

Las congestiones de buses en Quito son una escena cotidiana en la capital. Fotos: Luis Argüello / PlanV
Hacia el año 2030, en menos de una década, Quito tendrá 1'150.000 vehículos, si es que el promedio anual de crecimiento del parque automotor se mantiene: entre 15.000 y 35.000 vehículos nuevos cada año. De entre los siete problemas estratégicos identificados por los expertos, el de la movilidad es el más grave de la capital, de acuerdo al diagnóstico realizado para la elaboración del Plan Metropolitano de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, PMDOT, 2021-2031, que fuera aprobado por el Concejo Metropolitano, en las postrimerías de la administración Yunda.
El aumento del parque vehicular en las calles de Quito es identicado como un problema significativo
Plan Metropolitano de Desarrollo y Ordenamiento Territorial. Ver PDF
El problema central de la movilidad, dicen los expertos que diagnosticaron la ciudad, es que actualmente el vehículo liviano ocupa el 70% del espacio vial de la ciudad pero transporta únicamente al 23% de la población. A pesar de que el grueso de la población usa el transporte público, el 35% del área urbana la ciudad no tiene servicio de transporte, y existe solo un 50% de cobertura de transporte público en los valles orientales. Esto tiene sus impactos: congestión, emisión de grandes cantidades de dióxido de carbono —la gasolina es el principal emisor de CO2, seguida por el diésel— lo cual incide directamente en el incremento en tiempo de desplazamientos (sobre todo desde y hacia las zonas periféricas), en el deterioro medio ambiental, afectación de la salud y por efecto general en la calidad de vida de la población.
Solo el 3% de las descargas residenciales al sistema de alcantarillado es tratada
Para la ciudad y el territorio distrital, las fuentes de agua para el servicio que presta la EPMAPS, provienen en un 93,1% de agua superficial, y el 6.9% se capta de pozos, vertientes y galerías; se indica también que el 75% de los ecosistemas de donde se capta el líquido vital son de páramo, cuya función principal es el almacenamiento y la regulación del recurso hídrico. Las cuencas aportan el 93% del total de agua captada por sistemas de aducción al año, el sistema Papallacta con un 38%, el sistema La Mica - Sur con el 14%, las conducciones orientales con un 30% y las occidentales en un 11%.
Esta realidad exige la creación de estrategias de protección a las fuentes de captación de este recurso; considerando su limitado número y que muchas de ellas se ubican fuera de los límites del DMQ. Es importante puntualizar que los sistemas de captación natural de agua se encuentran en zonas vulnerables a movimientos de masa, principalmente aquellas ubicadas en el eje Atacazo -Pichincha, lo que representa un riesgo permanente para las zonas que se abastecen de estas fuentes. Estas estrategias de protección deben considerar el cambio climático y sus efectos.
Las cuencas aportan el 93% del total de agua captada por sistemas de aducción al año, el sistema Papallacta con un 38%, el sistema La Mica - Sur con el 14%, las conducciones orientales con un 30% y las occidentales en un 11%.
Las obras de infraestructura en los barrios se realizan de acuerdo con el crecimiento urbano.
Asociado a la infraestructura de la red de distribución los técnicos detectaron que existe un alto consumo de agua en el DMQ (180 litros diarios por persona), muy por encima de las cifras recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (100 litros diarios por persona), por lo que se requiere de mecanismos de concientización sobre el consumo de este recurso, ya que se proyecta una creciente demanda en el futuro (más aun con el escenario de pandemia actual).
Pero no solo que hay desperdicio, sino que en el área urbana el 80% de las descargas al sistema de alcantarillado proviene del sector residencial, porcentaje del cual únicamente el 3% es tratado, estas cifras demuestran la causa de la contaminación de varios ríos, de los cuales se encuentran en situación crítica el Machángara y el Monjas, por lo que es inminente la necesidad de construcción de las plantas de tratamiento de aguas residuales, como la de Vindobona, que aportará a la descontaminación de estos y otros ríos para la recuperación ambiental de las quebradas y la hidrografía del DMQ.
