
En la sesión de la Asamblea Nacional para elegir a sus nuevas autoridades, el asambleísta de la Izquierda Democrática, Marlon Cadena, se declaró hermano mayor de los animales. No se le discute su filiación, antes bien, se le agradece la sinceridad.
Ante Marlon Cadena y otros ejemplares de su especie, Guillermo Lasso ha dicho que irá a defenderse. Está en su derecho. Que lo haga. Que cuente su versión de los hechos y, en seguida, acabe con esta farsa; con esta ficción de juicio político, de dictamen constitucional, de su misma defensa, pues, por más verdadero que sea lo que diga en contra de las acusaciones que le han hecho, esto caerá en saco roto.
En momentos trascendentes y de gran incertidumbre, como el que vivimos ahora, en los que no tenemos ninguna capacidad de control sobre las consecuencias de nuestras decisiones, lo único que nos queda es hacer lo correcto: lo moralmente justificable. Y hacerlo más allá de todo cálculo, de cualquier posible ventaja.
Señor Presidente, si se decide por la muerte cruzada, los ciudadanos agradecerán haberlos librado del linaje de Marlon Cadena y de esa galería del horror, de lo moralmente deforme, en que se ha convertido la Asamblea Nacional.
Si el enemigo nos rodea y no tenemos ninguna posibilidad de sobrevivir, hay que morir matando. Bueno, uno puede también rendirse y someterse en cuerpo y alma a los vencedores.
Señor presidente, si lo destituyen y asume la presidencia el doctor Borrero, lo estará condenando a vivir lo mismo que usted ha vivido hasta ahora, con todos los males que eso implica para la conducción y la suerte del país. Cada vez que Borrero quiera hacer algo le pondrán la zancadilla de costumbre y, jugando el juego de la ingobernabilidad, le allanarán el camino a Correa. Si, en cambio, usted logra escapar de la censura, la gente desconfiará de la licitud de los votos que lo salvaron y sus enemigos arreciarán sus ataques. Pero, si se decide por la muerte cruzada, los ciudadanos le agradecerán el haberlos librado del linaje de Cadena y de esa galería del horror, de lo moralmente deforme, en que se ha convertido la Asamblea Nacional.
¿Teme usted que con esta decisión los correístas vuelvan? Los correístas ya están aquí y se han tomado la Asamblea, el Consejo de Participación, el Consejo de la Judicatura, y quién sabe qué más.
La muerte cruzada es la única salida digna que tiene. En realidad, la única salida. Puede ser, incluso, que si usted la toma, valorando el que se haya atrevido a liberarlos de la peor legislatura de la historia ecuatoriana, los ciudadanos vuelvan a votar por usted. ¿Quién sabe?
En sus manos, más que el destino político de Ecuador, está su destino moral.
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