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20 de Octubre del 2020
Historias
Lectura: 17 minutos
20 de Octubre del 2020
Redacción Plan V
Gas en Quito: las inspecciones de los Bomberos se han reducido este año y la mayoría fueron virtuales
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Varias familias de Cumbayá lo perdieron todo en la explosión de un local de shawarmas el pasado 10 de octubre de 2020.  Foto: El Universo

 

Los Bomberos de Quito han realizado 25 mil "teleinspecciones" desde el 14 de junio, cuando limitaron sus actividades presenciales por la pandemia. Se han producido en lo que va del año ocho explosiones de gas en la capital. En los últimos dos años han muerto por lo menos cuatro personas debido a detonaciones de gran potencia que han demolido casas en Cumbayá y el sur de la ciudad. Las normas sobre seguros para cubrir estos siniestros no se cumplen.

Las imágenes de cámaras cercanas muestran una explosión repentina en una calle del centro de Cumbayá, una parroquia residencial del oriente de Quito. Eran poco más de las 10:00 de un sábado de feriado, el pasado 10 de octubre,  cuando en un local en donde funcionaba un restaurante de shawarmas una acumulación de gas dentro del sitio provocó la explosión. 

Fue de tal magnitud la detonación del gas acumulado, probablemente, durante horas, que las paredes y columnas de la casa que albergaba el negocio se desplomaron y el segundo piso cayó sobre el primero. Toda la estructura de la casa quedó totalmente dañada y se estima que habrá que derrocarla. 

La explosión dejó nueve personas heridas, dos casas destruidas, casi una veintena más con vidrios rotos y estructuras afectadas y seis vehículos convertidos en chatarra. 

Este fue el último accidente con gas en la ciudad de Quito en lo que va del año. Según el Cuerpo de Bomberos,  entre el 1 de enero y el 10 de octubre se han atendido 8 casos de explosiones de gas en la ciudad capital. 


Casas, vehículos y enseres fueron destruidos en la última explosión de gas, en Cumbayá. Fotos: El Universo

El cilindro no es el que explota

Generalmente, el fenómeno siempre tiene las mismas causas. En algún punto de las instalaciones de gas doméstico, entre el cilindro que lo contiene y la cocina, se produce una fuga. El gas llena rápidamente los espacios y al contacto con una chispa, que puede ser producida por el interruptor de una luz, por ejemplo, explota. Casi nunca es el cilindro como tal lo que revienta, por lo que suele ser recuperado en el sitio con parte de su contenido todavía intacto.

Cilindros de gas como éste han sido recuperados de los sitios de las deflagraciones. 

Esto ocurrió en el caso de Cumbayá, en un local que, según ha dicho el Municipio, no contaba con la inspección que los bomberos realizan a todos los negocios de la ciudad, previo a la obtención de una licencia. La inspección es necesaria para la emisión de la Licencia Única de Actividad Económica (LUAE), aunque hay locales -como el caso del que explotó en Cumbayá- que no cuentan con dicho documento. 

El gas que se usa en el país, en donde no tuvo éxito el intento del gobierno anterior de implementar masivamente las cocinas de inducción eléctrica, debido a la resistencia de la población de abandonar el combustible casero tradicional, es Gas Licuado de Petróleo (GLP), una mezcla de Propano y Butano al que se agrega el Mercaptano para que tenga un olor perceptible, precisamente para poder identificar las fugas. Solo en la ciudad de Quito, se estima que se despachan para uso diario por lo menos 30 mil cilindros de gas, y diez mil más en las localidades de la provincia de Pichincha.

Según explica Francisco Alvear, del Cuerpo de Bomberos, "las causas más comunes de explosiones por GLP generalmente se presentan por instalaciones inseguras tanto en reguladores, válvulas, mangueras y conexiones a los equipos de consumo, que originan fugas de gas y como consecuencia la deflagración del GLP por la acumulación del combustible en lugares cerrados". 

Según explica Francisco Alvear, del Cuerpo de Bomberos, "las causas más comunes de explosiones  generalmente son instalaciones inseguras tanto en reguladores, válvulas, mangueras y conexiones a los equipos de consumo, que originan fugas de gas y como consecuencia la deflagración  por la acumulación  en lugares cerrados".

Los requisitos para usar gas y las teleinspecciones

El uso de gas, sobre todo en locales comerciales que lo usan para la preparación de comidas, está regulado por la norma  NTE INEN 2260 que se refiere sobre todo a los sistemas centralizados de gas que funcionan en edificios. 

Alvear precisa, sin embargo, que "la principal característica que debe tener un local que usa gas de manera comercial es tener los cilindros de GLP en lugares independientes y ventilados, con señalización y un extintor de 10 lbs, de igual manera que los reguladores, válvulas, mangueras, abrazaderas y todos los accesorios del sistema estén correctamente instalados". 

