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3 de Septiembre del 2018
Historias
Lectura: 13 minutos
3 de Septiembre del 2018
Redacción Plan V
Testimonio de un accidente en un cine que pudo ser fatal

Fotografías: Cortesía de la la Familia del niño

Dereck tiene 4 años y medio y fue inducido al coma tras el golpe que tuvo en la cabeza producto de la caída de 3 metros y medio en la sala 14 del Supercines en el norte de Quito.

 

Este es el testimonio de Sandy Romero, de 41 años, sobre el accidente que tuvo su hijo Dereck, de 4 años y medio, en una sala de cine. Él cayó tres metros y medio desde una rampa que no tenía la protección ni señales de peligro. El niño estuvo hospitalizado dos semanas y media e inducido al coma tras una operación. Su madre asegura que en ese lugar no hay la suficiente seguridad para los niños. Fue atacada en redes sociales. Su caso llegó hasta la Comisión de Salud del Municipio.

El 30 de julio pasado a las 14:50 fui a ver el estreno de la película Los Increíbles con una amiga y mis dos hijos en los Supercines (de la av. 6 de Diciembre). Fue la primera vez que me sentaba en la parte superior de la sala 14. Mi amiga fue la que insistió. Pero a la mitad de la película mi hijo de cuatro años y medio empezó: “mami, ya me hago pipi”.

Entonces bajamos las gradas en medio de la oscuridad para ir al baño. Yo estaba con zapatos de taco caminando atrás de él. Mi hijo vio una grada pequeña y se subió. Le dije: “mi amor bájate de ahí”. Pero le venció su cuerpito y cayó. Me quedé en shock. Grité. Mi amiga también. Corrí por las gradas.

Mi pequeño se cayó tres metros y medio. En la parte superior hay seis filas de asientos. No hay protección para poner más filas de asientos. Hay una rampa y mi hijo se fue por allí hacia abajo. Tal vez pensó que era parte de la salida porque estaba oscuro. No hay nada que diga peligro.


Sandy Romero, madre del niño, hizo público el caso para sentar un precedente y que no se vuelvan a repetir estos accidentes en lugares donde van niños. 

No había nadie del cine en la sala para que me auxilie. Era una función con pocas personas en el público porque era un lunes por la tarde. No pararon la película, no les importó nada. Vi a mi hijo, Dereck, botado en el piso y no sabía qué hacer. Él estaba consciente, pero no lloró. Lo cogí con mis brazos y lo saqué afuera. Lo revisé, pensé ver sangre, pero no vi nada.

Justo pasaron las personas que hacen el aseo. Mi amiga les dijo: “vea se cayó”. Miraron y continuaron en sus labores. Un señor que estaba en la sala vio lo que pasó y salió. Me dijo que revisara la cabeza de mi hijo. Y le encontré un hundido súper fuerte. Mi hijo se cogió la cabeza y me dijo: “mami me duele”. El señor me dijo que corra al hospital porque los golpes en la cabeza son súper peligrosos. Parecía una película de terror.

Vista frontal del lugar donde se produjo la caída de Dereck. Su familia ha denunciado que no existe un aviso o ni una seguridad para evitar la caída de cualquier persona desde esa zona. 

Corrí con él, en brazos, y pasamos por la persona que recoge los boletos y me amiga le gritó: “se acaba de caer el niño”. Como no sangraba, solo lo miró. Mi amiga le explicó el accidente porque yo estaba en shock, no podía ni hablar. Ella me dijo: “no nos van ayudar, salgamos de aquí”. Bajamos y una persona del parqueadero me pidió los boletos. Le dije que se habían quedado arriba. “Mire mi hijo se acaba de caer” y me respondió “señora, váyase rápido”.

En el auto le pedí a mi hijo que no se duerma. Llegué primero a una clínica donde le hicieron una tomografía. Pero antes mi hijo empezó a convulsionar. Casi me muero. Una enfermera me dijo: “su hijo se va a morir”. No podía creerlo. Parecía una pesadilla. Los grados en la escala de Glasgow iban bajando. El doctor me dijo que no tenía cuidados intensivos para niños y me recomendó cambiar a mi hijo de hospital.

Contraté una ambulancia y lo llevé al Hospital Metropolitano. Cuando llegó mi hijo casi no podía respirar. Estuvieron 15 personas con él entre médicos y enfermeras. Vieron la tomografía que le acaba de hacer y me dijeron que debían operarle de emergencia. Dereck tenía una fractura, un edema en el cerebro y un edema pulmonar. Su cerebro empezó a expandirse muchísimo. Debía entrar a cirugía en ese instante. Mi esposo estaba fuera del país. Lo llamé y pensó que lo que le contaba era una broma. No lo podía creer.

Me pidieron (en Supercines) que les deje mi teléfono y que les haga una “cartita” adjuntándoles fotos y “ahí veremos qué hacemos”.

Después de tres horas salió mi pequeño bien. Le indujeron al coma porque fue demasiado fuerte la contusión cerebral que tuvo. El cerebro comanda muchas partes del cuerpo. Los primeros días su estado fue grave. Estaba muy delicado. Para esto ya llegó mi esposo. Yo no tenía tiempo para ir a denunciar y él fue con las fotos de mi hijo a los Supercines. “Ya le vamos a llamar”, le dijeron. Pero nunca nos llamaron.

Pasaron los días en el Metropolitano hasta que me reuní con el gerente porque había la posibilidad de llevar a Dereck al Miami Children Hospital. La presión en el cerebro estaba muy alta, no lograban estabilizarle. Mi familia y mis amistades rezábamos por él. Creo que por las cadenas de oraciones mi hijo empezó a recuperarse de a poco.

