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28 de Febrero del 2014
Historias
Lectura: 38 minutos
28 de Febrero del 2014
Redacción Plan V
Las voces que no se callan

Fotos: Gianna Benalcázar (Fotos de Gonzalo Rosero y Diego Oquendo: Cortesía)

Seis periodistas de radio calientan las mañanas en Quito. Sus espacios son una válvula de escape a un acelerado proceso de autocensura en los grandes y tradicionales medios de comunicación. 

 

Las figuras de la radio quiteña han tomado la posta del debate público en los momentos en que los programas de opinión y análisis en la televisión han pasado a mejor vida y la prensa escrita consulta judicialmente hasta los titulares. En este especial 'Plan V' visitó las cabinas de los locutores de radio que le hacen frente al temor desde sus micrófonos.

En las mañanas y las tardes de Quito, sus voces suenan en los autos, las tiendas, los comercios. Son compañía para muchas personas que salen al trabajo, a dejar a los niños en las escuelas o que vuelven a sus hogares tras la jornada laboral. 

Los locutores de las radios quiteñas han tomado la posta del debate político en los momentos en que programas de opinión en la televisión han pasado a mejor vida y en la prensa escrita los abogados analizan cada frase, cada titular, cada coma, con el temor de ser sujetos de acciones administrativas o penales. 

Se trata de figuras de larga trayectoria: personajes cuya voz es reconocida por la población. Que hoy, ante la coyuntura que sufre la prensa del Ecuador, deben autocensurarse por temor a las acciones legales que han suplantado los debates políticos y filosóficos, el intercambio de ideas, la libre circulación de las opiniones. 

Desde sus cabinas de radio, figuras como Carmen Andrade, Andrés Carrión, Marcelo Dotti, Diego Oquendo, Miguel Rivadeneira y Gonzalo Rosero han visto pasar gobiernos, ministros, escándalos, denuncias, críticas y, siempre, asidos a sus vocación periodística, han hecho de su conciencia su principal bastión. 

En este especial de PLAN V los visitamos en sus radios, para constatar que, aunque admiten que hoy cuidan más sus palabras, que no tienen fuentes suficientes porque muchas personas tienen miedo a hablar en los micrófonos, su pasión por debatir e informar sigue intacta, al igual que la acogida del público que sigue escuchándolos todos los días. 

'Los ciudadanos son los protagonistas en la radio'
Carmen Andrade. Radio Centro


Para esta radiodifusora ejercer el periodismo con ética implica no quedarse en silencio.

Carlos Marx Carrasco: “Aquí lo que están diciendo es: mire, necesitamos el poder político para volver al pasado y comencemos tomando el poder político local para proyectarnos a nivel nacional. Eso es lo que están diciendo…”.

Carmen Andrade: Nada más una puntualización: ¿usted expresa que éste es un mensaje subliminal de la derecha?

CMC: Pero claro

CA: Pero sus coidearios, el Partido Socialista, coinciden con la propuesta de bajar los impuestos, coinciden también el MPD, Pachakutik, Natasha Rojas para concejal ha venido luchando cinco años para bajar multas e impuestos, coinciden todos… activista

La voz contundente de Carmen Andrade tiene inflexiones que dejan al director del SRI –devenido en activista del partido de gobierno en la campaña electoral– dando explicaciones.

Los micrófonos de Radio Centro, donde Carmen lleva ya 14 años, sirven a esta periodista para cuestionar al poder. Sus preguntas desnudan las intenciones ocultas del entrevistado y sobre todo permiten a los oyentes entender “qué mismo” quiere esa persona que comparece. Todas las mañanas, en el horario de 7 a 9, Carmen y Andrés López hacen el informativo que dirige Edgar Yánez Villalobos.

Carlos Max Carrasco, recibe preguntas y reclamos de esta pareja de periodistas radiales. La voz de Carmen Andrade irrumpe para aclarar, pedir explicaciones, hacer preguntas sin concesiones. Pero él también recibe halagos: linda camisa, economista. El funcionario responde con su buen humor, que siempre se agradece en este tiempo de insultos: es que todo me queda bien.

