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8 de Marzo del 2023
Ideas
Lectura: 10 minutos
8 de Marzo del 2023
Julian Estrella López

Ingeniero Ambiental por la Universidad de Cuenca. Maestro en Ciencias de la Sostenibilidad por la Universidad Nacional Autónoma de México.

8 de Marzo. ¿Usar una marcha o actuar contra el machismo?
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En las propias comunidades de Saraguro, conocimos un sinnúmero de casos de violencia intrafamiliar, exacerbados por el alto consumo de alcohol. En mi paso por la CONAIE (Juventudes), entre 2011 y 2013, en múltiples encuentros comprobé el machismo y homofobia imperante en varias comunidades, en bromas, roles de género y actitudes.

Leonidas Iza, presidente de la CONAIE, luego del último consejo ampliado de la organización (24 de febrero), salió como convocante de la marcha histórica del 8 de marzo. Luego, las propias mujeres dirigentes de la CONAIE tendrían que aclarar que el llamado era únicamente a las mujeres de pueblos y nacionalidades a unirse a la marcha, y que no se pretende quitar protagonismo a las mujeres para dárselo al presidente (hombre) de su organización. Era tarde: en las redes, hasta hoy, se insiste en que la CONAIE -Iza-, convoca a la marcha el 8 de marzo, hablando incluso de “paro nacional” y “levantamiento”.

Sirva la oportunidad, pues, para hablar de los méritos de Leonidas Iza, los dirigentes indígenas (solo “los”, no “las”) y la CONAIE para figurar como convocantes de la marcha histórica de las mujeres, y también, de algunas cuestiones sobre la situación de las mujeres indígenas en el país.

Veamos.

1. ¿Cómo llegó Leonidas Iza a la presidencia de la CONAIE?

Una resolución colectiva del congreso de 2017 (cuando fue electo Jaime Vargas), comprometía la elección de la primera presidenta mujer de la organización en el siguiente congreso, 2021, cuando fue electo Iza. Entonces, no solo que a Iza no le importa la Constitución, sino que tampoco respeta los mandatos de su propia organización. Y eso que se presentó una mujer como candidata: María Andrade, del pueblo Kichwa-Saraguro. Al parecer, la CONAIE no es la panacea de la democracia directa y los acuerdos colectivos, como suelen afirmar algunas/os intelectuales de la izquierda.

2. ¿Qué se ha promovido desde la CONAIE en el último tiempo en favor de las mujeres?

Tomemos como base su mandato de 10 puntos, de junio de 2022, intocable, intocado e irreductible. 10 puntos: congelar los precios de los combustibles, moratoria de deudas, precios justos en los productos del campo, mejorar el empleo y los derechos laborales, no ampliación de la frontera extractiva, respeto a los derechos colectivos, no privatización de sectores estratégicos, políticas de control de precios, presupuesto para salud y educación, seguridad.

De verdad, en su decálogo, ¿no les pareció importante hablar por lo menos de uno de los temas urgentes del movimiento de mujeres (autonomía económica, violencia de género, femicidios, embarazo adolescente, aborto legal)?

3. ¿Qué ha hecho la CONAIE para mejorar la situación de las mujeres? ¿Qué ha hecho frente a la violencia de género en las comunidades indígenas?

Algunos datos:

Sobre el uso del tiempo: los roles de género son muy marcados en muchas comunidades indígenas y rurales, sobrecargando de trabajo a las mujeres (tareas de cuidado), lo que limita su participación económica, política y comunitaria. De acuerdo con la última encuesta nacional de uso del tiempo (ENUT, Encuesta sobre uso del tiempo, INEC, 2012), si las mujeres de la zona urbana en el país trabajan 14 horas más a la semana que los hombres, en la zona rural, con mayor presencia indígena, trabajan 23 horas más.

Violencia de género: la violencia de género suele justificarse en muchas comunidades indígenas por “motivos culturales”, ¿cuáles motivos? la creencia de que las mujeres son propiedad de los hombres y deben hacer lo que ellos dicen. En muchas comunidades, la sexualidad de las mujeres está limitada por el control y la violencia de sus parejas, y tienen acceso limitado a la salud sexual y reproductiva. En cifras, si el promedio nacional indica que 6 de cada 10 mujeres han sufrido violencia a lo largo de su vida, entre las mujeres indígenas se acerca a 7 de cada 10; sumado a que la mayor parte de casos de violencia (4 de cada 10) se dan en el ambiente familiar, bien se puede deducir que la violencia de género, aunque endémica, es aún más fuerte en las comunidades indígenas (ENVIGMU, Encuesta sobre violencia, INEC, 2019).

Autonomía económica: las mujeres indígenas suelen tener poco acceso al trabajo decente y remunerado, y una alta dependencia económica. En cifras, son propietarias del 26,4% de la tierra en superficies menores a dos hectáreas (INEC, 2020), y acceden únicamente al 26% de créditos del sector agrícola (CEDAW, 2015).