Según los bomberos capitalinos, en lo que va del 2020 han realizado 42.911 inspecciones a locales comerciales, mientras que  2019 hubo 78.770 visitas. En junio de este año, los bomberos informaron que, debido a la pandemia, estaban realizando algunas de las inspecciones por medio de "un sistema de videoconferencia, en las que se verifican las condiciones de seguridad contra incendios en locales de riesgo medio y bajo, que hayan tramitado su LUAE. De esta manera, se evita la presencia del inspector en el local del usuario, quien puede coordinar su teleinspección en los horarios más convenientes. Para lo cual, el usuario debe tener habilitado un correo electrónico y contar con un dispositivo móvil con acceso a internet, audio y video". Según la información de los bomberos, las "teleinspecciones" consisten en realizar una vídeoconferencia en donde el inspector mira por la cámara del dispositivo del usuario las instalaciones de gas que tiene en su local. 


Según los bomberos, buena parte de las inspecciones se pueden realizar con este tipo de conferencias por Zoom. Foto: Cuerpo de Bomberos de Quito

"Desde el 14 de junio de 2020, hasta el día de hoy, se han realizado 25.530 teleinspecciones", precisa Francisco Alvear, lo que significa que más de la mitad de las inspecciones que los Bomberos han realizado en Quito este año han sido con este mecanismo. Alvear precisa que esta modalidad "se valida si la inspección puede hacerse en forma virtual en función del riesgo y de la disponibilidad tecnológica del usuario.  De ser factible el sistema envía un link para una reunión virtual en las que el inspector verifica las instalaciones del local y emite el correspondiente informe".

A principios del 2018, los bomberos aseguraban que habían hecho por lo menos seis mil inspecciones mensuales, lo que da un promedio de 72 mil al año. En este año, las inspecciones se han reducido, en primedio, a cerca de 4900 al mes.

A principios del 2018, los bomberos aseguraban que habían hecho por lo menos seis mil inspecciones mensuales, lo que da un promedio de 72 mil al año. En este año, las inspecciones se han reducido, en primedio, a cerca de 4900 al mes.

Según se explica en el Cuerpo de Bomberos, entre los requisitos que los inspectores revisan están que as instalaciones eléctricas se encuentren dispuestas de manera ordenada protegidas por tuberías, canaletas (sin cables pelados o expuestos) evitando la sobrecarga de toma corrientes. También, que haya extintores portátiles disponibles, cargados y operables, del tipo, cantidad y en la ubicación requeridos. Además, que los ambientes en los que existan equipos que empleen gas cuenten con ventilación superior e inferior de área 80 cm2 c/u permanente al exterior. Así mismo, los elementos constitutivos del sistema de gas licuado de petróleo como conectores flexibles, válvulas, reguladores deben ser específicos para la presión de operación. Insisten en que los generadores de agua caliente a gas (calefones) se encuentren ubicados en el exterior y presenten informe de mantenimiento, entre otros. 

Tragedias con el mismo patrón

El uso de gas en Quito ha dejado varias tragedias con el mismo patrón. La noche del 24 de diciembre de 2017, en el restaurante Toronto, al norte de Quito, una instalación de gas ubicada en un piso alto sufrió una fuga que rápidamente llenó el ambiente y produjo una explosión. Dos personas murieron: un niño y una de la tercera edad, que formaban parte de los clientes del local, que esa noche habían salido a cenar por navidad. Once clientes más quedaron heridos. 


Tragedia de navidad de 2017 en el restaurante Toronto, una fuga de gas fue la causa.  Foto: Diario El Comercio

Los bomberos pudieron determinar que el restaurante usaba gas de 15 kilos en lugar de los cilindros de 45 kilos (que son más caros y deben ser empleados por este tipo de comercios) y que se habían hecho modificaciones a las instalaciones de gas para ahorrar costos en el combustible. La deflagración fue de tal magnitud que el sitio quedó completamente destruido. En mayo de 2018, el propietario del local recibió una condena de 16 meses de prisión y la orden de pagar una multa de 10 salarios básicos (USD 3 860  a la fecha de la tragedia). Además, llegó a un arreglo con los familiares de las víctimas para indemnizarlos. 

En mayo de 2018, el propietario del toronto recibió una condena de 16 meses de prisión y la orden de pagar una multa de 10 salarios básicos (USD 3 860  a la fecha de la tragedia).

En cambio, hace casi dos años, el 29 de octubre de 2018, otra explosión de gas por las mismas causas ocurrió en la ciudadela Ibarra, en el sur de Quito, En medio de la noche,  la explosión mató a una persona, dejó heridas a siete y causó destrozos en ocho casas del sector. 

Apenas el año pasado, y el mismo mes de octubre, esta vez el 23 de octubre de 2019, otra explosión similar ocurrió. Fue en las calles Moraspungo y Pinllopata en San Bartolo, también en el sur de Quito.

Como en los casos anteriores, poco después de las 10:00 de la mañana, una acumulación de gas en un sitio cerrado provocó una explosión en donde murió una persona de 73 años, resultaron heridos siete más. La casa en donde ocurrió la explosión de gas quedó prácticamente demolida por la onda expansiva. 

