
Economista y Magister en Estudios Latinoamericanos.
@giovannicarrion
Las cifras que entrega el Banco Central del Ecuador (BCE) respecto de la evolución de la balanza comercial total determinan que el país cerró el año 2022 con un superávit de USD. 2.324,6 millones, esto debido a que las exportaciones se situaron en USD. 32.658,3 millones en tanto las importaciones alcanzaron los USD. 30.333,7 millones.
En principio, estas cifras lo que reflejan es una balanza positiva cuya implicación es que ingresaron más dólares a la economía doméstica que los que salieron por concepto de compras en el exterior, lo cual es bueno para una economía dolarizada como la nuestra.
Sin embargo, al sector externo hay que mirarlo en su conjunto a fin de aproximarnos a una evaluación mucho más objetiva de su real desempeño y potencialidades, lo cual va más allá de las sumas y restas numéricas.
Se debe precisar que la balanza comercial total del 2022 (USD. 2.324,6 millones) fue menor en términos absolutos en USD 543,6 millones comparado con lo alcanzado en el año 2021, que representó USD. 2.868,2 millones, es decir, una contracción relativa del 19%. Incluso si miramos el comportamiento del año 2020, en el que la balanza comercial total fue superavitaria en USD. 3.407,5 millones, implica entonces una reducción del 31,8% frente a las cifras del año 2022.
Para explicar estas fluctuaciones debemos descomponer el saldo de la balanza comercial total en petrolera y no petrolera. En el primer caso, la petrolera en el 2022, representó USD. 3.955,2 millones, lo cual es mayor a lo reportado en el 2021 e incluso 2020. En lo segundo, la balanza no petrolera, por el contrario, registró un déficit de USD. 1.630,6 millones a diciembre de 2022, lo cual, comparado con el periodo inmediatamente anterior, significó un deterioro del 50,9%, si se tiene en cuenta que el déficit de la balanza comercial en el año 2021 fue de USD. 1.080,4 millones.
Al sector externo hay que mirarlo en su conjunto a fin de aproximarnos a una evaluación mucho más objetiva de su real desempeño y potencialidades, lo cual va más allá de las sumas y restas numéricas.
Esto deja en claro una gran debilidad que tiene el sector externo de la economía ecuatoriana al seguir fuertemente condicionado al desempeño del petróleo y, por lo mismo, a las variaciones en el precio y demanda internacional del oro negro. Recordemos que, en abril de 2020, el precio del crudo se situó en su punto más bajo con USD. 14,2 por barril para luego en diciembre de 2022, repuntar hasta los USD. 68,5.
Asimismo, al mirar las exportaciones no petroleras tradicionales se advierte que, el camarón, banano / plátano, cacao y elaborados, reportaron el 95,8% de ese rubro, destacando, sobre todo, el aporte del camarón con USD. 7.289,3 millones.
Además, las exportaciones no petroleras no tradicionales, se alimentan sobre todo de los productos mineros, enlatados de pescado y de las flores naturales, seguido a distancia de otras manufacturas, madera, químicos, jugos, tabaco, etc.
Finalmente, la balanza comercial no petrolera muestra que los principales países con los que Ecuador tiene superávit son, en su orden, Rusia, EE.UU., Países Bajos, España, China, etc., En tanto, la balanza comercial no petrolera es significativamente deficitaria con Colombia, Brasil, Perú, México, entre otros.
De ahí la necesidad de enfocarnos en la tan manoseada expresión: cambio de la matriz productiva, en la que se pueda, con el tiempo, dar una transición de una economía primaria exportadora como la que actualmente tenemos, a una economía con capacidad para transformar la materia prima e incorporar valor agregado a la cadena de producción. De no hacerlo, seguiremos lamentando el estar atrapados en el deterioro de los términos de intercambio que se verifica en el comercio exterior.
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