Pobreza, atención en salud y vacunas son algunas de las claves para la reducción de la mortalidad infantil. Foto referencial: Luis Argüello/PlanV
La alerta la dio hace un mes el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef): en Ecuador persiste el riesgo de muerte diaria de seis niños menores de 5 años, adicionales al promedio, si no se asegura el acceso a alimentos y servicios esenciales de salud.
“Unicef insta al Gobierno de Ecuador a priorizar, preservar y mantener la continuidad de servicios esenciales de salud materno-infantil, con el fin de asegurar controles pre y posnatales, atención humanizada del parto, la vacunación.", dijo el organismo internacional. Explicó que “Una encuesta (...) a 409 familias ecuatorianas entre el 7 y 17 de abril (es decir, en plena cuarentena), alerta que solo el 54 % de hogares tuvo suficientes alimentos. El 11 % no tuvo acceso y el 35 % lo tuvo parcialmente”, lo que evidencia el impacto de la pandemia en el cuidado de los niños. El impacto en la mortalidad infantil podría ser significativo.
El Unicef dijo el 23 de mayo sobre la situación ecuatoriana que“se estima que 2282 niños menores de 5 años podrían morir adicionalmente al año si las intervenciones materno-infantil se reducen, en el peor escenario, en alrededor del 45 % y la emaciación (bajo peso) aumenta en el 50 %. A su vez, la mortalidad materna podría incrementarse en 241 muertes anuales adicionales”.
El organismo internacional realizó su estimación en un análisis de investigadores de la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de Salud Pública, publicado en The Lancet Global Health. Agregó que en nuestro país 4059 niños menores de 5 años murieron en 2018 y 221 mujeres perdieron la vida por causas relacionadas con el embarazo. Y advirtió que el impacto del COVID-19 en el país podría duplicar las muertes maternas e incrementar en el 50% la mortalidad infantil. En 2018, según datos del INEC, murieron en Ecuador 3350 menores de un año.
Según Unicef, a nivel mundial se estima que al menos 6000 niños adicionales podrían morir al día por causas prevenibles a lo largo de los próximos seis meses, si la presión ejercida por la pandemia del coronavirus continuaba debilitando sistemas de salud e interrumpiendo los servicios rutinarios. Ecuador no estaría libre de un fenómeno similar.
Foto: Luis Argüello.PlanV
Ecuador en un punto medio... como de costumbre
La meta consta entre los objetivos de desarrollo sustentable a los que se ha comprometido Ecuador y se enuncia así: "Meta 3.2. De aquí a 2030, poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5 años, logrando que todos los países intenten reducir la mortalidad neonatal al menos a 12 por cada 1.000 nacidos vivos y la mortalidad de los niños menores de 5 años al menos a 25 por cada 1000 nacidos vivos".
Actualmente, se estima que el indicador de mortalidad infantil en el Ecuador, según cifras de la Organización Panamericana de la Salud cortadas al 2019, es de 9,7 x 1000 nacidos vivos. Si se compara con Haití, país en donde alcanza a 59 por cada mil nacidos vivos, la situación ecuatoriana no parece tan mala. Aunque aún estamos bastante lejos de países como Estados Unidos, Canadá, Chile o Cuba, en donde no supera 4 de cada mil nacidos vivos.
"Muchas muertes infantiles ocurren en casa, en la intimidad familiar y comunitaria, sin conocimiento de las autoridades locales y nacionales. No forman parte de los registros. Este hecho que en ocasiones se relaciona con prácticas religiosas, incide en el subregistro de muertes infantiles. La distribución de la mortalidad infantil y sus componentes neonatal (0 a 28 días) y post neonatal (29 días a 11 meses), en el mundo, en las Américas y en el Ecuador, es un indicador de la desigualdad social e inequidades de todo tipo. La muerte infantil y de la niñez es más alta en poblaciones más empobrecidas", explica al respecto Hugo Noboa, quien ha realizado un reciente estudio para la Fundación Donum, bajo la dirección editorial de Juan Cuvi.
