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14 de Noviembre del 2013
Historias
Lectura: 15 minutos
14 de Noviembre del 2013
Jean Cano

Periodista de investigación.

'Hay que resistir, resistir y resistir': César Ricaurte

Fotos: Gianna Benalcázar

César Ricaurte es un periodista de 48 años. Ha logrado construir una red de contactos internacionales, que se interesan por lo que pasa en Ecuador en temas relacionados con la libertad de expresión.

 

En su casa, al norte de Quito, están los recuerdos de sus viajes por el trabajo que realiza. Cada máscara fue traída de un distinto país. 

 

César Ricaurte es un amante de la música. Un área de su casa está adecuada con un sistema de audio de alta fidelidad.

 

Ricaurte vive al  norte de Quito. Ha sido periodista en El Comercio, El Universo y Ecuavisa.

 

Foto: CIDH

Ricaurte, junto con Mauricio Alarcón (segundo desde la izquierda), han llegado cuatro veces a Washington como peticionarios ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.

 

Foto: Gianna Benalcázar

Ricaurte respaldó a los peticionarios ante la CIDH que acudiera en octubre a Washington para denunciar abusos a la libertad de expresión y de asociación. En la foto, él está en la sede de Ecuarunari.

 

César Ricaurte, director de Fundamedios, ha llevado su organización a una nueva etapa en la defensa de Derechos Humanos. Con sus alertas internacionales se ha convertido en el defensor más incómodo para el gobierno e incluso para algunos medios y periodistas. Ahora más sectores confluyen a través de su organización.

jean.cano@planv.com.ec

Están frente al edificio donde tiene sus oficinas Diálogo Interamericano -en la Connecticut Avenue, de Washington DC- en el cual está ese organismo que es considerado un espacio de discusión democrática de primer nivel; reconocido hasta por los más fieles colaboradores del gobierno de Rafael Correa. Allí, dos defensores de Derechos Humanos bromean y ríen.

Lo hacen antes de despedirse, el pasado 29 de octubre, luego de compartir un encuentro sobre las restricciones al derecho a la libertad de asociación en Ecuador. El sarcasmo entre César Ricaurte, director de la Fundación Andina para la Observación Social y Estudio de Medios (Fundamedios), y José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch, está relacionado con las duras críticas de Rafael Correa al financiamiento de las dos organizaciones. El uno dice algo acerca de la CIA, el otro de un grupo narco… Vivanco dice que ya debe retirarse porque tiene una reunión con los del dinero… los de México.

Es una de las maneras que Ricaurte tiene para relajar su día a día. A él, por su trabajo en reportar alertas de abusos a la libertad de expresión en Ecuador, le han dicho hasta que es un agente de la CIA. Que es el ejecutor de un malévolo plan de la derecha para desbaratar el gobierno o el proceso del régimen de Rafael Correa. Que todo lo que hace Fundamedios es una exageración y hasta mentira...

Ya de regreso al país, César Ricaurte reflexiona acerca de esas consecuencias y de ese momento de distensión con Vivanco. “Es que es tan absurdo todo. En un momento te preguntas ¿En verdad habrá alguien que se crea esto? ¿Que Ricaurte es agente de la CIA? Por Dios... Hay válvulas de escape. Estamos bajo constante amenaza, pero tampoco estamos paranoicos, tampoco vigilantes todo el tiempo. Disfruto de otras válvulas de escape como la música, me gusta cocinar, los fines de semana no salimos de la casa. Tratamos de hacer una vida familiar más o menos normal”, cuenta.

Ricaurte estaba en Washington para seguir con su trabajo de defensa a los derechos de libertad de expresión y asociación, que ya lleva cinco años. El día anterior al encuentro con Vivanco recibió los primeros ataques por redes sociales por las actividades que estaba realizando junto con otras 10 personas en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Si atentan contra Correa, todo el dinero que les dé la CIA no les alcanzará para comprar ataúdes (SIC)”, decía un tweet que no ha sido investigado por las autoridades pese a las denuncias públicas. Son las consecuencias de una biografía inventada, dice.

Desde el 2008, bajo la dirección de Ricaurte, Fundamedios ha logrado tejer, en la capital estadounidense y en capitales de América Latina, una red de personas que se interesan por el tratamiento de los Derechos Humanos en Ecuador. Es un trabajo de constancia. Diario. En este año ya llevan contabilizadas 143 agresiones y, desde el 2008, 743. En su mayoría ejercidas por funcionarios públicos en contra del artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Esas alertas son difundidas en Ecuador y el extranjero. Pero ahora ese esfuerzo vive una nueva etapa. Una en la cual más organizaciones sociales, no relacionadas con los medios, han plegado al trabajo en favor de los Derechos Humanos. 