Cuando dice cuántos años está en la radio (38 años) y cuándo empezó (a los 15 años) pide entre sonrisas, no hacer cálculos. Empezó en el mundo de la radio cuando se presentó en un concurso de oratoria en la radio de la Casa de la Cultura y la invitaron de inmediato a hacer un programa. En su colegio, Sagrados Corazones de Rumipamba, estaba en el grupo Múnera, un proyecto de asistencia social de la Iglesia Católica y hacían un programa en Radio Católica. Entonces la llamaron de Radio Colón. Pera hasta entonces era un hobby estudiantil hasta cuando estudió Derecho en la U. Católica. Pero meses después reingresa cuando obtiene una plaza de locutora los viernes tarde en Radio Sideral. Estuvo 16 años en Radio Tarqui, fue la voz que acompañaba al popularísimo Maestro Juanito, hizo radio pública en la emisora Municipal para seguir en Radio Centro. Nunca ha dejado de hacer radio, y para ella el gusto y el desafío es el mismo como cuando empezó. Amo esta profesión, la siento y la vivo.

Carmen forma parte del grupo de comunicadores y periodistas quiteños con más trayectoria y experiencia. Sus casi 40 años ininterrumpidos tras los micrófonos le permiten decir que ha pasado por todos los escenarios posibles del mundo de la radio. Ha hecho de todo: locución, edición, noticiero… El mundo de la radio es mágico porque se juega con la imaginación, la radio no se oye: se ve, dice Carmen. Es el mundo que conoce a la perfección y del cual no ha salido nunca. De su experiencia en radio Municipal destaca que en ese entonces, en la administración de Paco Moncayo, jamás recibió una orden del entonces alcalde o de funcionario municipal alguno, para hacer promoción política. Entonces se relacionó con muchos actores sociales, que trabajaron proyectos radiales independientes. “Esa es la diferencia: el momento que un medio de comunicación responde a intereses políticos, ya se desvirtúa el principio, la esencia del medio. Los ciudadanos deben ser los protagonistas, no consejos editoriales que impongan contenidos”.

“Las presiones son las reacciones del poder frente a un ejercicio periodístico profesional. Siempre he dicho que debemos cumplir con nuestra tarea, a eso nos comprometimos cuando obtuvimos nuestro título. El momento que yo deje de hacer lo que tengo que hacer dejaré de ser periodista”.

Carmen Andrade cree que actualmente el escenario es más complicado, pero matiza: “durante todo el ejercicio periodístico hemos sentido presiones muchas veces. Son las reacciones del poder frente a un ejercicio periodístico profesional. Siempre he dicho que debemos cumplir con nuestra tarea, a eso nos comprometimos cuando obtuvimos nuestro título. El momento que yo deje de hacer lo que tengo que hacer dejaré de ser periodista y me retiraré de la profesión. Más allá de las consecuencias yo creo que uno debe tener ética y transparencia de actuar bajo los principios del periodismo profesional”. La presión sobre los medios en la actualidad es una estrategia desde el poder para descalificar a los medios de comunicación, dice Andrade. Y lo puntualiza porque a su programa van muchos funcionarios públicos de alto nivel sin prevención alguna. Pero esa estrategia de ir contra los medios ha sido desde siempre, aclara, porque los medios de comunicación incomodan al poder. Pero las buenas maneras de los funcionarios en su programa se deben también –cree– a que muchos de estos personajes públicos están en la palestra política desde hace muchos años, y ella los ha entrevistado cuando formaban parte de otros gobiernos. En eso su experiencia y su trayectoria son clave. Por lo tanto la estrategia es política, mientras el poder más debilita a los medios más espacios ganas, porque el poder trata de imponer, sobre todo, una línea de pensamiento. Eso va a ocurrir “y yo, como periodista sigo poniendo mucha atención en la rigurosidad”.

¿Cómo es la relación suya con el dueño de la radio, hay autocensura, pide bajar el tono?

He tenido suerte. A lo largo de mi vida nunca he recibido listas negras ni instrucciones de decir u ocultar hechos. Pero en el equipo editorial hemos visto la necesidad de ser mucho más profesionales en términos de sustento. Edgar Yánez, el director general, jamás nos ha llamado la atención sobre algún punto. La decisión es continuar con nuestra línea bajo los parámetros de profesionalismo, ética y transparencia.

