desde mayo de ese año.
En octubre del 2017, en Tulcán se realizó una mesa técnica de minería con representantes de comunidades del Carchi e Imbabura. Con ellos se socializó el tema de la minería y los pobladores dijeron que no se trataba de socializar sino de preguntar a la gente si estaban de acuerdo con esta actividad. Los comuneros expresaron su temor a la destrucción de los ecosistemas.
Hay temor en los pobladores del occidente y omiten hablar de minería. Tienen temor a las represalias, porque esta actividad mueve mucho dinero y organizaciones delictivas nacionales y extranjeras hacen parte de la cadena de “producción”.
En noviembre del 2017, Guillermo Herrera, quien se desempeñaba como prefecto del Carchi, manifestó que con el descubrimiento de la mina en El Cielito empezaron algunos problemas como las amenazas a las personas para que dejen sus tierras. El prefecto dijo que se trataba de mafias que ponen en riesgo la tranquilidad de los pobladores.
La mayor actividad minera ilegal que se registra en el Carchi después de Tobar Donoso es en El Cielito.
Temor a la destrucción
Anderson Sevilla, presidente de la Junta Parroquial de Jijón y Caamaño asumió la presidencia en mayo del año anterior pero siempre vivió en la zona. Aunque no recuerda las fechas precisas cuando los mineros se instalaron en El Cielito, sabe los problemas que conlleva la minería ilegal y ese es el mayor problema que enfrenta la parroquia, porque desde Buenos Aires en Imbabura llegan los mineros hasta El Cielito, pese a que hay presencia militar en la zona. “Esta moneda tiene dos caras, con la llegada de los mineros se reactiva un poco la economía del sector, pero lo malo es que afecta al medio ambiente y causa inseguridad”, dijo Sevilla.
El caserío ya está concesionado a Sol Gold y filiales de la Carnegie Ridge Resources S.A. Según el presidente, los permisos de exploración de Carnegie Ridge Resources no estaban en regla cuando la concesión era directa y asumió el control la filial. Al retirarse manifestaron que la actividad minera no era rentable, los permisos de concesión que se entregaron en el 2017 son para minería metálica (oro) a gran escala y a cielo abierto.
Freno a la minería ilegal
El 21 de marzo de 2024, personal militar destruyó 15 bocaminas que no miden más de un metro cuadrado. Los mineros ilegales abrieron decenas de ellas en la montaña, el túnel más grande de 15 metros aproximadamente dentro de la montaña. Con madera de la zona se apuntaló los túneles, al final de la excavación los mineros hicieron un hoyo hacia el subsuelo. El lugar estaba adaptado para que los mineros extraigan el material. La mayoría de las bocaminas estaban dotadas con energía eléctrica. En el túnel más grande se encontró una manguera para extraer agua y un tubo para suministrar oxígeno. Esta sería la más grande de las 30 que se presume abrieron en el lugar. Ese día se realizaron cuatro detonaciones controladas para cerrar las bocaminas en El Cielito, los ruidos se ahogaron entre las montañas que temblaron durante la explosión y los pájaros alzaron el vuelo.
Bocaminas pequeñas y grandes cavaron mineros ilegales dentro de la montaña.
Uno de los militares de la patrulla que está acuartelada en la zona explicó que, pese a que los uniformados recorren la zona, los mineros ingresaban por la noche a extraer de la montaña el material pétreo y para evitar ser detectados cubrían el ingreso a las minas con plástico negro y trataban de evitar que la luz se filtrara. Usaban equipos eléctricos para perforar la tierra haciendo el menor ruido posible que se ahoga dentro de la mina o con el ruido de los miles de animales que viven en la zona, los cables de luz estaban como telarañas en el cerro, enterrados, distribuidos y conectados entre sí.
Otro de los temores de Sevilla es que los proyectos como el turismo ecológico y la producción de guanábana, que es una las mayores fuentes de ingresos de los mireños, se dañen por la minería “lo que no queremos es perder los recursos, el agua, los cultivos y el ganado”. La zona se ha vuelto insegura "e ingresa gente de fuera de la provincia y el país, y no se puede impedir el ingreso de los foráneos porque la amabilidad y cordialidad caracterizan a los mireños”. Afirmó que los problemas están vinculados a la minería porque tienen como vecinos a parroquias de Imbabura, donde se realiza minería ilegal que conlleva otro tipo de delitos: “la gente va buscando alternativas fáciles”, acotó.
Otro militar manifestó que los patrullajes en El Cielito se realizan en la noche para precautelar la seguridad de la zona porque hay personas que tratan de llegar a las minas, y al ser un terreno agreste su vida estaría en peligro más cuando no conocen el sitio porque la mayoría son foráneos que sacan el material en caballos y mulas hasta la carretera o lo esconden en cargamentos de naranjilla, el uniformado dijo que por los controles los pobladores de la zona se volvieron hostiles con los militares y tomaron represalias.
En la provincia del Carchi se identificó actividades de minería ilegal en los cantones de Tulcán (El Chical, Maldonado y Tobar Donoso), Bolívar (Monte Olivo), Espejo (El Morán) y Mira (El Cielito), en Tobar Donoso esta actividad están vinculada con los disidentes de grupos irregulares y organizaciones delictivas, la parroquia es la más lejana e incomunicada del Carchi, no hay carreteras de acceso y es el peso colombiano la moneda de intercambio comercial pese a ser un poblado ecuatoriano.
En el cierre de las bocaminas en El Cielito, el personal de la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales No Renovables (Arcernnr) confirmó que son mineros de Zaruma los que llegaron a Mira. Las técnicas extractivas que se verificaron en el poblado son sofisticadas e idénticas a las que se aplicaron en el sur del país, provocando daños ambientales y explotación antitécnica, fue personal de la empresa concesionaria Sol Gold la que alertó a la Arcernnr sobre la minería ilegal en El Cielito.
