

Cecilia Ávalos, química farmacéutica, y José Salinas, ingeniero químico, son los fundadores y responsables de la planta de Smach S.A. que acaba de ganar la Medalla de Oro en Innovación de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial. Fotos: Luis Argüello / PlanV
La empresa ganadora de la medalla de oro a la innovación industrial, de las Naciones Unidas no es un emporio. Es, de hecho, una pequeña empresa de productos químicos de desinfección, cuyo mercado está también en pequeñas empresas ecuatorianas, sobre todo de la industria alimenticia y de cerveza. Su fábrica está en el sector de El Condado, al norte de Quito, en un complejo de bodegas donde otras empresas tienen sitios de logística.
Ficha oficial del premio entregado por la Organizaciónde las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y demás países y organizaciones auspiciantes del concurso mundial.
Ficha oficial de los ganadores a escala mundial en todas las categorías del concurso de la ONUDI. VER PDF
El jurado de este premio anual dijo que "Smart Chemistry desarrolló desinfectantes de base orgánica innovadores que son biodegradables, seguros de usar, no causan daños a los usuarios ni al medio ambiente y no requieren enjuague. Además, decidieron implementar el modelo de negocio Chemical Leasing basado en el desempeño en la desinfección de latas.
"La aplicación del modelo y desinfectante recientemente desarrollado permite ahorros de 6200 litros de agua por año (y elimina la descarga de aguas residuales), 250 kg / año de generación de residuos peligrosos y reduce los costos de esta operación en aproximadamente USD 75. 000
Un plano general de la fábrica, donde se está instalando la línea de envasado para presentaciones de un litro.
"La aplicación de este innovador desinfectante bajo el modelo de arrendamiento químico generaría importantes beneficios económicos y mejoras considerables en las condiciones de SSO para las personas que trabajan en la industria alimentaria. Utilizando el modelo de negocio basado en el desempeño, la empresa Smart Chemistry puede brindar servicios personalizados a sus clientes y volverse más competitiva en el mercado".
La ONUDI es la agencia especializada de las Naciones Unidas que promueve el desarrollo industrial para la reducción de la pobreza, la globalización inclusiva y la sostenibilidad ambiental. Sus miembros son 170 países.
Para la ONUDI, este premio tiene gran relevancia porque "una limpieza / desinfección profunda y eficaz en la industria alimentaria es esencial para la salud humana. La desinfección se aplica a todas las superficies en contacto con alimentos, como equipos o envases. También se utiliza para conservar y limpiar frutas o verduras. Los desinfectantes pueden causar problemas de salud durante la aplicación, así como impactos ambientales negativos. El consumo de agua en estos procesos también es elevado debido al aclarado".
Es toda una cadena de ahorros para el planeta y para las empresas y aparte de los químicos y agua también se ahorra energía para tratar las aguas, y algo muy valioso: el tiempo de las operaciones de desinfección.
Técnicos de la empresa Smach, en la planta de El Condado, revisan y contabilizan las presentaciones para entregar a los clientes.
El premio a la empresa ecuatoriana fue "otorgado por la excelencia en el desarrollo de soluciones / productos innovadores que respaldan la aplicación del modelo comercial basado en el desempeño para la gestión sostenible de productos químicos".
Por lo general, la industria de alimentos y bebidas usa desinfectantes químicos, como el cloro, el amonio cuaternario, glutaraldehído, peróxido de hidrógeno, ácido peracético... Si bien son efectivos, el impacto en el ambiente es grave. Los residuos que deja el enjuague, en grandes y pequeñas industrias de alimentarias, son muy poco tratados, y la gran mayoría se van a los ríos, a los canales de riego y al mar. La ONU ha dicho que "la industria alimentaria ocupa el tercer lugar (en el mundo) en consumo de agua y tasas de descarga de aguas residuales después de las industrias química y de refinerías". El Ecuador no es la excepción.
