
El período electoral ya inició. Y en Quito hay un clima político distinto al resto del país. En la capital ya existen precandidatos y candidatos a un año del día del sufragio, el próximo 5 de febrero del 2023. Esto sucede porque la ciudad ha venido de tumbo en tumbo, con sistema político fracasado. Están ahí, pero sin partido… La mayoría no presenta planes claros. Por eso ya se habla de una nueva tragedia.
Luego de la administración de Paco Moncayo, que sin ser perfecta ayudó a la capital a dar un salto para dejar de ser pueblerina, han llegado tres administraciones que han decepcionado a los electores por no enfrentar con soltura los mayores problemas que afectan a los quiteños.
Ahora vivimos en una ciudad que no aparece en el mapa de las capitales latinoamericanas por una característica positiva, no es una ciudad verde, no es segura, ha perdido el encanto para el turista, fue atacada por el populismo corrupto de aquí y de fuera. El Cabildo ha sido la plataforma para oscuros amarres que deberán ser investigados a futuro por la Fiscalía. Distintos a los públicamente se conocen.
Los sueños faraónicos (y posiblemente corruptos) del correísmo hicieron que inicie la construcción del metro por más de USD 2000 millones, en un principio con Odebrecht. Una enorme deuda, que es local y de los ecuatorianos (porque se pagará también con dinero estatal). Claro, habrá metro cuando Quito no tiene un sistema de tratamiento contemporáneo de la basura, no hay dinero para colaborar fuertemente con la Policía, ni hablar de ayudas firmes para los más pobres de la ciudad, o de sistemas de alerta temprana para posibles desastres naturales, el ocio quedó olvidado, el sistema de transporte en superficie es un desastre…
Los quiteños, en la medición de la encuestadora Click, revelaron que los cinco mayores problemas que tienen son: la delincuencia, el desempleo, la crisis económica, la corrupción y la pandemia. Las dificultades son tan graves que la administración municipal, por sí sola, no podrá con todo
Los quiteños, en la medición de la encuestadora Click, revelaron que los cinco mayores problemas que tienen son: la delincuencia, el desempleo, la crisis económica, la corrupción y la pandemia. Las dificultades son tan graves que la administración municipal, por sí sola, no podrá con todo. Y la justificación de que la solución de los problemas no es de su competencia, ya no es suficiente. El nuevo Alcalde, de hecho, no tendrá en sus manos las herramientas suficientes, ni económicas ni políticas ni legales, para enfrentar todos los problemas.
Por eso Quito no necesita otro correísta, porque ya lo intentaron con resultados a vista de todos. Tampoco un garrotero comunista, cómplice de la agresión a la ciudad de Octubre del 2019. Ni un desalmado y rabioso opositor del Gobierno, que sólo dan molestias y no propuestas.
El nuevo alcalde necesitará del Gobierno nacional, de la sociedad civil, de los gremios, de la prensa, de los quiteños, para empujar el cambio que anhelamos. Entonces, las primeras características del político que sea el nuevo Burgomaestre son: uno de primer nivel, honesto, un conciliador muy bien relacionado y sensato. Al menos eso.
La última encuesta de Click reveló también que el 80,56% de los quiteños quiere un cambio. Es la gran ola que ya no quiere otro de los mismos…
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