Carmen Andrade no se explica su vida sin la radio o fuera de ella. Cuando evalúa su vida y piensa que ya debe ir preparando su retiro, sabe que este, el los micrófonos, las audiencias, las noticias, los personajes, es su mundo. No se ve aislada del mismo. “La radio me ha dado todo, me ha enseñado, me ha enriquecido, me ha permitido conocer el Ecuador profundo, la radio me ha dado el privilegio de ir de la mano de la historia. Ese es uno de los privilegios más grandes del periodismo. Y también la oportunidad de desenredar esa trama enmarañada que es el juego político. Me ha dado visiones más amplias, proyectar los hechos, mirar y explicarme el porqué de las cosas. La radio te da la facultad de mirar más allá. Todo han sido beneficios. Hay que seguir en estos malos tiempos y se debe acoger la profesión con lo bueno, lo malo y lo feo. Y más allá de lo que pasa ahora, del marco legal limitante, hay que continuar en la línea porque lo único que hacemos es cumplir con nuestro deber y si eso molesta e incomoda, qué pena. Pero sucumbir ante los intereses nunca y someternos a los deseos del poder, tampoco”.

'El nivel de confrontación del régimen ha asustado a los empresarios'
Andrés Carrión. Director de Regresando con Andrés Carrión


Andrés Carrión dirige su programa vespertino desde la cabina de Radio Platinum.

Andrés Carrión gesticula ante el micrófono de la Radio Platinum, ubicada en un lujoso edificio al norte de Quito. Aunque nadie ve sus gestos, sus años en la televisión parecen haberle dejado esas costumbres. Levanta los brazos, mueve las manos para dar énfasis a sus palabras, mira fijamente a sus entrevistados mientras bebe, de cuando en cuando, de un vaso con agua.

Son las 17:00 de una tarde de miércoles y “Regresando con Andrés Carrión” ha salido ya al aire. El periodista está sentado en un extremo de la mesa semicircular de la cabina de Platinum, la frecuencia de FM de Radio Quito, una de las tradicionales radios quiteñas.

En la cabina de control, dos operadores ante sendas computadoras observan, a través de ventanas de doble cristal, lo que ocurre sobre la mesa de Carrión. El periodista viste semiformal: chaqueta, camisa sin corbata, pantalón de terno. Está sentado frente a una computadora portátil en la cual están abiertas varias ventanas de navegador: una de ellas en su cuenta de Twitter, otra en un periódico oficialista, cuya nota va a comentar esa tarde. Junto a la cabina de Andrés Carrión hay una sala de espera, donde se puede ver un recuerdo de la vieja Radio Quito: un piano Baldwin y algunas fotos de periodistas de los 80 con políticos de la misma época. 

Abajo, en la recepción del edificio, los guardias privados reciben a los entrevistados que van llegando ante el micrófono de Carrión. Se comunican por teléfono con Esther Minda, la asistente de Carrión, para confirmar que están en la lista de invitados. Es la penúltima tarde de campaña de las elecciones seccionales y hay un desfile de candidatos en la antesala del periodista. Candidatos a alcalde, candidatos a concejal. Candidatos con las de ganar y candidatos resignados a perder. Esther Minda les pasa café y agua sin gas. Esperan su turno leyendo el periódico de la empresa dueña de la radio.

Andrés Carrión fue presentador de televisión en Canal Uno, medio del cual se separó porque –en su criterio– la estación tuvo un claro giro hacia el amarillismo y la crónica roja. Luego inauguró su programa de las tardes en Radio Armónica, de donde –afirma– lo sacó el Gobierno.

Lleva más de un año en Platinum, y reflexiona sobre la coyuntura de los medios en general y de las radios quiteñas en particular. “Creo que hay en la radiodifusión en Quito una especie de sometimiento. Si uno revisa el dial en Quito se puede advertir que hay radios cercanas al Gobierno o que han establecido una fórmula de silencio cómplice. Las radios deportivas o musicales no hacen conflictos. Las radios noticiosas están alineadas con el régimen con excepción de tres o cuatro radios independientes y cuestionadoras. El resto se ha sometido al poder.

