

Los trabajadores de las plantaciones en Sierra y Costa son las principales víctimas del abuso de agrotóxicos. Foto: Alexander Naranjo
El Acuerdo Multipartes con la Unión Europea, a donde son exportados varios productos agrícolas ecuatorianos, tiene un vacío: aún faltan más controles sobre el uso de agrotóxicos en el campo ecuatoriano, en donde todavía se usan productos que en Europa están prohibidos.
Este es el caso de por lo menos 39 principios activos prohibidos en la UE que son usados en Ecuador. Hay un "doble rasero" por parte de Europa que involucra a no menos de 19 principios activos altamente tóxicos, muchos de los cuales son producidos y exportados por industrias europeas.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio "Acuerdos Comerciales Tóxicos" que analiza la situación de los plaguicidas altamente peligrosos en el marco del Acuerdo Comercial Multipartes conn la Unión Europea, escrito por Alexander Naranjo Márquez y publicado por la Plataforma por el Derecho a la Salud, bajo la edición de Juan Cuvi.
Portada del estudio publicado por la Plataforma por la Salud. VER PDF
El autor destaca que la posibilidad de un acuerdo multipartes estuvo en el tapete desde 2007, pero se retomó la idea durante el correísmo, en 2013 hasta su suscripción en 2017. En un país en donde el modelo agroexportador ha sido una forma tradicional de producción, la firma del Acuerdo, señala Naranjo, significó un claro conflicto con los preceptos de la Constitución de Montecristi, pues no se toman en cuenta los derechos de la naturaleza y los conceptos de soberanía alimentaria que constan en el documento.
El autor es crítico con el Acuerdo, pues sostiene que uno de sus supuestos es que la pequeña propiedad campesina no es rentable y en su lugar beneficia a los grandes grupos empresariales, en especial, a los exportadores de banano, camarón, enlatados de pescado, cacao, flores y la creciente producción de brócoli.
Además, produce fenómenos como el acaparamiento de tierra y agua, la ampliación de la frontera agroindustrial, la contaminación por el uso de plaguicidas altamente peligrosos, en donde no se ha cumplido el propio Título IX del Acuerdo, que hace referencia al desarrollo sostenible.
En un país en donde el modelo agroexportador ha sido una forma tradicional de producción, la firma del Acuerdo, señala Naranjo, significó un claro conflicto con los preceptos de la Constitución de Montecristi, pues no se toman en cuenta los derechos de la naturaleza y los conceptos de soberanía alimentaria que constan en el documento.
El estudio se enfocó sobre todo en el cultivo de banano, cacao, rosas y brócoli, y pudo identificar el "uso desmedido" de plaguicidas altamente peligrosos en todo el ciclo de producción. Este tipo de plaguicidas, explica, son aquellos que pueden causar "daño grave o irreversible" a la salud humana.
El impacto de plagas y malezas
En el cultivo de flores y banano, destaca el autor, por lo menos 30 productos considerados como altamente tóxicos son utilizados en el Ecuador, a pesar de que algunos están prohibidos en Europa. Este tipo de productos son usados, sobre todo, para combatir las plagas y malezas que pueden afectar a los productos de exportación.
En 2019 se estima que los cultivos de banano, flores y cacao fueron afectados hasta en un 30% por plagas, y un 38% de los de brócoli.
La investigación destaca cómo y porqué se utilizan estos productos. En el caso del banano, la variedad dominante en nuestro país, la Cavendish, es muy susceptible a la Sigatoka negra, un tipo de hongo que destruye los cultivos. Por ello se usan fumigaciones aéreas con avionetas.
En el caso del cacao, las plantas son afectadas por enfermedades como La Escoba de Bruja, presente en Ecuador desde principios del siglo XX y que no ha sido superada aún.
Las rosas, por su parte, son atacadas por hongos y también por insectos como el pulgón y la araña roja.
Los insectos también atacan al brócoli, como es la llamada polilla de las crufíceras y la mariposa de la col, así como una enfermedad producida por una bacteria.
El estudio se enfocó sobre todo en el cultivo de banano, cacao, rosas y brócoli, y pudo identificar el "uso desmedido" de plaguicidas altamente peligrosos en todo el ciclo de producción. Este tipo de plaguicidas, explica, son aquellos que pueden causar "daño grave o irreversible" a la salud humana.
