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8 de Noviembre del 2016
Historias
Lectura: 7 minutos
8 de Noviembre del 2016
Redacción Plan V
La muerte en vida de Galo Lara

Galo Lara fue extraditado desde Panamá en noviembre del 2014, cuando el gobierno de ese país le revocó su estatus de asilado político.

 

Galo Lara, ex asambleísta de PSP y líder opositor al gobierno de Rafael Correa, cumple en una cárcel de Guayaquil una pena de diez años de prisión, por su presunta complicidad en un triple homicidio en la localidad de Quinsaloma, Los Ríos. En varias cartas, el considerado preso político, denuncia maltratos en la prisión, el aislamiento de visitas íntimas y la negación de atención médica a su salud afectada por la diabetes y la hipertensión.

Parece que la condena contra Galo Lara, ex asambleísta de Sociedad Patriótica, no es a diez años de prisión sino a muerte, dice su defensa. Eso se puede desprender de varias cartas enviadas por el detenido, desde la prisión en Guayaquil, a las que este medio tuvo acceso.

Lara es diabético, pero en una de las cartas, a monseñor Fausto Trávez, arzobispo de Quito, denuncia que ha sido el único preso del Ecuador al cual han extraditado con cadenas en el cuerpo, grilletes y esposas en las manos. Acude al prelado, "para rogarle su intervención" para que "exhorte" a las autoridades carcelarias, especialmente a la ministra de Justicia, Ledy Zúñiga, a respetar sus derechos humanos: "han llegado al extremo de quitarme mi Biblia, mis medidores de azúcar y de presión, mis zapatos para uso diabético". No ha tenido visitas íntimas por dos años y cuatro meses, "aunque ellos (los del Ministerio) las publican en su página web con fechas, día y hora y no se dan". Denuncia que desde marzo de este año los médicos del Ministerio de Salud "han ordenado cuatro veces, por escrito, que me devuelvan mis zapatos  y hasta hoy el Ministerio de Justicia los devuelve. Mi pie izquierdo se está deformando, las plantas y los talones me duelen, los calambres en las noches también son dolorosos".

Lara dice al líder de la Iglesia Católica del Ecuador que tiene la certeza de que "usted sí puede ayudarme: en algún momento estas autoridades van a ir a tomar un té con usted o a pedirle que oremos por ellos".

En otra parte de la carta, Galo Lara le dice a Trávez que "estoy convencido y cada día que pasa sé que se acerca mi libertad, puedo sentirlo, viene desde el cielo, me aferro a eso cada día más". Gracias por escucharme, le dice a monseñor,  y le hace un pedido: "valdría también la oportunidad que usted oficie se autorice a nuestros sacerdotes que les permitan ingresar al menos una vez a la semana a las cárceles. Por acá llegan cada tres o seis meses cuando se los autorizan en el Ministerio de Justicia, donde les dicen que esperen (para cuando) estén de humor para autorizarlos a pasar".

La carta, según fuentes vinculadas a Lara, no ha sido respondida por el prelado católico.

Con sus cartas desde la cárcel, Lara denuncia que está preso por haber denunciado casos de corrupción en este gobierno. Entre ellos, la compra de los helicópteros Dhruv, los radares chinos, los precios de las carreteras...

Galo Lara está detenido en una cárcel de Guayaquil cumpliendo una pena de diez años de prisión, por su presunta complicidad en un triple crimen en la localidad de Quinsaloma, Los Ríos. En un proceso que su defensa ha denunciado como plagado de irregularidades, faltas al debido proceso y pruebas cuestionadas, fue primero sentenciado como inocente, pero luego su caso se reabrió y tras el testimonio verbal de un solo testigo, fue hallado culpable de ser cómplice de asesinato, junto a su compañera Carolina Ramos, quien fue sentenciada como culpable. 

Lara huyó a Panamá, por Colombia, donde pidió asilo político, pero en una decisión inédita para la diplomacia panameña, esta condición fue revocada y fue detenido en su huida a Costa Rica y entregado a las autoridades ecuatorianas, las cuales exhibieron en televisión su traslado, encadenado y con uniforme de reo. Esto fue en noviembre del 2014, hace dos años. Todos estos hechos han sido denunciados a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y a las Naciones Unidas. 

Con sus cartas desde la cárcel, Lara denuncia que está preso por haber denunciado casos de corrupción en este gobierno. Entre ellos, la compra de los helicópteros Dhruv, la compra de los radares chinos que nunca se colocaron, y por los cuales se rescindió un contrato de USD 60 millones. La empresa china ahora reclama USD 280 millones de indemnización en una demanda contra el Estado ecuatoriano. Lara también denunció un caso de presunta corrupción en la Corte Constitucional por un fallo en un caso que enfrentaba a la mayor empresa cervecera del Ecuador con su sindicato. Se llamó el caso "Corte Cervecera". También llevó a juicio político al ministro de Transporte y Obras Públicas, Jorge Marún, por presuntos sobreprecios e irregularidades contractuales en la construcción de carreteras. Denunció, así mismo, irregularidades en la contratación de seguros de las empresas del Estado y presuntas ilegalidades en la exportación de cargamentos de petróleo ecuatoriano.

En otra carta, fechada el 6 de noviembre, dirigida a un conocido escritor y periodista ecuatoriano, Lara comenta que durante ese juicio "se me apareció un asesor presidencial a ofertarme 300 millones de dólares en contratos, que yo ponga el contratista". Dice que solamente alcanzó a sonreírse; "lo rechacé y le dije que eso se lo apliquen a las mismas obras".  Su persecución (del gobierno) ha sido implacable, dice Lara en esa carta: me criminalizaron con 307 cadenas de radio y TV y prensa gubernamental, para llevarme a un juicio en diciembre del 2012, donde en una audiencia de 80 horas, sus propios jueces no encontraron ningún nexo causal en contra mía y la madre de mis hijos. Fui declarado inocente y con las mismas pruebas, ella culpable".

"Creo firmemente que esto pronto terminará -dice Lara en su carta-, es cuestión de días, quizá de horas (...) Todos los intentos por destruirme han terminado fortaleciéndome, porque Dios siempre produce frutos en medio de la aflicción". Esto, la cárcel, es lo que yo llamo, dice Lara, "mi campo de entrenamiento".

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