El fenómeno de la muerte de los niños
"La muerte de niños y niñas constituye una tragedia familiar y social, en todas las culturas y grupos sociales. Está rodeada por una serie de leyendas y mitos que forman parte del imaginario popular. Uno de los hechos comunes en ese contexto cultural de las muertes infantiles, es la resignación, que se acompaña de la figura mítica del niño / niña ángel. Es una forma de disfrazar el gran dolor de la muerte infantil, de sanar la tragedia de la familia y la comunidad", explica Noboa, quien afirma de manera rotunda que el Ecuador no ha podido cumplir con las metas de reducción de mortalidad infantil a pesar de los anuncios oficiales.
¿De que mueren los niños en Ecuador? Noboa apunta que "En Ecuador un 14% de las muertes de menores de 5 años son debidas a este grupo de enfermedades fácilmente prevenibles y manejables, como enfermedades diarréicas y respitatorias agudas", un indicador muy alto si se compara con otros países del hemisferio. El fenómeno es complejo y tiene varias aristas: "la desnutrición infantil, las enfermedades inmunoprevenibles y otras enfermedades infecciosas. El mantenimiento de altos índices de pobreza y la desigualdad social, inciden sin duda", asegura. De ahí que en el objetivo de lograr bajar la cantidad de niños menores de cinco años que mueren en el Ecuador confluyen varios factores, como el funcionamiento adecuado del sistema de salud, la vacunación, la atención médica y, sobre todo, la pobreza.
Muchos niños siguen muriendo en Ecuador por enfermedades diarréicas y respiratorias.
Foto: hopeforchristmas.com
¿Cumplió o no el Ecuador con las metas?
"El Ecuador estuvo a punto de cumplir con la meta Nº 4 (Reducir en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años) de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas. De hecho, según los datos oficiales publicados por el INEC, la mortalidad de menores de 5 años se redujo significativamente en ese período, no se llegó sin embargo a la reducción que proponía la meta", aclara Noboa. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio concluyeron en 2015 y han sido reformulados con miras al 2030.
Al respecto, explica que "de hecho, según los datos oficiales publicados por el INEC, la mortalidad de menores de 5 años pasó de 31,1 x 1000 nacidos vivos en 1990 a 11,4 x 1000 nacidos vivos en el año 2015, una reducción del 63,3%, que no llegó sin embargo al 66,6% de reducción que define la meta", por lo que afirma que esa meta no se cumplió, hasta 2015, en el país.
Foto: Luis Argüello/PlanV
A pesar de la retórica del oficialismo correísta y de su continuación en el gobierno de Lenin Moreno, el investigador sostiene que "al final del primer gobierno de Alianza País, del presidente Rafael Correa, se inicia un estancamiento en el descenso de la mortalidad infantil (notorio desde el año 2012). A partir del año 2015, incluso hay un crecimiento de la misma, de sus componentes: neonatal y post neonatal, y de la mortalidad de menores de 5 años. Parece inentendible como, a pesar de la elevada inversión pública en salud durante el gobierno de Correa, ocurra este retroceso al final de su período. Regresión que se mantienen hasta la actualidad", asegura.
La imposible meta del gobierno de Lenin Moreno
Para Noboa, los planes del actual gobierno, en los 11 meses que le quedan, no van a poder ser cumplidos, en gran medida, porque ha encontrado una evidente discrepancia entre las cifras oficiales.
Y es que, según explica, el “Plan Nacional de Desarrollo 2017-2021 Toda una Vida” (aprobado en septiembre de 2017) propone dentro de sus metas para el año 2021: “Reducir la tasa de mortalidad infantil de 8,95 a 6,8 por cada 1 000 nacidos vivos a 2021”. Pero "esta meta del Plan Toda una Vida, parte de una cifra base equivocada, porque para el año inicial del Plan (2017) la mortalidad infantil en el Ecuador fue de 9,9 x 1000 nacidos vivos, según lo publica oficialmente el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos dependencia de la misma Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo. Aún con probables ajustes posteriores al denominador, el dato de base no se aproximaría a 8,95 que plantea esta meta del Plan". "La meta parte de una cifra base equivocada, por lo que la posibilidad de cumplimiento de esta meta va a tener muchas dificultades, más aún en las actuales circunstancias económicas, políticas y de deterioro de la salud pública", advierte.