Para Naranjo, aunque el problema de plagas y malezas en Ecuador es significativo, usar los plaguicidas tóxicos es una solución que no es sostenible en el tiempo. Esto, a pesar de que en el país, en 2018, se usaron por lo menos 60.773 toneladas de plaguicidas en los cultivos, sobre todo, de exportación. Desde 2013, ha habido un incremento del 900% en su uso en Ecuador.
La paradoja que señala el autor tiene relación con que el aumento de uso de plaguicidas tiene relación con el aumento de la producción destinada a Europa. En los cultivos en donde más se usan estos productos es en el banano y las flores.
Naranjo precisa que entre los efectos nocivos que tienen estos productos están efectos cancerígenos en personas, daños en el sistema endócrino, la posibilidad de crear mutaciones, la toxicidad aguda y la peligrosidad ambiental, que se evidencia en la mayoría de insecticidas, fungicidas y hervicidas que se aplican en los grandes cultivos de exportación en el Ecuador.
Un problema significativo son las intoxicaciones agudas, que sufren campesinos y operarios de los productos de fumigación, sobre todo en las provincias de la Costa. Entre 200 y 600 campesinos son atendidos cada año por los efectos tóxicos de los plaguicidas.
En la zonas de cultivo de banano, extensas zonas son rociadas con avionetas. Foto: Alexander Naranjo
En el país, en 2018, se usaron por lo menos 60.773 toneladas de plaguicidas en los cultivos, sobre todo, de exportación. Desde 2013, ha habido un incremento del 900% en su uso en Ecuador.
La mayor parte de los intoxicados, cerca del 80%, son hombres de entre 15 y 64, seguidos por mujeres, niños y personas de la tercera edad. Esto se debe a que los hombres son la principal fuerza laboral de las haciendas, sobre todo, en las provincias de cultivos tropicales de la Costa y en las de cultivos de flores y brócoli de Cotopaxi y Pichincha. Por lo menos el 55% de una muestra de trabajadores encuestados dijeron desconocer el efecto tóxico de los productos que utilizan.
¿Qué dice el acuerdo con Europa sobre agrotóxicos?
El tema del desarrollo sostenible sí está considerado en el Acuerdo Multipartes, señala el autor, pero mucho del Título IX no se cumple. Según el Acuerdo, cada una de las partes debe velar por el control del medio ambiente y por políticas laborales adecuadas.
Naranjo señala varios periodos relacionados con esta problemática: entre 2007 y 2013, con la nueva Constitución y la adopción del concepto de soberanía alimentaria, que finalmente fue abandonado por el gobierno correísta y el intento, por parte de la Defensoría del Pueblo, de prohibir el maconzeb, un producto tóxico que se usa en la industria bananera.
Entre 2013 y 2017, el correísmo intentó un cambio de matriz productiva para el agro, pero siguió permitiendo el uso de plaguicidas que se extendieron a cultivos como el maíz y el arroz.
Finalmente, Naranjo identifica un periodo hasta 2020, que denomina "la gran minga agropecuaria", de Lenin Moreno, una "regresión neoliberal" en donde las grandes empresas agroexportadoras fueron beneficiarias. Moreno, inclusive, llegó a facilitar la reducción de precios de los plaguicidas de la agroindustria, entre ellos 13 principios activos altamente peligrosos.
La mayor parte de los intoxicados, cerca del 80%, son hombres de entre 15 y 64, seguidos por mujeres, niños y personas de la tercera edad. Esto se debe a que los hombres son la principal fuerza laboral de las haciendas, sobre todo, en las provincias de cultivos tropicales de la Costa y en las de cultivos de flores y brócoli de Cotopaxi y Pichincha.
El autor señala la paradoja de que Europa sigue produciendo y exportando a países como Ecuador los plaguicidas que no permite usar en su propio territorio.
Otro aspecto señalado por el investigador tiene que ver con el hecho de que la industria demora entre 40 y 60 años en identificar los efectos nocivos de los plaguicidas, como fue el caso del DDT.
Finalmente, Naranjo señala la escasa participación de la sociedad civil en la problemática.
El estudio formula algunas recomendaciones: que el Estado reduzca paulatinamente el uso de plaguicidas, que se suspendan las fumigaciones aéreas, someter a nuevos estidios sobre toxicidad a aquellos principios activos que han sido cuestionados en Europa, que la autoridad sanitaria vigile de manera rigurosa la salud de los trabajadores, entre otros.
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