“Hay mecanismos sutiles, fórmulas de control como la publicidad oficial que condiciona a radios pequeñas y las silencia. Otro mecanismo es la renovación de las frecuencias: muchas radios están en proceso de renovar concesiones. Esto las lleva a no generar conflictos para no afectar esos trámites.

“Las circunstancias del periodismo en el Ecuador actualmente son dramáticas. Ya no se puede hacer investigación ni denuncia”.

“El nivel de confrontación del régimen durante siete años ha asustado a empresarios que no quieren arriesgar su patrimonio y han bajado su perfil y cambiado la orientación de las emisoras. Los espacios de debate en la televisión han desaparecido salvo los controlados por el Gobierno. Tengo un espacio en Canal Uno los domingos, muy pequeño, y los noticieros de las mañanas que eran cuestionadores y donde se expresaban voces, están prácticamente silenciados. Salvo Ecuavisa, todos están limitados y sometidos, por eso algún debate se ha trasladado a la radio, pero apenas a cuatro emisoras.

“Hay una disposición del Gobierno de que los funcionarios no vengan a los medios independientes, no vienen los ministros ni funcionarios del Gobierno central. Ahí se ha perdido un gran espacio de consultas y de fuentes. Desde la otra orilla sólo se puede invitar a la gente de la academia, sólo ahí quedan voces que no respondan al régimen. Las cámaras de producción, las centrales sindicales, los sectores sociales, todos están en silencio. Se vuelve complicado conseguir nuevas voces. Los políticos tampoco aparecen, salvo algún asambleísta de oposición: los otros actores de la política, como expresidentes, han desaparecido completamente del planeta...

“Estas limitaciones de actores nos conducen a tener una sociedad sin pensamiento, sin reflexión, sin crítica... no creo que las redes sociales sean un espacio de debate, son para puyazos, para insultos o agravios. Los medios nos vemos muy limitados.

“Pienso que un caso como el de Radio La Luna y los forajidos es imposible en estos tiempos. Ahora si uno abre el micrófono por cinco minutos arriesga el pellejo. Si alguien lanza alguna cosa espantosa me puedo ver sometido en un caso de Ley de Comunicación. Los medios ya no tienen capacidad de convocar, y aquello que ocurrió con Radio La Luna es algo que jamás debió ocurrir.

“La televisión la situación es mucho más dramática: salvo Ecuavisa todos los canales están sometidos. El resto de canales nacionales está bajo control del Gobierno: desde GamaTV hasta Teleamazonas, desde RTS hasta TC Televisión, pasando por Canal Uno. Los conductores del pasado, como Carlos Vera o Jorge Ortiz simplemente ya no están. Las circunstancias del periodismo en el Ecuador actualmente son dramáticas. Ya no se puede hacer investigación ni denuncia. Esta situación en la televisión ha hecho que la radio ocupe ese espacio para el debate: quedan las radios de Diego Oquendo, de Gonzalo Rosero, de Miguel Rivadeneira, Notihoy, Sonorama, otras se callaron.

“La radio sigue siendo muy potente en Quito: la gente oye radio en los carros, mientras maneja, en horas de la tarde, entre 17:00 y 19:30. En la mañana hay competencia con la televisión, pero en la tarde no. La radio todavía tiene una gran potencia, pero hay muchas emisoras y la audiencia está mucho más dispersa. La radio siempre será una gran compañía para muchas personas”.

'Admito que me estoy autocensurando'
Marcelo Dotti. Radio Sucesos


Tras su paso por la política en las filas de la centro derecha Dotti volvió a los medios radiales.

Cuando Quito, ciudad libertaria, estaba a la vanguardia de la oposición al gobierno de León Febres Cordero (1984-1988) Marcelo Dotti era el conductor radial más duro contra ese régimen. En cierta ocasión, diario HOY, periódico que también se la jugaba denunciando casos de corrupción estatal, reveló que un ministro y mano derecha del gobernante había cometido irregularidades en la contratación de camiones procesadores de basura. Dotti atizó el fuego desde el micrófono: “señor ministro, a usted no se le está acusando por ser de este gobierno o no, por ser de derecha o de izquierda, a usted se le está acusando por ladrón”.