Sin quien responda y sin seguros 

Pero ¿quién debe responder por este tipo de desastres? Desde el Cuerpo de Bomberos se señala que deben hacerlo seguros privados, siempre y cuando los propietarios de los locales los tengan contratados. Pero también precisan que los seguros contra incendios o explosiones, simplemente, "no son obligatorios en el Distrito Metropolitano de Quito", por lo que la mayoría de quienes son afectados por estos desastres simplemente lo pierden todo. 

Es el caso de Marco Gualpa, que habitaba la casa de la reciente explosión en Cumbayá. El padre de familia de dos menores de 9 y 5 años comentó que perdió todas sus pertenencias, como sus electrodomésticos y hasta la computadora con la que sus hijos asistían a clases, pues la explosión destruyó su departamento. También destruyó los carros estacionados en la calle, algunos de los cuales no estaban asegurados. A pesar de que algunos tenían seguros, los propietarios deberán pagar de su cuenta el deducible, pues ni la dueña de la casa ni el del restaurante en donde se originó el siniestro contaban con seguros a terceros.

Marco Gualpa, padre de familia de dos menores de 9 y 5 años comentó que perdió todas sus pertenencias, como sus electrodomésticos y hasta la computadora con la que sus hijos asistían a clases, pues la explosión destruyó su departamento.

Aunque la Ley de Propiedad Intelectual dispone que en los edificios, en particular, los constituidos en ese régimen, se contrate un seguro para la estructura y la maquinaria que proteja a los propietarios en caso de un incendio o explosión que afecte la estructura, rara vez se cumple.

María Morales es administradora de un edificio del centro norte de Quito desde hace cinco años. Asegura que cada año, en la reunión anual de copropietarios, se ha planteado la contratación de una  póliza anual de seguros que cubra la estructura principal del edificio y las máquinas como las bombas del sistema de agua potable y la instalación del gas centralizado, pues el edificio cuenta con dos bombonas en la terraza de donde se distribuye el gas para las cocinas y los calefones. Solo un año se aceptó la contratación de la póliza, en medio de quejas de algunos de los vecinos que aseguraron que era un gasto innecesario y que proteger sus departamentos "depende de cada uno". El tema se retomó luego del terremoto de Manabí de 2016, sentido fuertemente en Quito, pero el entusiasmo en la junta vecinal fue decayendo cuando los temblores pararon. Actualmente, el edificio, que tiene un local en la planta baja donde funcionó un restaurante de almuerzos -que quebró por la pandemia, por lo que el local está en arriendo- no tiene ningún seguro contra incendios y explosiones. 


En 2015 se produjo otra explosión en un edificio de departamentos al norte de Quito.  Foto Archivo El Telégrafo

En un edificio del centro norte capitalino, la idea de contratar un seguro se retomó luego del terremoto de Manabí de 2016, sentido fuertemente en Quito, pero el entusiasmo en la junta vecinal fue decayendo cuando los temblores pararon.

Lo único a lo que han accedido los copropietarios, señala, es a la realización de una inspección de las instalaciones y tuberías de gas, para lo que se contrató a una empresa especializada. Los técnicos llegaron con detectores de fugas, cambiaron algunas mangueras y válvulas y también colocaron un sistema antiincendios en las bombonas de la terraza, en caso de que llegaran a incendiarse. La visita de los técnicos costó USD 20 por departamento y fue la primera realizada en por lo menos 15 años del edificio, mientras que otros de los vecinos se niegan a recargar los extintores que hay en las cocinas y que fueron dejados ahí por los constructores. 

A pocas cuadras de ahí, en otro edificio de estrato medio alto, no hay instalación de gas centralizado, pero sí tomas de corriente de 220 voltios cuyo propósito es conectar cocinas de inducción. Sin embargo, pocos de los propietarios las tienen, por lo que las cocinas siguen usando bombonas de gas doméstico. Ese mismo edificio sufrió una inundación de aguas servidas provocada por la obstrucción de la canalización central. "Fue increíble, yo vivo en el cuarto piso y todo mi departamento se inundó con aguas servidas que brotaban de los sumideros de la cocina y el baño", dijo uno de los residentes. Enseres como muebles, alfombras y ropa se dañaron en aquella ocasión pero, como en el edificio vecino, no hay ninguna póliza para responder por los daños, que fueron asumidos por cada propietario. 

En Quito, en el Capítulo VI  del Código Municipal, que se refiere al Régimen Sancionatorio, en su artículo III.6.274  se establecen algunas infracciones y sanciones administrativa, entre ellas, el el infringir las reglas técnicas básicas de prevención de incendios, pero el uso negligente del gas no es un delito en el país.

Sin embargo, los bomberos  de Quito precisan que es posible realizar denuncias sobre uso inadecuado de gas en este enlace, en el apartado de denuncias. 

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