
“Amo leer Wikileaks” Donald Trump
Wikileaks ha publicado más documentos clasificados que toda la prensa mundial junta. Eso no lo digo para demostrar nuestro éxito, más bien, muestra el alarmante estado del resto de los medios de comunicación. ¿Cómo es que un equipo de cinco personas ha llegado a mostrarle al público la información más reprimida, a ese nivel, que el resto de la prensa mundial junta? Es vergonzoso.
Julián Assange
Para ser el enemigo número uno de la CIA hay que tener mucho talento e imaginación. Creo que Julian Assange lo tiene y por eso está donde está: preso y a un paso del cadalso. El periodista australiano es el fundador de Wikileaks, un sitio web que filtró 10 millones de documentos develando información clasificada desde el 2006 hasta la fecha. Las diferentes informaciones que los Estados guardaban celosamente aparecieron a la luz gracias al polémico hacker que hasta hace unos días tenía nacionalidad ecuatoriana.
Assange rompió el flujo unidimensional de la información mostrando una realidad paralela e incómoda para el poder. De hecho, es un símbolo del antipoder, por algo fue el ganador de los Premios de Amnistía Internacional de los Medios Británicos en 2009 y Le Monde lo nombraron Persona del Año en el 2010 por su trabajo con Wikileaks. No me sorprendería que el próximo año le entreguen el Nobel de la Paz.
Para muchos es un anarquista, para otros un vulgar comerciante de información. Sin embargo nadie puede negar su influencia en la política mundial y en la comunicación. Tendrá que hablarse de un antes y un después de Wikileaks. Una de sus ideas centrales es la de que el Estado en sí no tiene derechos, los derechos son de los individuos. “Así que el Estado no es propietario de nada. No tiene derecho ni a la propiedad, ni al control de ningún recurso, eso pertenece a la gente. Esta tiene que ser la filosofía elemental de todos los Estados para que no se vuelvan corruptos. Así mismo todo documento, todo registro que controle el Estado debe ser un documento público.”
Para muchos es un anarquista, para otros un vulgar comerciante de información. Sin embargo nadie puede negar su influencia en la política mundial y en la comunicación. Tendrá que hablarse de un antes y un después de Wikileaks.
Para Zizek, el filósofo eslovaco, los medios digitales controlan nuestras vidas, se han convertido en una amenaza para nuestra libertad: “Es absolutamente crucial saber quién controla estos medios digitales. Por ello la importancia del periodismo de Assange porque Wikileaks eran una forma de resistencia al control de los medios digitales".
El Gobierno ecuatoriano revocó el asilo a Assange entregándolo a la policía británica, hay muchas posibilidades de que sea extraditado a EE.UU. Hoy el Senado norteamericano festejaba el apresamiento de Assange. Trump, que alguna vez utilizó información del portal creado por Assange, siguiendo su lógica populista se desentendió del tema. Lo más seguro es que sea entregado a Estados Unidos y condenado a cadena perpetua por atentar a la seguridad nacional del país más poderoso del mundo.
Fin de la filtración, del instante de provocación, la cacería del pirata ha terminado. Entregamos a un Robin Hood de la comunicación que visibilizó miles de asesinatos y casos de corrupción desde su agencia de noticias underground. ¿Acaso los medios convencionales al direccionar información no son empresas piratas que roban estados de conciencia generando alienación? ¿No debería fluir toda la información hasta mejorar la calidad de vida de la gente? ¿Por qué Zuckerberg, el dueño de Facebook, el que vendió a la CIA información sobre la vida privada de millones de personas, es multimillonario y no un perseguido político?
Lo sucedido en la Embajada de Ecuador en Londres va más allá de la burda dicotomía entre correísmo y anticorreísmo. Ayer un referente del antipoder, tan necesario para entender el mundo, fue totalmente silenciado. Y nuestro gobierno hizo la parte más escatológica al revocar el asilo de Assange violentando los derechos humanos de un visionario que enfrentó, a su manera, a los centros de poder. Las corporaciones mediáticas felices al igual que los países aliados a Estados Unidos. Lenín Moreno desde su sabatina criolla declaraba que entregó a la policía británica a “un malcriado que manchaba con eses fecales las paredes de la embajada”. Vaya argumento para justificar uno de los golpes más fuertes contra la libertad de expresión.
He sido crítico con la política interna de Rafael Correa pero siempre tuve claro que el asilo otorgado a Assange fue una jugada geopolítica genial, porque nos posicionó como una nación atípica que era capaz de hacer retroceder a gigantes como Gran Bretaña y Estados Unidos. Hoy vivimos una coyuntura donde la transparencia sigue de luto. Si Correa tuvo un Estado de propaganda con el que descalificaba y perseguía a opositores, Moreno tiene un Estado sin comunicación, nadie sabe lo que viene a nivel económico porque los acuerdos con el FMI siguen siendo un misterio.
Algunos dicen que Assange manejaba una doble moral, ¿por qué no denunció las aberraciones y abusos de Putin, Maduro o del mismo Correa? Tal vez porque ya las conocíamos, nos las habían repetido a diario en CNN o en FOX, luego al pie de la letra eran reproducidas por Ecuavisa o Teleamazonas.
Cuando se dio la Guerra del Golfo vimos una función de pirotecnia, nos vendieron un conflicto bélico totalmente distorsionado, al punto de que para el filósofo francés, Jean Baudrillard, la guerra del Golfo no existió, los medios la nihilizaron.
Al filtrar un vídeo de un oficial norteamericano, Wilkileaks develó la crueldad de los ataques a la población iraquí, solo ahí pudimos dimensionar el genocidio que se dio en Irak. Por algo, meses después de la filtración del célebre vídeo, el gobierno de Irak le dijo al gobierno estadounidense que sí tendrían responsabilidades legales en caso de abuso de la fuerza. Ése vídeo tuvo tanto valor como en su momento lo tuvo la conmovedora fotografía de los niños vietnamitas que corrían mientras el napalm los quemaba. Solamente la información que fluye sin filtros puede liberar conciencias y mejorar la calidad de vida de la gente.
En 2012 el periodista español Jordi Évole entrevistó al fundador de Wikileaks en la Embajada de Ecuador en Londres. Al preguntarle: “¿ha valido la pena todo el trabajo hecho, todo lo develado, para luego terminar aquí recluido en una Embajada?”. Assange respondió: “Absolutamente. Yo me hice esa pregunta, ¿Bien quizás te has pasado esta vez Julián? ¿Ya lo has calculado todo bien? Y me sentí feliz. El trabajo que hago satisface tanto mis principios que mantengo mis convicciones de que ha valido la pena.”
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