De hecho, la historia de esta organización, en un principio, está ligada a la defensa de los medios. Ricaurte es periodista. Un duro crítico, en especial de la televisión. Trabajó en los diarios El Comercio y El Universo. Antes de crear Fundamedios pasó por Ecuavisa, como defensor del televidente. Y una de las críticas que hacen los opositores al trabajo de Ricaurte y su grupo es que antes era un cuestionador de los medios y ahora los defiende. Pero él dice que esa es otra parte de su biografía que ha sido inventada. “Sigo siendo crítico con los contenidos de los medios de comunicación. Lo que pasa es que no creo que mejorar los medios sea destruirlos, como intenta el gobierno.  El primer requisito para un periodismo de calidad es la libertad, si no hay la libertad en el interior de las redacciones, como en el ambiente general de un país, todo lo demás es paja. Todo lo demás es discurso vacío”.

"El gobierno recibe millones de dólares de Usaid y lo ha hecho por 50 años. ¿Y si hubo un proyecto eso me convierte en agente de la CIA? Por Dios."

En el inicio Fundamedios se nutrió del grupo llamado La Redacción. Sus miembros se plantearon reflexionar acerca del periodismo e impulsar iniciativas periodísticas de calidad. “Había gente que ahora está en el gobierno y que es feroz enemigo. Orlando Pérez por ejemplo estaba ahí. Se integró pero nunca a la estructura de Fundamedios, se integró como un empleado”, recuerda.

Pérez, periodista de reconocida trayectoria, es el actual director de El Telégrafo, el medio escrito que es financiado con dinero público y que es cuestionado por tener una línea benévola con el gobierno. Aunque lo desmiente categóricamente... Él confirma su participación. Pero la matiza. En su despacho cuenta que recibió un pago. “No fui empleado. Hacíamos eventos y sobre eso cobrábamos algo. Hubo barbaridades en manejo de plata, de pronto apareció el Banco del Pichincha y cómo hacíamos críticas de Teleamazonas…”.

Ricaurte, en cambio, indica que la relación se rompió porque Pérez se fue al lado político, a la Asamblea Constituyente.

Pérez resta credibilidad al trabajo de esta ONG. “No veo una asamblea de Fundamedios. El financiamiento de ellos condiciona su actividad política, reciben fondos de la Relatoría de la Libertad de Expresión o no… de aquí de allá. Y donde está la plata, está la política, y quien pone la plata define la política, así es en teoría política”. Argumentos que son similares a los que se han difundido en varias cadenas de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia en los cuales se ha cuestionado el trabajo de Fundamedios y al mismo Ricaurte. Críticas que lo relacionan con una actividad de oposición con financiamiento de Estados Unidos...

Ricaurte es vehemente en el revés. Dice que hace más de un año hubo un proyecto, pequeño con Usaid, y nada más... “El gobierno recibe millones de dólares de Usaid y lo ha hecho por 50 años. ¿Y si hubo un proyecto eso me convierte en agente de la CIA? Por Dios. Ellos saben perfectamente cómo funciona todo porque operan en Estados Unidos: el gobierno ecuatoriano tiene decenas de estudios jurídicos, empresas de relaciones públicas contratadas por la Embajada y el Gobierno”.

Y recuerda una anécdota relacionada directamente con Rafael Correa que muestra que el trabajo que hacen es técnico. Al inicio de Fundamedios, Correa envió dos misivas. “Fueron cartas de puño y letra, en el 2008, pidiéndome datos sobre el acceso a la información por la Ley de Transparencia. Le respondí. Le dije que por supuesto, que la información es pública. Entregamos los datos del monitoreo”. El defensor de derechos humanos cree que en un inicio el gobierno de Correa tenía una intención positiva de fortalecer valores democráticos. Pero la evolución demuestra todo lo contrario, “lo que hemos visto es que las puertas del acceso a la información pública para los periodistas se han cerrado, especialmente para los periodistas de medios privados”.

Las críticas y ataques  no desaniman al Director Ejecutivo. Más bien lo alientan. Ricaurte dice que lo que ha realizado es una fotografía del deterioro de la situación del respeto a la libertad de expresión en Ecuador. “Creo que por eso nos detesta tanto el gobierno, lo hemos puesto en evidencia. No es que nos planteamos hacer oposición al gobierno o hacerlo quedar mal, simplemente reportamos las agresiones a los periodistas. En nuestras alertas jamás hacemos un calificativo contra el gobierno. Pero hay un deterioro”. Uno de los pilares de esa labor son las denuncias ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Junto con Mauricio Alarcón, han presentado ocho peticiones de audiencia temática, han participado en cuatro audiencias y en dos reuniones de trabajo.