Personalmente, he tenido la oportunidad de trabajar cercanamente con comunidades indígenas. Desde 2010, mujeres del pueblo Kichwa-Saraguro vienen construyendo planes con el objetivo de tener un Gobierno Autónomo bajo la figura de circunscripción territorial indígena (COOTAD); los planes, continuamente, han sido desoídos y postergados por los dirigentes hombres.

En las propias comunidades de Saraguro, conocimos un sinnúmero de casos de violencia intrafamiliar, exacerbados por el alto consumo de alcohol. En mi paso por la CONAIE (Juventudes), entre 2011 y 2013, en múltiples encuentros comprobé el machismo y homofobia imperante en varias comunidades, en bromas, roles de género y actitudes.

En 2018, en una visita a la comunidad de Tsuntsuim (Shuar), constatamos que había mujeres de entre 20 y 22 años con 4 a 6 hijas/os; no solo eso: en una visita anterior, se les había dado la opción de usar el implante anticonceptivo, varias mujeres habían optado por ello, pero, para esta visita, los hombres se los habían sacado, usando cuchillas gillete, aduciendo que ellas no rendían bien en las relaciones sexuales... Son solo algunos ejemplos de las problemáticas asociadas a género presentes en las comunidades indígenas.

La violencia por razón de género, y la situación de desigualdad de las mujeres, no deben ser justificadas por razones culturales. Tampoco puede culparse de la violencia al “colonialismo” y “occidentalismo”; incluso si hace 500 años no hubiera existido desigualdad de género y violencia (algo no avalado por las crónicas históricas), ¿no es momento de hacernos cargo de la violencia existente HOY?

Y claro, tampoco se puede poner toda la carga en el Estado. Es cierto que el Estado debe mejorar la cobertura de salud, incluyendo la salud sexual y reproductiva; a propósito, la educación intercultural bilingüe, hoy en manos de una Secretaría con autonomía política, administrativa y financiera, ¿incluirá entre sus temas la educación sexual? Es cierto que el Estado debe crear condiciones y opciones económicas dignas, y mejorar el acceso a crédito en la zona rural, con enfoque de género. Es cierto que, en casos puntuales como el de Tsuntsuim, un problema transversal y profundo es la minería metálica, promovida desde el Estado. Es cierto que el Estado debe garantizar condiciones de igualdad para todas las personas, sin importar su cultura, autoidentificación étnica, sexo, entre otras. Pero, si el Estado no lo hace, o si el Estado demora en hacerlo, el resto de personas que conformamos el país, y especialmente las organizaciones sociales que en teoría responden a demandas de grupos amplios, ¿simplemente nos lavamos las manos? Con o sin Estado, con o sin minería a gran escala, ¿cómo ayuda el hecho de que una mujer joven de 22 años tenga 6 hijas/os a la construcción del Sumak Kawsay, Estado Plurinacional, desarrollo o cualquier paradigma de bienestar que tengamos?

Como último punto, cabe preguntarse si, en el contexto descrito, la CONAIE y su dirigencia han abrazado el viejo dogma marxista-leninista de que, una vez superado el problema de clase/etnia, se superarán todos los otros problemas, incluido el de sexo-género. Si es así, cabe agregar dos cosas. Una: recordar que nunca, en ningún caso, un país comunista o socialista ha superado la desigualdad y la violencia de género; más bien hay casos de retroceso. Dos: mientras ocurre el advenimiento de la dictadura del proletariado, mientras llega el fin de la contradicción de clase/etnia, ¿dejamos que las mujeres sigan siendo violentadas e incluso asesinadas por sus parejas? ¿dejamos que las desigualdades en el uso del tiempo, en el acceso a servicios y oportunidades se mantengan? ¿dejamos que continúe su dependencia económica?

Señor Iza, señores del Consejo ampliado de la CONAIE, señores dirigentes indígenas, valga la ocasión para plantearles la posibilidad de que, en lugar de plegar y casi-casi utilizar la marcha histórica de las mujeres, se den la oportunidad de entender de qué trata el 8 de marzo, de revisar la situación de desigualdad y violencia que viven las mujeres en las comunidades indígenas, y, junto con las dirigentes, a quienes nunca más deberían quitar sus oportunidades, busquen formas para mejorar esa situación.

Descargo: la violencia y la desigualdad de género, como nos recuerdan siempre las compañeras feministas, son problemas de toda la sociedad. Por eso, considero que todas y todos podemos levantar nuestras voces, y, sobre todo, actuar en favor de cambios que nos permitan llegar a la igualdad y a una vida libre de violencia.

[PANAL DE IDEAS]

Alexis Oviedo
Juan Carlos Calderón
Rodrigo Tenorio Ambrossi
Consuelo Albornoz Tinajero
Luis Córdova-Alarcón
Diego Chimbo Villacorte
Giovanni Carrión Cevallos
Patricio Moncayo
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