Las metas del actual gobierno para el 2021 no podrán cumplirse, advierte Hugo Noboa: "La meta parte de una cifra base equivocada, por lo que la posibilidad de cumplimiento de esta meta va a tener muchas dificultades, más aún en las actuales circunstancias económicas, políticas y de deterioro de la salud pública", advierte.
Noboa cree que "llegar a 6,8 x 1000 nacidos vivos que se propone para el año 2021, es un desafío demasiado grande. Con que no aumente, sería bastante en la actual situación económica y política, y de deterioro de la salud pública en el país".
Una serie de causas estructurales complican cumplir con las metas
¿Pero cuáles serían las causas de ese fenómeno? El investigador menciona algunas como, por ejemplo, un cambio en el sistema de registros, o también "una inversión en salud poco efectiva, que priorizó hospitales y servicios más complejos, pero no la atención básica con enfoques de Atención Primaria de Salud y Promoción de la Salud, manteniendo o hasta profundizando las inequidades". Noba sostiene que hay que analizar el impacto de "despidos masivos en salud, a todo nivel, y su reemplazo por personal novato, con poca experiencia y en un marco clientelar, así como la desmotivación del personal de salud acosado durante el gobierno de la “revolución ciudadana” (incluyendo juicios a médicos, enfermeras y otro personal de salud, chivos expiatorios), pudieron influir también en el comportamiento negativo de algunos indicadores como mortalidad infantil, como efecto indirecto".
El investigador dice que el gobierno de Correa cometió algunos errores de política pública que serían la explicación de que no se haya logrado mantener los avances en temas como la reducción de la mortalidad infantil: "la pérdida o afectación de continuidad de programas o procesos exitosos, como el PAI, AIEPI, Sistema Informático Perinatal, o la dificultad para implantar universalmente estrategias como Cuidado Obstétrico y Neonatal Esencial (CONE), o el Plan de reducción acelerada de mortalidad materna y neonatal", entre otros, así como "la eliminación de la participación social autónoma, de los comités de usuarios (CUS) de la Ley de Maternidad Gratuita y Atención a la Infancia, de los Consejos Cantonales de Salud, de la participación activa en decisiones clave de los afiliados al Seguro Social Campesino, y su reemplazo por mecanismos clientelares, o cooptación por parte del poder político de espacios como el Consejo Sectorial de Salud". "Las coberturas de vacunación han bajado de manera importante en los últimos años y se mantienen inequidades. Ninguna vacuna para el año 2018 alcanzó coberturas útiles a nivel nacional", asegura, lo que significa que hay más niños que se enferman y mueren en el Ecuador.
El alcance de la vacunación en Ecuador se ha reducido en lugar de aumentar. Foto: OPS
"Pero lo más probable, es que no se trate sólo de una de estas explicaciones e hipótesis, sino de una combinación de todas o algunas de ellas", admite Noboa.
Para el experto, el actual gobierno de Lenin Moreno, que concluye el 24 de mayo de 2021, "no ha dado muestras de querer identificar los problemas del Sistema de Salud y de solucionar los más acuciantes. Al contrario, la participación social autónoma sigue vedada, continúan los despidos masivos en salud, no existe un Plan Nacional de Salud coherente y concertado con diferentes actores".
Finalmente, Hugo Noboa advierte que "cuando la mortalidad infantil ha disminuido significativamente hasta alcanzar cifras por debajo de 10 x 1000 nacidos vivos, como es el caso del Ecuador en este momento, bajar aún más esa mortalidad es un desafío grande. Generalmente a esa altura predominan, en general, las muertes neonatales que son más complejas de resolver si no se cuenta con servicios de salud de calidad y de acceso universal, en un marco de una sociedad más equitativa".
La versión oficial: la acción de las "misiones" del morenismo
Pero ¿cuál es la situación de estos indicadores según el Gobierno? En julio del año pasado, la Secretaría Técnica Planifica Ecuador (nombre morenista de la antigua Senplades) publicó un documento de 245 página titulado "Informe de avance del cumplimiento de la agenda 2030" que recoge los esfuerzos del sector público ecuatoriano en este ámbito.