José Salinas es ingeniero químico por la Universidad Central del Ecuador, UCE, y Cecilia Ávalos es química farmacéutica de origen chileno. Ella está a cargo de la planta y del pequeño laboratorio de investigación e innovación, los cuales quedan en un pequeño complejo de bodegas en el sector El Condado, al norte de Quito. En el lugar, una especie de galpón adaptado a las necesidades de la empresa, hay decenas de grandes bidones de material plástico con productos químicos. Salinas explica que Ecuador no produce insumos químicos y que ellos lo importan desde Alemania, de una empresa que es su socia industrial. De ellos mezclan, de acuerdo a fórmulas especiales, los químicos para cada necesidad. Pero en la empresa también investigan y producen sus propios productos, que son el resultado de investigaciones y desarrollos de acuerdo a requerimientos de cada cliente, productos que son diferentes soluciones para cada uno.
En una industria, el proceso de limpieza es como en la casa de uno, compara José Salinas. En casa, todo se lava y se desinfecta: cocina, baños, pisos, ollas, vajilla, patios... La industria que produce millones de litros de leche o cerveza, toneladas de carne, queso o latas de sardina, requiere también de una perfecta higiene en toda su línea de producción y a cada momento. Toda esa actividad de limpieza y desinfección se hace con productos para higienizar desde el camión proveedor hasta lavar y desinfectar los alimentos, guardarlos en bodegas de frío o no, que deben estar lavadas y desinfectadas. Solo en el proceso aparentemente simple como el de una empresa que hace jugo de naranja debe tenerse enorme cuidado en la limpieza de la fruta, su almacenamiento, las máquinas que hacen el jugo, los envases, las tapas de los envases, los contenedores del líquido, la línea de envasado, el ambiente, los techos, tuberías de agua, el agua. Y para cada aplicación hay un producto, porque no todo producto se puede usar en todo: hay distintos tipos de bacterias, distintos materiales y productos. Empresas que dan servicio de higiene y limpieza industrial y que hacen productos de este tipo deben hacer mucha investigación para saber, en la industria, que producto es el adecuado para cada tipo de necesidad. "Tenemos clientes que fabrican leche o cerveza, clientes que hace enlatados de atún y de frutas, clientes que hacen pan, bebidas.... Cada uno de ellos necesita productos específicos", dice Salinas.
Empresas que dan servicio de higiene y limpieza industrial y que hacen productos de este tipo deben hacer mucha investigación para saber, en la industria, que producto es el adecuado para cada necesidad.
Cada día, esta empresa investiga cómo aplicar la química a la industria. Es, define Salinas, un esfuerzo de investigación e ingeniería muy delicado, porque en toda industria y sobre todo en la alimenticia la higiene hace la diferencia. Y la gran diferencia de ese proceso —que termina vertiendo a los ríos y al mar miles de metros cúbicos agua contaminada— es que sea inocuo para el ambiente. Pero en el Ecuador no se hace investigación ni se apoya la investigación. "Nadie valora la innovación en la pequeña industria, las empresas grandes terminan comprando a los grandes", dice.
La ONU premió también a Smach por sus innovaciones en el soporte técnico, el llamado chemical leasing. Esto es, el acompañamiento o servicio técnico que otorga esta pequeña empresa a sus clientes, "porque no se trata solo de vender químicos, sino de enseñar al cliente a usarlos para que sea efectivo", dice la investigadora y jefa de planta Cecilia Ávalos. El sentido de vender el producto junto con el servicio es porque solo así se consigue que el cliente use el producto con mayor eficiencia y se ahorra agua, energía, tiempo y dinero. "Nosotros enseñamos al cliente a usar el producto, hacemos pruebas constantes y optimizamos el proceso", dice Ávalos.