Dotti es de los que se la juegan. La pregunta es si ahora pudiera decir lo mismo. La respuesta inmediata es que no. No podría hacerlo, aunque tenga muchas cosas que decir, sí se autocensura y evita sobre todo cualquier declaración que pondría en riesgo a los accionistas de Radio Sucesos y Tele Sucesos, donde trabaja desde hace 18 años, y a las decenas de los trabajadores de la empresa y sus familias. “Lo reconozco, estoy autocensurándome. A mis 70 años no quiero la cárcel, primero porque sería una afrenta para mi familia, y segundo porque tengo responsabilidad con esta empresa”. Una carga pesada para su palabra, reconoce, pero mantiene su convicción de que la sociedad quiteña y ecuatoriana caminarán, poco a poco, hacia la libertad. Tiene tal convencimiento de ello que tres días antes de las elecciones del 23 de febrero, firma un autógrafo en su voluminoso libro Don Inferno y sus demonios con la fecha de las elecciones, porque ese día, dice, el pueblo ecuatoriano pondrá un alto al fascismo en el Ecuador.

Dotti es rubicundo y tiene un mal genio que le ha dado fama. Sin embargo, sus más cercanos lo consideran un hombre amable y generoso, genuinamente preocupado de los demás. Sus palabras en la radio son cáusticas, irónicas, y quizá es el más erudito de los conductores radiales quiteños de la actualidad. No es gratuito. Sus estudios de Derecho, Economía y Matemáticas le han dado el dominio del lenguaje, que sus miles de oyentes, muchos de ellos leales por décadas, agradecen. Pues devuelve con conceptos, palabras precisas y un discurso directo, el favor de sus oyentes.

Su pasión, por supuesto, la política. Viene de una familia donde se respiraba política e ideología. De izquierda. Por ello simpatizó desde temprano con la ideología marxista, de la cual ahora denuesta al extremo de haber producido un libro donde cuestiona radicalmente el marxismo, teoría que califica como ominosa pero alucinante, seductora y evangélica: “casi esotérica”. Ha cambiado su modo de pensar, convencido como está —ahora— de que el presente y futuro de la humanidad están, con sus fallas y omisiones, en la democracia liberal.

"¿Cómo repeler esto? Suelta la respuesta: “con huevos”. Puede publicarlo, pero no me refiero a lo hormonal sino a tener arrestos, reservas espirituales, no es un asunto de hombría, es un asunto del corazón".

Dotti, el comunicador, cruzó la puerta giratoria de la política, no exento de polémica, pero volvió a la cabina de radio y al set de televisión. No ha dejado de servir en el sector público, labor que la considera como el aprendizaje de un hombre inquieto. Y donde su florida oratoria fue reconocida también por sus adversarios. Oratoria que traslada ahora a los micrófonos, consciente como es de que siempre la polémica es inherente a la labor periodística, por la cual el poder y todo aquel que esté en la vereda de al frente se molestarán siempre. Dotti, dice de sí mismo, que no traga molinos ni digiere entero: “cuidado con pensar que se me puede engañar, porque yo soy bermejo, pero nada más”. Aun cuando es un cuestionador nato, no deja de reconocer méritos en la gente. Reconoce por ejemplo la labor del alcalde Augusto Barrera. Es indudable que ha hecho obra, pero ha agredido a la clase media quiteña. Y por tanto no se cree el discurso de las ideologías: en el centro, la derecha, la izquierda hay gente valiosa. Los seres humanos, reflexiona, somos un balance, ni buenos ni malos, ni angelicales ni diabólicos. La vida le ha dado la sabiduría de no ser maniqueista y a eso le ayuda no sólo su inteligencia e instrucción sino —sobre todo— saber utilizarla. Los regímenes totalitarios reducen el lenguaje, cuando el ser humano reemplaza la inteligencia por las consignas empieza a suicidarse como tal. Así, cada vez caemos más en el llamado lenguaje yerkish, que es una lengua artificial de no más de 250 palabras que científicos inventaron para comunicarse con los primates. Palabras que se van repitiendo como consignas, que se van imponiendo como verdades, dentro de lo simbólico. Es una contracción de la inteligencia, dice Dotti. El triunfo de los textos oficiales. Cita a Joseph Goebbels cuya práctica en el nazismo determinó el uso de pocas frases repetidas incansablemente. ¿Cómo repeler esto? Suelta la respuesta: “con huevos”. Puede publicarlo, pero no me refiero a lo hormonal sino a tener arrestos, reservas espirituales, no es un asunto de hombría, es un asunto del corazón. Eso entiende Dotti por no callar (del todo) ante los micrófonos. Porque, asimismo, entiende al periodismo pero sabe que este oficio es mal comprendido: de alto riesgo y mucho corazón. Él lo sabe cuando todos los días llega a su cabina, pasadas las 4 de la mañana, en un constante intento de libertad.