En la portada aparecen los 17 objetivos de desarrollo sostenible a los que el Ecuador, como el resto de países del mundo, se ha comprometido hasta el 2030, es decir, en los próximos diez años.
El tema de la mortalidad infantil está englobado en el objetivo 3, que se refiere a la salud y bienestar. Según el actual gobierno, "entre los objetivos de Gobierno se ha planteado de manera prioritaria el garantizar una vida saludable desde los primeros meses de vida, con énfasis en la atención de la primera infancia. Para ello, el indicador tasa de mortalidad infantil (por cada 1.000 nacidos vivos), entre 2016 y 2017 se ha mantenido en alrededor de 9 muertes infantiles por cada 1.000 nacidos vivos, lo que demuestra la necesidad de continuar con los esfuerzos de reducción de las afecciones originadas en el período prenatal".
El gobierno agregó que "se ha logrado reducir las tasas de mortalidad en niños menores de 5 años (por cada 1.000 nacidos vivos) a lo largo del tiempo, debido a la mejora de los servicios de salud y el acceso a los mismos. Es así como en 1990, 31,1 niños menores de 5 años por cada 1.000 nacidos vivos murieron, mientras que para 2014 esta cifra disminuyó a 11,0 muertes, es decir 20,1 puntos. A partir de este año se ha mantenido en este nivel y al 2017 se registraron 11,9 muertes de niños menores de 5 años. Lo mismo ocurre con los niños nacidos vivos pero que fallecen antes de los 28 días (mortalidad neonatal), en 1990 existieron 8,9 muertes neonatales que disminuyeron a 4,6 en el 2014, sin embargo, hay un ligero aumento al 2017 de 5,6 muertes de niños por cada 1.000 nacidos vivos", admite el gobierno.
Planes sociales del actual gobierno, como la Misión Ternura, están enfocados en mejorar las condiciones de la ñinez. La primera dama Rocío de Moreno visita un centro infantil. Foto: Presidencia de la República
En declaraciones a la prensa, resaltó el plan “Toda una vida” que incluye la Misión Ternura cuyo objetivo apunta al cuidado integral en salud, nutrición y estimulación de los infantes, hasta casi los tres años de edad.
El régimen sostiene que ha atendido en su "Misión Ternura" a 288.129 niños menores de cinco años y asegura que su plan de vacunación ha aplicado vacunas a por lo menos 1.661.360 niños y niñas en toda la República.
Sobre qué está haciendo para que esos indicadores bajen, el documento oficial de esta administración destaca que "la Estrategia de reducción de la muerte materna y neonatal contempla entre sus propósitos el asegurar la atención obstétrica y neonatal, esencial a madres y recién nacidos, brindando información oportuna y veraz acerca de los eventos de morbilidad grave que pueden ser prevenidos o tratados, transporte especializado para el traslado de neonatos a servicios de cuidados intensivos, acceso oportuno a servicios de sangre y hemoderivados, entre otros. Asimismo, la intervención Misión Ternura, en su componente de atención integral en salud, combate la enfermedad antes de que esta se presente, por medio de la captación y atención integral a mujeres gestantes, niñas y niños menores de cinco años". El régimen sostiene que ha atendido en su "Misión Ternura" a 288.129 niños menores de cinco años y asegura que su plan de vacunación ha aplicado vacunas a por lo menos 1.661.360 niños y niñas en toda la República.
Pero el gobierno es cauto a la hora de dejar constancia de sus desafíos y no abunda mucho más en si cumplirá las metas previstas en el Plan Toda una Vida que, por cierto, el documento de Planifica Ecuador ni menciona.