En el mercado hay clientes cada vez más exigentes. Uno de estos clientes pidió a la empresa un producto para desinfectar las botellas y latas para su marca de cerveza. Pero el cliente pedía un producto que le evite el proceso de enjuague. Y la cervecería no quería enjuagar por gasto de agua, tiempo... Pero sobre todo porque los desinfectantes que usaban oxidaban la cerveza. Y esto lo siente alguien que bebe una cerveza oxidada: un sabor rancio, eso produce el oxígeno. La necesidad de ese cliente pasó al departamento de investigación y desarrollo de la empresa. Cecilia cuenta que ellos trabajan bajo la metodología de la ISSO 9001 de calidad, la cual determina un protocolo a seguir para hacer un diseño y desarrollo. Luego los técnicos visitan al cliente y hace un diagnóstico de su situación actual y que necesita para obtener los resultados que quisiera. Entonces la empresa cervecera requería un producto de limpieza que no tuviera oxígeno.
Estudiaron la viabilidad del desarrollo, investigaron en la literatura existente y propusieron fórmulas y pruebas de ensayo-error hasta encontrar la mezcla adecuada. La ciencia de esto, dice Salinas, es que si se requiere un producto que no necesita enjuague, que sea inocuo para el consumo humano y de animales, debe estar constituido con insumos que todos los seres vivos tienen. Todos los seres vivos, las plantas, los animales, los seres humanos producimos substancias que nos generan protección e inmunidad ante las infecciones, virus, bacterias... Entonces se fueron por la línea de los desinfectantes orgánicos. Por ejemplo el ácido cítrico, que es un desinfectante natural. Haciendo las mezclas adecuadas, entendiendo cómo interactúan diversas substancias, otros ácidos orgánicos, se fue haciendo la aplicación.
En el negocio de la higiene industrial depende mucho del producto a desinfectar, si son verduras o frutas o carne o lácteos, o bebidas alcohólicas, y depende mucho también del tiempo de exposición y la concentración del producto.
Acudieron a tesis de grado y literatura en todo el mundo, hasta que aprendieron a relacionar lo uno con lo otro. Hicieron las pruebas con una empresa que produce aloe vera, para desinfectar sus empaques. En el negocio de la higiene industrial depende mucho del producto a desinfectar, si son verduras o frutas o carne o lácteos, o bebidas alcohólicas, y depende mucho también del tiempo de exposición y la concentración.
Después de ocho meses de ensayos y de pruebas en varias industrias, el producto funcionó. Y lo validaron con laboratorios de microbiología propios y externos que hace el propio cliente. Esto es muy delicado, explica Salinas. Hay que hacer las pruebas suficientes para que todo quede perfecto, pues si se llena un lote de cerveza, por ejemplo, y una botella tiene oxidación, se daña todo el lote, y son pérdidas. En la industria alimenticia se hacen todos los exámenes a los equipos de producción para determinar que estos estén sanitizados para arrancar con el trabajo. La industria debe hacer todo esto antes de salir al mercado, porque es muy grave para la salud pública y para su marca que un lote salga con alguna deficiencia en su higiene, y es muy difícil evitar las consecuencias o remediarlas.
Cecilia Ávalos empezó el proceso de postulación al premio de la ONU en diciembre del 2019, ya con cierta experiencia porque la misma empresa había ganado el mismo concurso en el 2014, con otro producto que evitó el uso de productos jabonosos para las líneas de producción en la industria de bebidas. Pero la pandemia alteró los tiempos y las prioridades de todo el mundo.
El producto de esta empresa fue reconocido y ganó la medalla de oro por desarrollar el Decitron-L, un desinfectante para alimentos y envases en base a ácidos orgánicos que no requiere enjuague y no es tóxico para la salud de los consumidores ni para el medioambiente, que permite ahorrar mucha agua limpia, antes requerida para enjuagar los alimentos de los desinfectantes que generalmente son tóxicos o atacan a los alimentos El uso de esta innovación también evita descargar aguas residuales del enjuague de los alimentos y equipos en la industria alimentaria y de bebidas
Es toda una cadena de ahorros para el planeta y para las empresas y aparte de los químicos y agua también se ahora energía para tratar las aguas, y algo muy valioso, tiempo de las operaciones de desinfección.
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