
En el país, el movimiento antidemocracia crece y, de alguna manera, incluso se fortalece gracias a los defectos y debilidades de la misma democracia. También tiene que ver la presencia del correísmo que, desde su propia ignominia, no cesa de promocionar a su líder pese a estar sentenciado a prisión por graves crímenes.
La huida de una Embajada de una ciudadana acusada de graves delitos no constituye sino un ejemplo más de esta debilidad política y ética que nos hace. En esa Embajada, supuestamente, nadie supo de antemano que se preparaba la fuga y, cuando ésta se produce, todo el personal de la representación de un país, supuestamente, amigo estaba en Babia.
De todas maneras, la sede diplomática sigue en paz, no dejará de ser la representación honorable de un país honorable. Y nosotros, gente de buen corazón, dejamos pasar estos deslices diplomáticos. De todas manearas, no es justo que se debiliten las relaciones diplomáticas con Argentina. Estos feos episodios diplomáticos no pueden alterar nuestras relaciones.
Sin embargo, es preciso reconocerlo: entre nosotros, cualquier ética es posible. A la inmadurez política se suma un grave quemeimportismo ético. Nadie se escandaliza que, líderes, como Correa y los suyos, tasen el bien y el mal en el mercado de ignominias éticas. No faltan quienes hasta han terminado endiosando a un Correa penalmente sentenciado y que, por ende, debería estar en la cárcel.
Parecerá que las normas éticas, tanto personales como colectivas se hubiesen debilitado severamente. Las razones éticas para escandalizarse ya no tendrían que ver con jun sistema axiológico sólido sino con el deseo personal y sus personales axiologías.
De suyo, la democracia en si misma ya constituye una ética que nos justifica ante nosotros mismos y ante los otros. No estamos esclavizados al poder ni al capricho de un amo. Se trata, sin embargo, de una libertad que se sustenta en el reconocimiento y respeto a la libertad de los otros.
Tirano es aquel que no solamente no reconoce la autonomía de los otros, sino que se apropia de ella para fortalecer su poder. Corea del norte y China constituirían ejemplos paradigmáticos.
¿Cómo otro Estado soporta a una persona no invitada sino arbitrariamente introducida en ese territorio simbólico que es la Embajada de Argentina? Parece obvio que no se mantenía una perenne y adecuada vigilancia. Que no se crea que la solución consiste en poner el grito en el cielo y que eso es suficiente para justificar errores y, por qué no, también posibles complicidades oscuras.
Esa tremenda señora, de apellido correísta, no se fugó de una cárcel. Escapó de una embajada que le concedió asilo diplomático, sabiendo que más tempano que tarde se produciría esa “fuga”. Porque tampoco se puede pasar por alto las poderosas influencias correístas en las altas autoridades argentinas.
Fuks: No era que se fugó de una cárcel: estaba refugiada en la Embajada Argentina, tenía asilo, era libre de salir cuando quisiera.
Sí, parcialmente es verdad. Porque las relaciones internacionales poseen códigos y éticas que suelen ser celosamente cumplidas.
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