En el objetivo 3 y en lo relacionado con la mortalidad infantil admite que "persisten desafíos en lo relacionado a la reducción de la mortalidad materna e infantil. En este sentido, son esenciales las acciones de fortalecimiento de la red pública integral de salud, tales como la implementación del Modelo de Atención Integral de Salud (MAIS), a nivel nacional. Además, priorizar la inversión en servicios de salud sexual, reproductiva y de planificación familiar, que permitirá el ejercicio de la libertad individual, basada en la toma de decisiones responsables, libres de violencia o discriminación, y el respeto al cuerpo, la salud sexual y reproductiva individual". Más allá de lo que parece una declaración política, el Gobierno no se compromete a lograr sus propias metas en la materia, en donde se había fijado la intención de reducir la mortalidad infantil por lo menos a 6,8 muertos por cada mil nacidos vivos. Curiosamente, en los anexos del documento, se evidencia, tomando en cuenta las cifras del INEC, que la tasa nacional de mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos no se "mantiene" como dicen las entusiastas parrafadas del régimen, sino que durante los últimos cinco años solo han aumentado. Así, el informe señala que la tasa en 2014 fue de 8.47, en 2015 de 8.95, en 2016 de 9,18 y en 2017 de 9.73. Los datos de 2018 no constan en la tabla.
El enfoque optimista: Ecuador sí cumple, actualmente, con las metas propuestas
Pero según un informe publicado por el Observatorio Social del Ecuador en 2018 y titulado "Situación de la niñez y adolescencia en el Ecuador, una mirada a través de los ODS" Ecuador ha cumplido ya con el estándar internacional, aunque no se menciona la imposibilidad de lograr las metas anunciadas por el actual Gobierno. Las metas de los ODS, que sirven de base a ese análisis, son distintas a los objetivos del milenio, que, en cambio, son reseñadas por Hugo Noboa.
Según el documento, "precisamente, el tercer indicador sobre el que alerta el ODS 3 para cumplir con la meta 3.2 es el referido al descenso de la mortalidad de la niñez (menores de 5 años). Su evolución entre el 2008 y el 2016, da cuenta de que esta bajó de 13 a 11 por 1.000 nacidos vivos (INEC, 2008 y 2016). La meta 3.2 espera que la mortalidad de los niños menores de 5 años descienda al menos a 25 por cada 1.000 nacidos vivos hasta el 2030. Por lo tanto, es una meta que ya está cumplida en el caso de Ecuador", dicen los expertos, siempre tomando en cuenta los objetivos al 2030 aunque, con indicadores anteriores al 2015.
En este informe, que ha sido elaborado por organizaciones como CARE, ChildFund International, Plan Internacional, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF y World Vision sostiene además que "Las diferencias por provincias en el comportamiento de la mortalidad de la niñez, ratifican el cumplimiento de la meta en lo que a la reducción de la mortalidad de la niñez se refiere. En ninguna provincia las muertes de niños y niñas antes de cumplir 5 años rebasan 16 por 1.000 nacidos vivos. Corresponde destacar cuáles son las provincias que están por encima del promedio nacional y que por ende registran desigualdades en el cumplimiento de los derechos a la vida de la infancia en el país". Así se consigna que "las provincias con las más altas tasas de mortalidad de la niñez son Napo (16), Chimborazo (16), Bolívar (15), Carchi (14) y Pichincha (14)".
Foto: Luis Argüello/PlanV
"La proyección de la tasa de mortalidad de la niñez en Ecuador hasta el 2030 ratifica el cumplimiento de la meta y señala que incluso se podría lograr una reducción aún mayor que la registrada en el 2016", explican desde el Observatorio Social del Ecuador.
Según estas organizaciones, en cambio, la perspectiva es optimista: "La proyección de la tasa de mortalidad de la niñez en Ecuador hasta el 2030 ratifica el cumplimiento de la meta y señala que incluso se podría lograr una reducción aún mayor que la registrada en el 2016. Esta tasa llegaría a 10,1 por 1.000 nacidos vivos. Cabe destacar que la meta que se ha propuesto en los ODS es que en 12 años más se reduzca a 25 por mil nacidos vivos".
"Pese a haberse cumplido con esa meta del ODS 3, es necesario llamar la atención sobre el hecho de que en nueve años el descenso de la mortalidad neonatal no ha variado de manera significativa. En el 2008 era de 6 por 1.000 nacidos vivos y si bien logra descender a 5 en el 2012, permanece en este porcentaje hasta el 2016. Ya en el 2010, el Observatorio de los Derechos de la Niñez advirtió que había un estancamiento en su descenso y señaló varias debilidades luego de realizar dos veedurías ciudadanas (2007 y 2008) en unidades de neonatología donde se elevó el número de recién nacidos fallecidos (ODNA, 2010). Destacó, entre ellas, la ausencia de mecanismos para detectar y hacer seguimiento a mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad (calidad del control prenatal), la falta de acceso universal a unidades de neonatología y a servicios de salud de alta calidad durante el embarazo y parto, la ausencia de sistemas de control de bioseguridad eficientes y eficaces, y falencias en la gestión del recurso humano y en su capacitación para la atención específica en servicios de atención prenatal y neonatal", explica el documento.