Y pese a lo que pudieran creer las personas críticas relacionadas con el gobierno, Ricaurte asegura que ha visto muchas espaldas de los mismos profesionales y organizaciones a las que tiene que defender… periodistas y medios de comunicación. Por lo cual el trabajo que realizan no es incómodo sólo para el gobierno. “Mucha gente en realidad lo que quisiera es callarse y pasar a negociar con el gobierno de frente y decir nos callamos. Y ahí están unos tipos desde la sociedad civil diciendo que hay que mantener las libertades. Entonces digo que sí se siente mucha incomprensión del trabajo que se hace”.

Pese a los intentos de descrédito, Fundamedios ahora es un epicentro de la defensa de los Derechos Humanos, relacionados no sólo con la libertad de expresión, sino con la libertad de asociación. Este es otro derecho que está señalado en la Convención Americana y está directamente relacionado con la libertad de expresión.

Para Ricaurte esto es una consecuencia directa del cerco que se va cerrando. Recuerda lo que habló la cubana Yoanni Sánchez sobre el Ecuador: es una jaula que van construyendo alrededor del pajarito. “Ese cerco se ha cerrado de tal forma que sectores que eran afines al gobierno han quedado cercados. Ya están viviendo en carne propia las restricciones a las libertades fundamentales, los movimientos sociales por ejemplo. Y sientes que la lucha es lo que llama Carlos Pérez Guartambel: la resistencia. Esto ya es resistencia no más. Es muy interesante ver cómo otros sectores empiezan a ver, a hablar. Que los maestros, los comerciantes, hablen de la libertad de expresión… es maravilloso. Porque ya de libertad de expresión no quieren hablar ni dentro de los medios”.

El asunto de fondo para las personas de Fundamedios es que cada vez su trabajo es visto de forma distinta. Es decir, que involucra únicamente a dueños medios y altas autoridades gubernamentales.  Ahora tiene relación con organizaciones indígenas, maestros, comerciantes, otras ONG nacionales, y más periodistas. Todo bajo el eje de la defensa de los Derechos Humanos por la libertad de asociación.

El Decreto 16 ha logrado que se acerquen organizaciones como la Ecuarunari, la Unión Nacional de Educadores y los comerciantes minoristas organizados. Y hay otras en lista.

"Pueden venir e intervenirnos, que nosotros nos sentaremos en la vereda y, con una computadora, seguiremos reportando las agresiones contra periodistas. Hay una voluntad de resistencia, y no nos van a quebrar".

¿Por qué?  El gobierno ha creado un control estricto a las ONG y otras formas de organización, como las comunas indígenas o las asocaciones de comerciantes, que puede llegar a la desaparición si participan en actividades relacionadas con la política pública. Carlos Pérez Guartambel fue claro en denunciar a organismos defensores de la democracia con sede en Washington, y con el apoyo de Fundamedios, que hasta la Ecuarunari está en riesgo por su lucha contra la explotación petrolera, por ejemplo. “Si incidir en las políticas públicas es una causa de disolución y el Gobierno de Correa considera que una de esas políticas públicas es la petrolera o la hidrocarbúrica, eso sería una causa suficiente para nuestra disolución”, dijo en Diálogo Interamericano, en Estados Unidos. 

Por este sensible trabajo, hay incertidumbre en lo que vaya a pasar en el futuro con Fundamedios y el mismo Ricaurte. Personas relacionadas con el gobierno lo han acusado de traidor a la Patria y agente de un gobierno extranjero, que constituyen delitos penales; aunque no se conoce que haya un proceso penal en su contra. Pero en la era de la resistencia lo que menos hay de por medio es cobardía en Fundamedios. Y Ricaurte lo reafirma. “Pueden venir e intervenirnos, que nosotros nos sentaremos en la vereda y, con una computadora, seguiremos reportando las agresiones contra periodistas. Hay una voluntad de resistencia, y no nos van a quebrar”.

La red internacional que ha tejido es su mayor logro para conseguir ese propósito. "Quizás lo más peligroso de este momento es que justamente hay gente que no esta dispuesta a resistir, que se allana, que esta dispuesta callarse. Cuando lo que se necesita es resistir, resistir y resistir"

Sin embargo, este trabajo también ha limitado la vida diaria de Ricaurte y su familia (él es casado y tiene dos hijos menores). Vive en una casa arrendada al norte de Quito y los planes de comprar una propia están suspendidos. Desde hace tres años no sale por la noche a ningún acto cultural. “Irme a farrear no… No sabes si te están siguiendo los del gobierno, no sabes si encuentras partidarios del gobierno y tomados un par de tragos te vayan a agredir. Me he perdido algunos conciertos a que me hubiera gustado ir. Me hubiera encantado ir a Black Sabbath…”. Son los costos de su trabajo, dice.

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