
Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo.
Mi encuentro con Rafik Schami se debió a una casualidad. Fue en uno de esos días en que había agotado mis reservas de literatura conocida. Decidí ir de aventura a una librería de la ciudad. Apenas entré me topé con la típica pila de títulos recomendados, entre los cuales sobresalía uno realmente cautivante: El secreto del calígrafo. Para colmo de la tentación, tenía una portada hermosamente decorada con escritura árabe, cuyo significado entendería después. El desafío fue demasiado irresistible como para sacarle el cuerpo y el bolsillo. Una historia de amor y un crimen comparten una trama de vértigo, cuyo telón de fondo es la historia y la trascendencia de la caligrafía en la cultura árabe.
Rafik Schami se exilió en Alemania a finales de los años 60. Se supone que por motivos políticos y culturales. Aunque su obra está escrita en alemán, contiene todos los ingredientes de una literatura del sur: cromática, sabores, olores, magia, informalidad. Basta leer las primeras páginas para adentrarse en ese fascinante mundo al que accedimos a través de Las mil y una noches. Schami no escatima en la violencia, la sensualidad y el fanatismo religioso que ha marcado la historia política y social de esa región del planeta. La milenaria Damasco está recreada como escenario propicio para que se desencadenen todas las pasiones y conflictos posibles de la vida, del amor, de la lucha política, del crimen.
Esta primera novela me abrió las puertas a la obra más célebre de Schami: El lado oscuro del amor (me tomó más de dos años encontrar un ejemplar en Quito). Estructurada como un voluminoso e interminable mosaico de historias personales, muestra sobre todo la imposibilidad del amor en una sociedad demencialmente patriarcal y sectaria, donde la violencia contra las mujeres es una institución, y donde la crueldad aparece como la norma general para resolver los conflictos familiares, sociales y, sobre todo, políticos. En Damasco han convivido (si como convivencia pudiera definirse a una rivalidad constante y con frecuencia intransigente), desde tiempos inmemoriales, chiitas, sunitas, drusos, alauitas, católicos, cristianos ortodoxos, maronitas, siriacos, judíos, Hermanos Musulmanes. Es decir, todo un enjambre religioso que, matizado por la lucha política, no ha encontrado otra salida que la violencia sistemática.
Si nosotros nos sorprendemos de nuestra historia de inestabilidad e informalidad política, basta leer esta novela para dejar de sentirnos tan desafortunados. Alrededor de una historia de amor condenada por el fanatismo religioso y la intolerancia política, el lector recorrerá un siglo de rebeliones, invasiones, guerras internas y externas, golpes de Estado, asonadas, venganzas, persecuciones, aniquilamientos masivos; todo un vademécum de conflictos que harían palidecer a nuestra atribulada historia política.
El lado oscuro del amor es una magistral paradoja: permite entender por qué los sirios llevan matándose entre ellos tantos años.
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