Foto: Luis Argüello/PlanV
Pero estos otros investigadores, en cambio, hay experiencias positivas en la década correísta que han mejorado los indicadores: "Al ser el resultado de factores económicos, sociales, culturales y de salud determinantes la mortalidad infantil fue sensible a los cambios positivos que se realizaron en el país. Ecuador tuvo, con la estrategia del Modelo de Salud Familiar Comunitario e Intercultural (MAIS), una oportunidad para dar respuesta a los desafíos de la prevención y promoción de la salud. Por otro lado, el incremento de la cobertura del parto institucional al 97% logró proteger de riesgos de muerte a los niños y niñas recién nacidos. A ello se añade que la pobreza descendió en la década pasada y que los niveles educativos de las mujeres se incrementaron de 8,9 grados en el 2007 a 10,1 grados en el 2017 (SICES, 2017). Finalmente, el acceso a agua potable y saneamiento ambiental también se expandió. También es un logro la cobertura de los esquemas de inmunización, determinante para la prevención de las enfermedades de la primera infancia, aunque el esquema completo llega solo a la mitad de la población infantil. Por lo tanto, la tasa de mortalidad infantil aparece casi como detenida en el tiempo, es el reflejo de la multicausalidad antes señalada".
"La pobreza descendió en la década pasada y los niveles educativos de las mujeres se incrementaron de 8,9 grados en el 2007 a 10,1 grados en el 2017. Finalmente, el acceso a agua potable y saneamiento ambiental también se expandió", lo que el Observatorio destaca como un indicador positivo.
El estudio de estas organizaciones no gubernamentales asegura que el país, de cara al 2030, debería desplegar "esfuerzos importantes" para lograr la cobertura universal de vacunas en el Ecuador.
¿Cuál será el impacto de la pandemia?
Mireya Villacís es coordinadora de la iniciativa ODS Territorio Ecuador. En diálogo con PLANV, esta experta sostiene que su organización ha llevado el debate sobre los ODS y la agenda 2030 hacia el interior del país. Villacís destaca que la agenda 2030 es un compromiso de los estados, pero su implementación depende de la colaboración de toda la sociedad. De ahí que han llevado el debate de estos temas hacia las provincias y las comunidades, para conocer cuáles son las prioridades de las personas. "El Estado y la academia están trabajando en la medición de los ODS. El trabajo debe ser multisectorial y diverso", explica.
Villacís explica que en cinco provincias del interior del país se han conformado grupos multisectoriales para escoger por lo menos cuatro de los 17 objetivos. "Los objetivos son todos diferentes en cada provincia". En Galápagos, por ejemplo, la gente se enfocó más en objetivos sociales como educación, agua o reducción de las desigualdades, en lugar de temas ecológicos. La reflexión en las islas, explica Villacís, fue que los temas sociales han sido dejados de lado en el archipiélago.
"La pandemia producirá cambios radicales en cumplimiento de la agenda", explica Mireya Villacís y recuerda que se decretó en 2017 que esta agenda es un objetivo de Estado.
Así fue como, por ejemplo, Galápagos definió sus objetivos para el 2030. "La pandemia producirá cambios radicales en cumplimiento de la agenda", explica y recuerda que se decretó en 2017 que esta agenda es un objetivo de Estado. El INEC también tiene sus propios mecanismos para analizar los indicadores y hay un grupo parlamentario que se refiere a la temática. Aunque las Naciones Unidas habían llamado a acelerar los objetivos en estos diez años, el impacto de la pandemia será inevitable.