'La palabra va más allá de la imagen'
Diego Oquendo. Director de Radio Visión


Diego Oquendo lleva más de 40 años en el periodismo. Es uno de los más respetados.

Diego Oquendo es uno de los periodistas más reconocidos del país. Es parte de la historia pasada y la aún no escrita del periodismo ecuatoriano en televisión, prensa escrita y radio. Mantiene su espacio desde hace 25 años. Buenos Días, de Radio Visión, es el programa editorial en que él lanza sus comentarios sustentados y desde donde también hace preguntas a sus entrevistados, cuestionamientos que pueden convertirse en retos.

Una de sus características es que es una persona amable y de lenguaje fino, moldeado durante más de 40 años de oficio. Pero eso no disminuye en nada su perspicacia en el momento de resolver o debatir complejos temas de interés nacional.

Recientemente fue el único periodista que pudo juntar a los dos candidatos más opcionados a la alcaldía de Quito, Mauricio Rodas y Augusto Barrera, el 14 de febrero pasado. Incluso el presidente Rafael Correa, uno de sus más grandes críticos, lo escuchaba atento desde un mercado.

Ese día no dejó entrar a cámaras de televisión. Algo que causó un debate entre periodistas y políticos… Pero en el fondo le dio valor a lo que significa actualmente la radio en el país. “Lo he mantenido contra viento y marea y así lo seguiré haciendo más allá de las dificultades de la actual circunstancia política. Hombre de televisión como fui en su momento, conozco sus fortalezas y debilidades. Y con tal certeza puedo afirmar vigorosamente que la radio no tiene nada que envidiar al montaje teatral que opera basado en cámaras, luces, maquillaje y pantallas. La radio es instantaneidad, mensaje democrático por los cuatro costados, vinculación con la gran masa y, claro, versatilidad. Se dice que la imagen lo dice todo. No, la palabra va más allá de la imagen. La radio es mágica por su entrañable contenido”.

Es más, Oquendo asegura que luego de ese episodio la credibilidad subió. “La radio cotizó todavía más sus excelencias. ¿Alguna vez alguien vio a los poderosos jerarcas del gran oficialismo apostados a la entrada de Visión, ansiosos por saber qué decía su representante? ¿Cómo explicar que todo el aparataje televisivo apostase sus sofisticados equipos en plena calle para transmitir ‘en vivo y en directo’ el audio de una Emisora que soportó muchas demandas sin claudicar en sus principios?”, se pregunta.

"No me amargo porque un gobernante malhumorado me dedica cada sábado algunos minutos de su fatigosa perorata".

Oquendo es uno de los periodistas que no tiene resquemor en criticar al régimen. Muchas veces ha cuestionado el estilo de Rafael Correa. El Presidente se las ha devuelto, vehementes… aunque sin espacio a la réplica en las sabatinas. ¿Cómo recibe los ataques presidenciales? “Con espíritu deportivo, con sentido del humor. No me amargo la vida porque un gobernante malhumorado (su media sonrisa es en verdad una mueca), me dedica cada sábado algunos minutos de su fatigosa perorata. La verdad sea dicha, jamás escucho ni veo el “informe semanal” del Sr. Correa. En cuanto al contenido de Buenos Días y Buenas Tardes, éste sigue incólume. Obviamente, de vez en cuando hay que refutar al caballero que se siente dueño de la ‘verdad’”.