Para abrir las bocaminas los mineros usan explosivos o emulsiones químicas, lo que se conoce como método de explosión y voladura. Para los ilegales, obtener el oro y llegar a las vetas es su principal propósito y no miden los riesgos que esta actividad representa, agregó.
Esta empresa de origen canadiense tiene otras concesiones en el sur de la provincia como Blanca y Nieves que aún están en exploración, dijo el técnico.
Hasta el 2020 era la Agencia de Regulación y Control Minero (ARCOM) —creada en enero del 2009— la encargada del control y regulación de las actividades del sector minero en el Ecuador. Pero en mayo del 2020 fueron fusionadas la Agencia de Regulación y Control de Hidrocarburos, la Agencia de Regulación y Control Minero y la Agencia de Regulación y Control de Electricidad, en la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales no Renovables.
Con la presencia de los militares en el caserío, el material pétreo que se obtiene de las minas no se puede procesar. Los mineros ilegales improvisaron plantas clandestinas que han causado graves daños a los ecosistemas. Se trataría de mineros del sur del país, de Perú y Chile, los que llegaron al El Cielito porque ellos son pioneros en estas actividades extractivas. Además de oro, se identificó sulfuro de cobre en la mina.
Para abrir las bocaminas los mineros usan explosivos o emulsiones químicas, lo que se conoce como método de explosión y voladura, manifestó una de las técnicas. Los explosivos que se usan para estas actividades se obtienen de manera ilegal. Para los ilegales, obtener el oro y llegar a las vetas es su principal propósito y no miden los riesgos que esta actividad representa, agregó.
Daños a los ecosistemas
Elisa Levy, vocera del Observatorio Minero, Ambiental y Social del Norte del Ecuador (Omasne), explicó que una de las principales afectaciones, además de la deforestación, es la contaminación del agua, el uso de químicos como el mercurio y cianuro para separar los metales genera drenaje de ácido de mina. Cuando se remueve el subsuelo hay minerales que, al no estar en contacto con el oxígeno, no son nocivos. Pero una vez que se remueve el subsuelo y estos entran en contacto con el oxígeno se oxidan. El azufre al oxidarse se convierte en un elemento tóxico que contamina el agua y se cambia el potencial de Hidrógeno (pH) del agua, se vuelven ácidas y no son aptas para el consumo humano, y dependiendo de la acidez afecta también a plantas y animales.
Según información entregada por Agencia de Regulación y Control, en Carchi solo existe una concesión con permiso para minería artesanal y está a nombre de Alto Tambo, en la parroquia tulcaneña de Tobar Donoso, conocida también como la Bocana de Camunbí en donde se realizan actividades mineras ilegales a gran escala.
De las 20 concesiones mineras en el Carchi, 18 son metálicas (oro) todas en el occidente de la provincia en los cantones de Espejo, Mira y Tulcán. Siete empresas mineras tienen concesiones de exploración y exploración inicial a gran escala, las concesiones para minería metálica empezó en el 2007 en territorios de Tobar Donoso.
Para Nilo Ortiz poblador de El Chical, parroquia noroccidental de Tulcán, y vocero del colectivo Frente Antiminero Pacto por la vida, el agua y la naturaleza Carchi “todas las formas (minería) son ilegales, incluidas la que el Estado asigna, porque las empresas no cumplen con la socialización y la que invade los territorios con maquinaría, amedrenta y divide”.
Para Nilo Ortiz poblador de El Chical, parroquia noroccidental de Tulcán, y vocero del colectivo Frente Antiminero Pacto por la vida, el agua y la naturaleza Carchi “todas las formas (minería) son ilegales, incluidas la que el Estado asigna, porque las empresas no cumplen con la socialización y la que invade los territorios con maquinaría, amedrenta y divide”.
Ortiz dijo que en El Chical, desde que él recuerda, se realizan actividades mineras de forma artesanal. Nació en la parroquia en 1957, cuando aún no había caminos, y recuerda al sector como una zona tranquila y le molesta el membrete de “zona roja” que se le da al noroccidente. Antes, dijo, para llegar a Tulcán había que caminar al menos dos días, ahora en dos horas se hace este recorrido. La situación vial es deplorable, más con la circulación de volquetas cargadas de material pétreo que se extrae de la concesión de la empresa Carnegie Ridge Resources S.A. que desde el 2017 tiene concesiones de exploración inicial a gran escala en tres sectores de la parroquia.
Para tratar de prevenir actividades de minería ilegal, el ejército realiza patrullajes en toda la zona occidental. En El Chical existe un destacamento militar. Christian Unda —comandante del Batallón de Infantería Mayor Galo Molina— dijo que las actividades de minería ilegal en El Cielito se retomaron en noviembre del 2023 y para prevenir las actividades de extracción, desde febrero de 2024 se instaló un destacamento en el caserío. Agregó que existe un proyecto para ampliar el espacio y aumentar el personal para que supervisen las actividades con el apoyo tecnológico de drones y aviones no tripulados.
Los operativos militares relacionados con la minería ilegal son además para frenar el financiamiento de los grupos terroristas. Personal de inteligencia militar tiene información que señala que una de las fuentes de financiamiento de los ahora llamados terroristas es la minería ilegal, acotó el militar.
El temor de los pobladores de las zonas donde se realiza minería ilegal es la inseguridad, la violencia e invasiones. En octubre del 2019 un extranjero (venezolano) murió a causa de las heridas por perdigones. La víctima se dedicaba a la minería ilegal en El Cielito y estaba radicado en el sector con otros mineros ilegales. Una persona los atacó cuando llegaba al lugar donde residían.
[RELA CIONA DAS]
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