

Foto referencial
Todo el mes de febrero estuve* fuera del país por motivos de trabajo. Estuve enferma de “gripe fuerte”, tipo Influenza, desde el 15 de febrero. Regresé de viaje a Ecuador del 5 de marzo de 2020. En ese momento Ecuador tenía cerca de una docena de casos de COVID-19 confirmados. De donde yo venía también manejaban cifras similares. En los aeropuertos donde estuve únicamente la gente asiática utilizaba mascarilla. Cuando llegué al país, el control fue a revisar, con el termómetro a distancia, si tenía fiebre o no. No la tuve. Ese fin de semana visité a la familia, algunos amigos, estábamos felices de vernos nuevamente. El número de casos seguía en ascenso lentamente, pero lo que me llamó la atención es que mientras nuestro país subía uno o dos casos diarios, en donde estuve el último mes en pocos días subió ¡600 casos!
Pasó una semana de mi regreso y empecé a tener nuevamente síntomas de gripe, sobre todo tos seca todo el día; sin embargo no tenía fiebre. Yo sufro de mialgias, en la cabeza y el pecho, así que no me alarmé cuando tuve esos síntomas. Ese día se cancelaron las clases en Quito y luego en el país.
Persistía la tos seca y fue cuando consulté a mi doctor de confianza qué debería hacer. Ese momento él me recomendó ir a la casa y pedir una prueba de COVID-19 para mí y mi pareja, con quien vivo. La prueba fue tomada el 17 de marzo. Mi pareja me dijo: yo no me la voy a hacer, yo no tengo nada, es más no quiero utilizar una prueba cuando alguna persona que en verdad la necesita. Los resultados llegaron luego de 48 horas y fueron negativo para mí y positivo para mi pareja. Ella fue una de las primeras personas que dio positivo en Quito. ¿Qué pasó? Hubo varias hipótesis:
1. Se confundieron las muestras; siendo yo positiva y mi pareja negativa.
2. Mi prueba fue falsa negativa.
3. Yo tuve el virus pero al momento de realizarme la prueba ya la carga viral fue tan baja que no se detectó.
4. Yo nunca tuve y mi pareja se contagió en otro lado.
La cuarta opción fue descartada haciendo pruebas a las personas más cercanas con las que mi pareja tenía relación y presentaban síntomas.
Lo primero que adquieres es el miedo. Miedo a lo que estaba matando a tanta gente y que ya no era en países lejanos, sino en tu casa, la persona a tu lado estaba infectada y lo más probable es que tú fuiste la portadora y pudiste contagiar a tus seres queridos.
Lo primero que adquieres es el miedo. Miedo a lo que estaba matando a tanta gente y que ya no era en países lejanos, sino en tu casa, la persona a tu lado estaba infectada y lo más probable es que tú fuiste la portadora y pudiste contagiar a tus seres queridos.
Mi pareja empezó a tener síntomas al quinto día de haber sido tomada la muestra, fuerte dolor de pecho, dolor de cabeza, un poco de dolor de garganta y oído, cansancio, malestar general, pero no hizo fiebre tampoco.
Algo característico de la enfermedad es que te sientes mal uno, dos días, al tercer día se van todos los síntomas y piensas que ya lo peor pasó; pero al cuarto día regresan los síntomas, te sientes nuevamente mal, y es como empezar de nuevo. Y así por aproximadamente tres semanas.
A lo largo de las tres semanas no salimos a ningún lado, nos realizaron más pruebas: a mí una más (la cual dio negativo) y a mi pareja otras dos. La segunda fue negativo y la última aún, luego de siete días no nos dan el resultado. También nos hicieron la prueba de las inmunoglobulinas, fuimos de las primeras muestras tomadas, el laboratorio las procesó mal y no tuvimos resultados.
Al día de hoy, 11 de abril, vamos 25 días desde la toma de muestra de la prueba positiva. Ya no tenemos casi síntomas; en mí persiste la tos seca, muy esporádica pero aún no se va del todo. Mi pareja está completamente sana.
Algunas notas:
Lo preocupante: nunca hicieron cerco epidemiológico a nuestros contactados.
Lo triste: lo primero que las personas cercanas preguntan es: ¿y yo cuándo te vi? Seguro es lo primero que se les viene a la cabeza y si las contagiaste.
Lo raro: te sientes el niño de los piojos.
Las incógnitas: ¿Nos podemos seguir y seguir re-contagiando entre nosotros dos? ¿Somos ya inmunes? ¿La cepa viral que yo traje de mi viaje es la común acá en Ecuador? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para dejar de contagiar?
El sinsentido: nunca presentamos fiebre.
*Este es el testimonio de una persona con COVID-19, una de las primeras contagiadas en Quito. Ha pedido protección de su identidad.
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