Ese temple también lo aplica para enfrentar la Ley de Comunicación. En el ejercicio cotidiano observa los parámetros, que para él son los de siempre: frontalidad, independencia respecto de cualquier factor de poder, conocimiento de causa, análisis de todos los elementos en juego. “Además, dominio de sí mismo para sobreponerse al temor, al recelo, al miedo. Es preciso conocer en detalle la ya célebre normativa para saber dónde y en qué momento se tienden las celadas. Guerra avisada no mata gente”, dice el reconocido periodista.

Matiza cuando se le cuestiona acerca de que si la radio es una válvula de escape ante la autocensura en otros espacios mediáticos. “En la medida en que las radios no bajen la guardia y hagan lo suyo sin temor ni favor, efectivamente. Por desgracia, sospecho que algunas colegas han preferido sobrevivir como sea… Entonces su papel vivificador sufre quebranto. Se suman a la ‘moda’ del momento…”.

Asegura que ese no es su caso. Es más tiene herederos con su talante. “Visión –su audiencia es su mejor testigo, jamás traicionará la confianza del público. Morirá de pie. En todo caso, aliento la esperanza de que va a continuar en el aire por muchos años más. No olvide que tengo hijos que han heredado mi vocación y mi firmeza”. Y termina con grito de guerra: “¡Larga vida a Radio Visión!”.

Oquendo está en la cabina de Radio Visión (91.7 FM en Quito y 107.7 FM en Guayaquil) de lunes a viernes de 06:50 a 09:00 y de 12:00 a 13:00.

'La radio vive y seguirá viviendo'
Miguel Rivadeneira. Director de Ecuadoradio


Miguel Rivadeneira lleva 36 años en el periodismo. Es uno de los críticos de la Ley de Comunicación.

Miguel Rivadenerira tiene 60 años. Él es uno de los más reconocidos locutores de radio. Su línea es la información y opinión. En sus preguntas, él busca siempre colocarse del lado del ciudadano y eso, que es una tarea básica dentro del periodismo, actualmente incomoda a algunas autoridades del gobierno. Pero él no abandona esa línea.

En sus comentarios, sean en la radio o en las columnas de opinión de Diario El Comercio, es muy atinado porque siempre está bien informado. No tiene temor en criticar al gobierno o a la justicia. Siempre con respeto, dice. Lo hace pese a limitaciones. “Dadas las limitaciones logísticas que tenemos como medio, en comparación a las cadenas radiales de Colombia y Perú, hemos seguido trabajando y seguimos presentando lo que sucede en el país, con estas limitaciones que tenemos y que evidentemente el entorno juega. Uno tiene cuidado en seguir los temas”, señala.

Rivadeneira es uno de los locutores que pese a la pulcritud en sus opiniones también ha sido atacado por el gobierno, por Rafael Correa.  Pero más allá de buscar un enfrentamiento ha dejado que los oyentes lo juzguen por sus opiniones.  Esa actitud frente al embate del poder político es sinónimo de experiencia. Él tiene 60 años. 36 años de profesional. Empezó en Radio Tarqui. Luego paso a Diario El Comercio, donde estuvo 15 años. Y finalmente se quedó en la Radio Quito y es director de Ecuadoradio, que es la cadena que agrupa a Radio Quito y Radio Platinum. Allí ya lleva 18 años. 

“Cierto es que la coyuntura política ha presionado al periodismo, es indudable. Creo que se ha generado autocensura. Sin embargo, hay medios que tratamos de mantener una posición profesional, un trabajo con responsabilidad y creo que en Quito hay radios destacadas que mantienen su posición, pese a los embates del oficialismo o de los medios públicos, no nos atrevemos a tomar partido, ni a favor ni en contra de nadie. Tratamos de ser objetivos a los hechos que ocurren”, dice el radiodifusor.

"Creo que se ha generado autocensura. Sin embargo, hay medios que tratamos de mantener una posición profesional".

