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24 de Abril del 2017
Historias
Lectura: 9 minutos
24 de Abril del 2017
Fermín Vaca
Periodista político. Es editor de PLANV. Ha trabajado en los principales periódicos de Ecuador en la cobertura de política y actualidad. 
The Correspondent, el exitoso medio digital holandés al que financian sus lectores

Fotos: Cortesía The Correspondent

Desde su sede en un barrio residencial de Amsterdam, el portal plantea reportajes en profundidad sobre temas que no tratan los medios tradicionales.

 

El portal también se ha convertido en un exitoso sello editorial, que publica ensayos y obras de diversos géneros. 

 

Con base en Amsterdam, el portal The Correspondent se promociona como un antídoto contra el aburrimiento mediático. Con una redacción joven y vinculada a las nuevas tecnologías, el portal holandés subsiste íntegramente del apoyo de sus lectores. Sus temáticas buscan encontrar ángulos novedosos y se rehúsa a seguir las agendas de los medios tradicionales.

Primavera en Amsterdam. Aunque para los locales no hace demasiado frío, lo cierto es que desde el cercano mar sopla una brisa helada. En la ciudad de los canales, las casas angostas y la marihuana, la vida transcurre con la habitual tranquilidad del primer mundo. Mientras en el centro histórico, ríos de turistas, en su mayoría anglosajones y asiáticos, caminan por las calles estrechas evadiendo a los ciclistas —los holandeses se toman muy en serio eso de que una bicicleta es un auto menos— en uno de los barrios residenciales más alejados del centro, un grupo de jóvenes periodistas trabajan en su medio digital. 

Se trata del portal The Correspondent, una exitosa plataforma web que, en un país con 17 millones de habitantes, tiene el soporte de 50 mil de sus lectores, que, al mes, pagan cinco euros para que el portal alternativo se financie. Eso significa, más o menos tres millones y medio de euros al año. Ello, sin embargo, no impide que cualquier persona pueda acceder al contenido del portal holandés, con lo que sus suscriptores no adquieren más privilegios que quienes no pagan por verlo que la satisfacción de apoyar al periodismo independente. Por supuesto, en los Países Bajos nadie en sus cabales haría una campaña de propaganda estatal para promover durante una década el desprestigio contra la prensa, como ha ocurrido en el Ecuador de Rafael Correa. 

The Correspondent publica regularmente en qué ha gastado ese dinero: desde salarios hasta viajes de investigación, pasando por impuestos y lo informa a sus lectores. El medio es una empresa legalmente constituida en Países Bajos. 

Con una plantilla fija de más de 20 personas y de por lo menos 75 periodistas y redactores a tiempo parcial, The Correspondent se promociona en los Países Bajos como una alternativa a la intoxicación que pueden producir las agendas de los grandes medios tradicionales.

Con una plantilla fija de más de 20 personas y de por lo menos 75 periodistas y redactores a tiempo parcial, The Correspondent se promociona en los Países Bajos como una alternativa a la intoxicación que pueden producir las agendas de los grandes medios tradicionales. El portal no emplea a fotógrafos, sino que los contrata por día, en gran medida, porque no realiza ninguna cobertura noticiosa. 

Las oficinas del portal funcionan en una casa en un barrio residencial, con vista al río Amstel, que da su nombre a la ciudad. En la calle es posible apreciar las bicicletas de los residentes, que se dejan estacionadas en las veredas. Las bicicletas urbanas están aseguradas, por si acaso, con una cadena. En la fachada de la casa de dos pisos, un cartel con el nombre del portal indica que se trata de su sede principal. 

En lo que fue una antigua galería de arte, apenas hay espacio para ubicar a todos los colaboradores del portal. En el primer piso, se encuentra el ropero en donde los periodistas dejan sus abrigos, pues el frío es intenso a ciertas horas del día y nadie sale sin sus chaquetas y bufandas. Una larga mesa acoge a los redactores de The Correspondent. Conectan sus laptops a pantallas de computador más grandes, y así pueden trabajar mejor. En su mayoría, se trata de jóvenes menores de 35 años. Escriben concentrados en sus laptops, mientras Maaike Goslinga, editora internacional del portal, da la bienvenida a la delegación de PLANV, que, con el auspicio de WAN-IFRA ha cruzado el Atlántico para conocer el modelo exitoso de los holandeses.