Por su parte, Carolina Peña, especialista de indicadores del Grupo Faro, sostiene que entre 1990 y 2015 los datos del Ecuador evidenciaron que no se pudo lograr la reducción de temas como la mortalidad materna en Ecuador. "Desde el 2015 vemos que el proceso ha sido más lento. Los datos más actualizados del INEC corresponden al 2018 pero aún quedan algunos desafíos". Peña cree que en el caso de que Ecuador ha cumplido con algunas metas globales, el país podría enfocarse en metas propias.
La especialista sostiene que el año de referencia en el tema de la agenda 2030 es el 2015. Según sus cifras, la tasa de mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos ha aumentado desde ese año en el país. "Puede haber muchas razones, asegura, como mala alimentación, malos cuidados, entre otros. Que el Ecuador pueda haber logrado cumplir la meta no significa que no tengamos muchas otras cosas que hacer", al respecto de la mejora de estos indicadores, precisa. Sobre el impacto de la pandemia en este indicador, Peña cree que hay muchos factores para analizar como pobreza, violencia y otras condiciones de vulnerabilidad. "Deberemos esperar para tener información precisa, pero sin duda la crisis sanitaria va a tener impacto en la mortalidad materna y neonatal", asegura. Una población empobrecida y sin empleo, afectada por temas sociales, sin duda tendrá impacto en los indicadores en un periodo de unos dos años, cree la especialista de indicadores del Grupo Faro.
"Deberemos esperar para tener información precisa, pero sin duda la crisis sanitaria va a tener impacto en la mortalidad materna y neonatal", asegura Carolina Peña, de Grupo Faro.
Para Julio López, quien también participa en la iniciativa conjunta de Fundación Futuro Latinoamericano y Grupo Faro, el trabajo en provincias como Galápagos, Manabí, Napo, Azuay y Santo Domingo ha evidenciado ha permitido reuniones bimensuales entre la sociedad civil y los gobiernos locales de cada provincia. "Llevar a lo local la agenda es vital para los próximos diez años. A veces es bastante complejo llegar a las cifras actualizadas, apenas el 40% de la agenda se puede cuantificar en el Ecuador", asegura.
Sobre el problema de las cifras, Hugo Noboa apunta que "los cambios en la metodología de registros de datos (nacidos vivos por ejemplo), afecta la comparabilidad entre períodos antes y después de la modificación de los mismos. ¿Hay alguna intención de ocultar información, para libre acceso del público?", se pregunta.
De su lado, Julio López cree que el indicador que engloba la mortalidad infantil es particularmente importante en provincias como Napo o Galápagos, en donde no hay sistemas de salud lo suficientemente robustos. "Hay una gran preocupación por los temas sociales, por lo que los gobiernos locales deben responder también por temas de salud", explica.
Villacís, de su lado, asegura que tras priorizar cuatro objetivos en cada provincia con los grupos que han trabajado, han logrado establecer que los temas están interconectados. Temas como el agua potable, la contaminación ambiental, el saneamiento, van a influenciar necesariamente en el objetivo de lograr reducir la mortalidad infantil y materna. "Hemos trabajado como transversales temas como género y cambio climático", explica la experta, quien cree que debe irse combinando los temas y de hacer evaluaciones por sectores.
Sobre el impacto de la pandemia, Villacís cree que la pandemia se puede haber originado en un deterioro de las condiciones ambientales: "deberíamos tener un mejor manejo de nuestros ecosistemas para luego evitar crisis sanitarias. Debemos enfocarnos más en la parte preventiva que en la curativa", señala la experta y se pregunta "¿cómo nos cuidamos sino tenemos agua para lavarnos las manos tantas veces como debemos?".
Hugo Noboa enfatiza sobre el impacto de la peste del coronavirus: "La pandemia de covid-19 ha ayudado a desnudar algunas falencias, descubre vetas por donde actuar; como por ejemplo, el fortalecimiento de lo público en salud (en el marco de un Sistema Nacional de Salud). Se argumenta que esta es la única manera de alcanzar logros importantes en la salud de la población y de abatir de una vez por todas, problemas lacerantes como la mortalidad infantil. La situación actual se agravaría aún más, con la crisis económica derivada de la pandemia de SARS-COV2, que encuentra al país en un franco deterioro de la salud pública, incluyendo componentes clave, como la vigilancia epidemiológica", finaliza Noboa.
[RELA CIONA DAS]
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