Cuando estaba en coma me di cuenta que me escuchaba. No me despegué de él. Empezó a salir. Le desentubaron. Mi hijo no podía tragar, temblaba. No quería caminar. Pero después empezó a recuperarse, fue un milagro. Él también puso mucho de parte. Él pedía pintar, comer, caminar. Hizo rehabilitaciones.

En el hospital me dijeron que podía quedarse de entre dos y tres meses por la gravedad del golpe. Pero estuvo solo dos semanas y media. Cuando salió agradecí a Dios porque mi hijo estaba vivo. Y pensé que era necesario alertar para que no vuelva a pasar estas cosas.


El niño estuvo en cuidados intensivos y fue operado de emergencia. Tenía un hematoma. 

Una vez que salió del hospital fui a las oficinas del cine y me dijeron: “ah, usted es la mamá del niño, sí tenemos un chat del accidente”. Pero no me han llamado, le dije. “¿No le llamarían? Es que mi jefe está en Guayaquil”. Les dije que mi hijo estuvo al borde la muerte porque allí no había seguridad y cualquiera se puede subir y caer. No hay ningún tipo de contención.

Me pidieron que les deje mi teléfono y que les haga una “cartita” adjuntándoles fotos y “ahí veremos qué hacemos”. Me sentí burlada respecto a mis derechos como mamá y los de mi hijo. No preguntaron por la cuenta, no dijeron nada. Ni ofrecieron una disculpa ni preguntaron cómo estaba él. Una impavidez e indolencia.

Finalmente no envié la carta. Creo que es importante crear un precedente (la familia ha pedido una diligencia previa a un juez civil, que equivale a una inspección judicial en el lugar de los hechos, según el abogado Freddy Ron). Nadie tiene dinero guardado para una emergencia como esta. He pedido préstamos para poder cancelar la cuenta del hospital. Yo dejé de trabajar durante un mes. Aunque va bien su recuperación, no sé que le pueda pasar a futuro. Tengo citas con el neurólogo, tomografías.

 

Hay madres que se han horrorizado, pero hay otras personas que me han atacado. Me han dicho en redes sociales que soy una mala madre.

Decidí hacer público este caso para alertar a las personas. No hay seguridades para nadie. Si a alguien le da un infarto, nadie le socorre. Creé una página en Facebook para contar este caso. Hay madres que se han horrorizado, pero hay otras personas que me han atacado. Me han dicho en redes sociales que soy una mala madre, que no le he cuidado a mi hijo, que yo le puse allí (para que se caiga). He visto mensajes de ese tipo.

Deben ser personas pagadas porque yo no creo que una madre pueda decir eso. En el Twitter me dijeron: “los judíos nunca vamos aceptar un chantaje más aún si no tienes razón”. Otro me criticaba por haber hecho la denuncia a instituciones del Estado. ¿Entonces a quién me voy a quejar?  Pienso que como consumidores la gente debe exigir lugares adecuados para niños. Seguro son trolls. Se ve la podredumbre, en lugar de asumir, atacan.

Por las redes sociales creo que la empresa se enteró y llegó a reunirse con nosotros un abogado de la aseguradora  de ellos. Yo busco que también vean por los daños a futuro, no solo es la cuenta que pagamos, sino las secuelas. Mi hijo no convulsionaba y ahora toma anticonvulsionantes. Entonces no es justo. No aceptamos el acuerdo que propusieron.  Después le enviaron un mensaje a mi esposo diciéndole que se encuentre con ellos sin abogado y sin mi persona. Mi abogado me dijo que no, que cualquier tema deben hablar con él.


Arriba y abajo. Mensajes que le llegaron por Twitter a Sandy Romero tras su denuncia en redes sociales. 



Mi esposo y yo trabajamos y estamos pagando la cuenta. Pero, ¿qué pasaría si esto le pasa a quien no tiene recursos? Yo he visto a muchas personas que dejan a sus hijos en la cine y se van porque no tienen para las entradas. Muchos van con varios niños y esa bajada es mortal. Son menores de todas las edades. Me enviaron fotos de otros cines en la ciudad que tienen rejas para evitar que se caigan.

El miércoles pasado fui a la Comisión de Salud del Municipio y expuse mi caso. Estaban allí los Bomberos. Dijeron que en encendios no tienen nada (que ver con estas supervisiones). Entonces, ¿cuál es el organismo que revisa estas cosas?, preguntaron los concejales. Uno como consumidor no está protegido y peor en lugares a donde van niños. Las grandes empresas deben tener comisiones de Salud y planes de contingencia.

En la reunión apareció un señor que me estaba filmando. El concejal Mario Guayasamín se dio cuenta y le preguntó quién era. El hombre, que era de la Costa, estaba temblando. Dijo que asesoraba sobre accidentes a empresas como cines. No sabía qué decir. “¿Quién es?”, le preguntaron de nuevo. Entonces afirmó que era parte de la seguridad de la Corporación El Rosado (a la que pertenece Supercines). Los concejales le dijeron que bueno que haya un representante de ellos, pero que no puede filmar y le borraron el video.

Le informaron que debe abrir la puerta a las 09:00 porque le anunciaron una inspección en el cine el lunes 3 de septiembre. Ocurrió en la mañana. Entidades como Gestión de Riesgos, la Agencia Metropolitana de Control, la Secretaría de Riesgos, los Bomberos y la Procuraduría constataron que en el lugar del accidente no había ningún seguridad (la familia espera un informe de la inspección).

Mi intención es crear un precedente. Siento que he ganado porque mi hijo está vivo. Puedo tocarlo. No quisiera que otra madre pase por este sufrimiento. Me siento como David frente a Goliat. Pero estas cosas no pueden pasar y que se laven las manos.

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