En la primera planta de la casa hay una cocina, en donde los periodistas almuerzan, y desde ahí, se sale a un acogedor jardín en donde toman café a la luz del pálido sol de la primavera del hemisferio norte. En la planta alta, a la que se accede por unas estrechas escaleras, que son el rasgo típico de las casas holandesas, hay una sala de reuniones y se encuentran los diseñadores. 

Periodismo independiente

Maaike explica cuál es la fórmula del éxito del portal: el apoyo de sus lectores, quienes aportan al año una cantidad fija para sostener el proyecto periodístico. Para muchas personas en los Países Bajos, un medio que no depende del Gobierno ni de anunciantes corporativos, sino del público, es una garantía de independencia editorial y neutralidad en el tratamiento de los temas. Así, en la página web no se encuentra ningún tipo de publicidad, ni comercial ni estatal, lo que permite a sus directivos sostener que se mantienen al margen de cualquier tipo de influencia económica o política. 

El modelo de negocio de The Correspondent le permite subsistir sin dificultad en una sociedad en la que el periodismo que revela e investiga temas de interés público es apreciado y financiado por el lector común. La experiencia se inició en 2013, y ahora, con el apoyo de algunas organizaciones norteamericanas, busca abrir una oficina en Nueva York para expandir su modelo al otro lado del Atlántico.

El modelo de negocio de The Correspondent le permite subsistir sin dificultad en una sociedad en la que el periodismo que revela e investiga temas de interés público es apreciado y financiado por el lector común.

Para los periodistas de The Correspondent, como Jelmer Mommers, un joven alto y delgado, como buena parte de sus compatriotas —hacen mucha bicicleta al día como para engordar— el modelo permite realizar un periodismo más creativo, sin las presiones que en ocasiones saturan a los reporteros de los medios comerciales, tomándose el tiempo necesario para investigar las historias y, sobre todo, tendiendo puentes con el público. En efecto, los redactores de The Correspondent anuncian en sus blogs y en sus páginas de Facebook qué temas están tratando, y piden al público que envíe información al respecto. Cuando Mommers investigó cómo la petrolera anglo holandesa Shell conocía de los efectos del cambio climático desde los años 90 por lo menos, y no hizo nada al respecto, lo anunció de manera pública. Y, por sorprendente que parezca para los estándares deformados que imperan en el Ecuador, ni sus colegas de otros medios le "robaron" el tema, ni recibió la visita de los abogados de la petrolera para que se autocensurara. El reportaje se publicó sin problemas, y encontró una gran acogida entre los lectores del portal. 

Según el modelo periodístico de los holandeses, es más fácil suponer que veinte expertos en salud saben más que el periodista que cubre salud, y, por ello, es necesario abrirse hacia ellos y diversificar las fuentes de la manera más amplia y transparente posible. 

Esto les permite obtener información sobre la que guardan la reserva de la fuente cuando es necesario. En el caso del reportaje sobre Shell, Mommers pidió públicamente a empleados y ex empleados de la petrolera que lo contacten si tenían información. Esto permitió nutrirse de nuevas fuentes informativas y recibir una gran cantidad de datos.

Al igual que los medios digitales en América Latina, el portal holandés promociona sus contenidos en redes sociales, como Facebook y Twitter, en donde tres personas se encargan de publicar las notas más relevantes de la semana. El medio publica en neerlandés, la lengua de su país, pero sus historias más importantes son traducidas al inglés, si bien se puede afirmar que aún en la vida cotidiana los holandeses prefieren expresarse en inglés que en su lengua madre. 

En Holanda, los periodistas no se enconden. Cada nota del portal está firmada con un avatar de los reporteros, y casi ninguna recurre al consabido comodín de firmar "redacción", que, ante el acoso de políticos, abogados, activistas y otros grupos hostiles, se ha vuelto en una medida de protección de los periodistas ecuatorianos. Por eso, cada nota que firman periodistas como Jelmer y Maaike lleva su retrato, y el público puede interactuar con ellos de manera permanente.

En la pared de la recepción de la oficina, un retrato de la mascota del portal, un pequeño perro que deambula por la casa, también evidencia que en ese país los comunicadores no tiene miedo. 

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The Correspondent, el exitoso medio digital holandés al que financian sus lectores
 


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