11 de cada 100 quiteños son pobres o extremadamente pobres
Quito es la ciudad con mayor riqueza económica y factores de desarrollo del país. Pero la pobreza se ubica en el 8,2 % de la población del área urbana (parroquias urbanas), mientras que la pobreza extrema alcanza el 2.8% , según la encuesta ENEMDU, 2019. Esto significa que11 de cada 100 quiteños se encuentran en una situación de pobreza o pobreza extrema. Las condiciones laborales en Quito se han visto afectadas principalmente por la coyuntura económica la cual refleja una contracción de la demanda agregada a nivel nacional y cantonal, el empleo inadecuado ha crecido a un ritmo inapropiado el empleo formal se ha visto reducido.
La pobreza y la informalidad afectan a buena parte de la población quiteña
Las proyecciones para el año 2030 muestran que estas tendencias continuarían, si no se generan las condiciones necesarias para la generación de empleo adecuado. Hecho que agudiza mucho más las condiciones de vida de los grupos vulnerables y de atención prioritaria, como niños, niñas y adolescentes, adultos mayores, personas en situación de movilidad humana, discapacidad, personas con experiencia de vida en calle, población LGBTI, pueblos, comunidades, comunas y nacionalidades indígenas y afroecuatorianas. Además, la violencia de género no ha disminuido, siendo mucho más grave en el estado de excepción por COVID- 19. Entre los temas que requieren una mayor intervención se tiene: protección integral (salud, educación, servicios de atención infantil y familia), protección emergente (situación de pobreza extrema y crisis económico-social severa afectada por desastres naturales o conflictos armados), y protección especial (violencia, embarazo y microtráfico).
Las grandes empresas y corporaciones concentran la mayoría de las ventas (87%) de productos y servicios, dejando una participación menor a las medianas y pequeñas empresas, así como las de Economía Popular y Solidaria relegadas de los encadenamientos productivos.
Grandes empresas concentran 87% de las ventas en Quito
Quito tiene la tasa de desempleo más alto de las ciudades del país, el mismo que tuvo un incremento del 4.4% en el 2014 al 9.7% en el 2019. Al decir que "el sistema económico no involucra de forma integral la variedad de organizaciones existentes", el diagnóstico del PMDOT advierte sobre la concentración económica inequitativa de la ciudad: Las grandes empresas y corporaciones concentran la mayoría de las ventas (87%) de productos y servicios, dejando una participación menor a las medianas y pequeñas empresas, así como las de Economía Popular y Solidaria relegadas de los encadenamientos productivos. La economía del DMQ ha crecido considerablemente en las últimas décadas y llegó a ser el principal nodo económico del país en los últimos años, sin embargo, todavía es muy dependiente del gasto público del Estado central, y, por lo tanto, muy vulnerable a los ciclos económicos y la estabilidad de los ingresos fiscales.
El sistema agroalimentario, dice el diagnóstico, representa uno de los motores de la economía de Quito, tiene una importante industria alimenticia; sin embargo el sector de la agricultura en realidad sólo representa un 1.5% de la economía del DMQ (Planifica Ecuador, 2019). Más aún, el Distrito sufre una alta vulnerabilidad alimentaria porque el distrito solo puede abastecer el 5%, y Pichincha el 14%, de los productos alimenticios que demanda para subsistir (FAO, 2018).
La mayoría de los alimentos que se consumen en Quito provienen del interior del país.
Una excesiva concentración de equipamientos y actividades de centralidad en la parte central de la ciudad lo que afecta el funcionamiento debido a la cantidad de viajes a esta zona, compromete la seguridad y la vuelve más vulnerable. Es decir, en el hipercentro de Quito se concentra la mayor cantidad de servicios.
Una débil gestión en infraestructura, equipamiento y servicios
En los últimos 20 años, debido al dinamismo del sector de la construcción, del proceso de legalización del suelo, de la inversión municipal en la recuperación del espacio público en las áreas centrales de la ciudad y en la habilitación de infraestructura y servicios especialmente de transporte, vialidad, seguridad y agua potable se han identificado estas debilidades:
Una excesiva concentración de equipamientos y actividades de centralidad en la parte central de la ciudad lo que afecta el funcionamiento debido a la cantidad de viajes a esta zona, compromete la seguridad y la vuelve más vulnerable. Es decir, en el hipercentro de Quito se concentra la mayor cantidad de servicios.
La mayoría de servicios urbanos se concentran en el hipercentro capitalino
Hay una alta demanda e incremento de movilidad vehicular, la cual opera en una red vial limitada por su capacidad. Esto crea dificultades en el tráfico e incrementa la contaminación del aire y el ruido.
