
1. Proporcionalidad axiológica. Los chicos retenidos del colegio Montúfar serán impelidos a realizar varias semanas de trabajo comunitario por generar leves contratiempos públicos. Cuándo el Ecuador del futuro tenga organismos de control, y Contraloría independientes, ¿los funcionarios correistas, que obraron de buena fe, serán invitados a realizar trabajos comunitarios por los próximos catorce mil años?
2. Ontología Correista. Los estudiantes del Montúfar no eran sujetos legítimos de protesta y reclamo enérgico. Aparentemente, los únicos investidos con ese derecho son los becarios Senescyt, congregados desde organizaciones alineadas. ¿Su armadura nano tecnológica les hará inmunes al gas lacrimógeno, y su coraza biotecnológica les dotará de invisibilidad ante los ojos de los agentes antimotines? Creo que sí.
3. Axiología Otomana. En la revolución ciudadana la violencia es una construcción social de orden fenomenológico, por eso si un guardaespaldas turco muele a golpes a una muchacha ecuatoriana, su acción será percibida como una amable manifestación de amistad entre los pueblos por parte de la policía. Sin embargo si un muchacho de estratos populares defiende a sus profesores en una manifestación pública, ese acto será considerado violencia desmedida y deberá ser repelido con pitos ultrasónicos, bombas de humo, garrotes revolucionarios, y escudos de gladiador posmoderno con frases que invitan al sosiego y la meditación para que los golpes no duelan tanto.
4. Estética Ibérica. A nadie le importa que en el siglo XXI un hombre le cante primores al oído a otro hombre. En serio, todo bien, adelante. ¿Pero debería usarse el dinero de nuestros impuestos para una verbena que incluya la carita del invitado en el menú? Es decir, para eso existen karaokes coquetos, restaurantes románticos, y bares picarones para almas soñadoras. Seguro que un funcionario de alto vuelo puede pagarse sus propias veladas bandidas.
5. Escatología Revolucionaria. Un barril de crudo cuesta ahora mismo, USD 16.99, menos que una caja de mangos. Sin embargo, pensar que la economía ecuatoriana va a desmoronarse por ello es absurdo. El pueblo ecuatoriano debe estar consiente que los estudiantes de Yachay ya cursan su segundo semestre, y por lo tanto es inevitable que, en muy poco tiempo, vamos a estar hasta el cuello de prodigios tecnológicos, ingresos increíbles por venta de tecnologías innovadoras, y una marea de patentes que nos hará la envidia del mundo. "Made in Urcuquí" será un emblema tan imponente que hará que nuestras penalidades económicas actuales sean recordadas como un sueño lejano e insignificante.
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