Toda su experiencia juega a diario para hacer frente a la Ley de Comunicación. Él mismo es uno de los periodistas que ha sido un duro crítico de esa legislación. Rivadeneira fue uno de los ponentes de la audiencia de octubre del 2013 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la denuncia en contra del Estado ecuatoriano por libertad de expresión. Allá, en su intervención en Washington, dijo que una de las situaciones que más le preocupa es que un funcionario estatal permanezca en la sede de los medios para verificar que la información y los contenidos se ajusten a la normativa vigente.

“No deja de preocupar –dice a Plan V el que se sancione a una caricatura por no haber puesto comillas en una sección de humor. Sí causa estupor a todo el periodismo, nacional e internacional. Más allá del contenido del pie de una caricatura, es la acción contra un sector de la prensa, eso es lo que debe preocupar al país y no sólo al sector periodístico”.

Por eso, frente al ataque del gobierno, la Ley de Comunicación, la no asistencia de las autoridades a las cabinas y que hay un constante desprestigio a los más grandes medios privados ecuatorianos… la radio se convierte en una válvula de escape para los debates de temas de interés público y nacional.  Miguel Rivadeneira lo cree así. “La radio vive y seguirá viviendo. Los pequeños medios dentro de su ámbito sí reivindican los debates; debates que casi han ido desapareciendo, en la televisión ya no hay. En la radio lo hacemos, con todas las limitaciones. Pero la radio no deja de ser un medio importante para estratos medios y bajos, porque tiene esa llegada. Pero la radio tiene esa magia que puede llegar más que la televisión. Y ahora con internet con mayor razón”. 

El periodista Rivadeneira está de lunes a viernes en dos horarios: de 06:00 a 09:00 y de 12:00 a 13:00 en los micrófonos del noticiero Ecuadoradio.

El blanco preferido de las sabatinas
Gonzalo Rosero. Radio Democracia


A pesar de las críticas, Gonzalo Rosero mantiene su línea de cuestionamiento al gobierno.

Gonzalo Rosero, el director de Radio Democracia, ha dicho sobre su oficio: “ejercito el periodismo de interpretación, que lamentablemente en nuestro medio no se cumple, ni se practica por una preferencia al sistema norteamericano que es la noticia despojada de la opinión del periodista. El pluralismo ideológico ha sido un emprendimiento permanente; salvo estos años en que se nos ha prohibido la búsqueda de versiones directas con los actores de gobierno”.  

"Ejercito el periodismo de interpretación, que lamentablemente en nuestro medio no se cumple, ni se practica por una preferencia al sistema norteamericano que es la noticia despojada de la opinión del periodista".

Rosero, quien en las mañanas mantiene un programa de entrevistas en la radio de su propiedad, nació, según indica su hoja de vida enviada por su asistente a este portal, en la ciudad de Otavalo, Imbabura, el 25 de noviembre de 1944.

Desde 1984, el radiodifusor conduce la Revista Informativa Democracia, que se transmite de lunes a viernes y a cuyos contenidos –en la actualidad– es posible acceder por la Internet.

Su trayectoria en la radio se inició en 1974, en la tradicional emisora capitalina Radio Quito, de donde pasó a Ecuadoradio, medio donde laboró hasta 1982. Incursionó también en televisión, en el Canal 8 de Quito y en Gamavisión, donde fue director de información y director del programa San Viernes respectivamente.

Es periodista profesional por la Universidad Central del Ecuador.

Ha recibido varios premios nacionales de radio y reconocimientos a la labor periodística, siendo el más reciente el de “mejor entrevistador en radio” otorgado por la Confederación Nacional de Periodistas del Ecuador en el 2011.

También ha recibido la Medalla al Mérito Periodístico “Dr. Vicente Rocafuerte” conferida por el Congreso Nacional de 2004 y la Medalla de Honor Institucional del Concejo del Distrito Metropolitano de Quito en ese mismo año.

Rosero ha sido objeto de constantes ataques y epítetos por parte del presidente Rafael Correa, y también ha sido frecuentemente cuestionado en el segmento La libertad de expresión ya es de todos de la sabatina presidencial. 

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