Las obras de urbanización (especialmente de calles, servicios y equipamientos) se mantienen inconclusas, limitando su accesibilidad y conexión con otros barrios y servicios (transporte, recolección de desechos, alumbrado público) deteriorando la calidad de vida y la seguridad de sus habitantes.
Se ha producido una ocupación irregular con asentamientos de vivienda en las periferias ecológicas occidental y suroriental de la ciudad.
Hay la agudización de conflictos de uso entre las industrias y los usos residenciales que desalienta la permanencia de la actividad productiva en la ciudad, demanda espacios alternativos de localización y empieza a generar procesos de renovación urbana.
Se ha dado un deterioro de la imagen urbana de los principales ejes urbanos y de algunos sectores y barrios urbanos tradicionales falta de tratamiento de los espacios públicos.
Persiste la obsolescencia en algunos tramos de redes de agua potable y alcantarillado.
Se ha dado un deterioro de la imagen urbana de los principales ejes urbanos y de algunos sectores y barrios urbanos tradicionales falta de tratamiento de los espacios públicos.
La ciudad está siendo abandonada
La tendencia actual es hacia la acelerada urbanización de parroquias rurales y el abandono del centro de la ciudad. La capital va de adentro hacia fuera (a los valles), y provoca un proceso de urbanización de las periferias, de carácter expansivo y difuso. Esto define un modelo de crecimiento disperso, caracterizado por la expansión incontrolada y especulativa de áreas residenciales, (menor precio, cercanía a la naturaleza) y de otros usos, y por el deterioro de las áreas históricas parroquiales.
Las periferias de Quito concentran buena parte de los nuevos desarrollos inmobiliarios
De esta manera, progresivamente, se han incorporado de forma inconexa y dispersa varios poblados y áreas agrícolas, en los valles de Tumbaco-Cumbayá, Los Chillos, Calderón y Pomasqui- San Antonio de Pichincha, esta realidad de la periferia urbana ha determinado algunas deficiencias, tales como:
Discontinuidad territorial debido a su implantación de nuevas urbanizaciones en diferentes valles limitados por rupturas naturales lo que ha conferido características propias de uso, ocupación, limitaciones en la estructuración de la red vial local y en la prestación de servicios de transporte.
Alto nivel de fraccionamiento del suelo.
Escaso nivel de consolidación (a excepción de Cumbayá) que no ha permitido la
configuración de centralidades, la falta de diseño de espacios centrales y de previsión de equipamientos (áreas verdes, salud) ha conllevado incremento de movilidad hacia la ciudad central
Insuficiencias de infraestructura sanitaria agua, alcantarillado y recolección de desechos.
Contaminación de los ríos.
Oferta desordenada de equipamientos de turismo local y de fin de semana.
Oferta ilegal de suelo para urbanización en áreas no urbanizables de Calderón y Conocoto Alto, entre otros.
Mala gobernanza municipal
El diagnóstico del PMDOT ha identificado las siguientes problemáticas:
Baja credibilidad de la gestión pública por parte de la ciudadanía.
Normativa insuficiente y desactualizada.
Falta de continuidad en la gestión por cambio autoridades.
Débil articulación sectorial e intersectorial que generan duplicidad de acciones y
dificulta la coordinación entre las instancias que integran el MDMQ
Instrumentos de planificación desactualizados.
Falta de estudios para identificar riesgos potenciales multivariable en el DMQ que
permitan prevenir los riesgos que afecten las infraestructuras, equipamientos y los
servicios básicos en el DMQ.
No se cuenta con suficientes sistemas de monitoreo y alerta temprana para reportar
amenazas en zonas de alto riesgo.
Catastro desactualizado en las zonas de crecimiento urbano y rural.
Falta de integración de los sistemas de información del MDMQ como soporte para la
toma de decisiones.
Débil incorporación de la tecnología en la gestión territorial del DMQ.
No existen acuerdos de mancomunidad entre los cantones Quito – Mejía y Quito -
Rumiñahui para temas relacionados a la movilidad, manejo de Cuencas Hídricas y
equipamientos mancomunados.
Desconocimiento de la comunidad de los proyectos que ejecuta el MDMQ.
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