
Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
Algunos ecuatorianos esperan ansiosos las elecciones presidenciales del 2017, callan su descontento hasta que lo puedan expresar en las urnas. Esta espera, creo, que no se debe a un respeto a la democracia, parece una parálisis social por el miedo. Pues en la actualidad, quién tiene sus discrepancias con el régimen y las expresa en alta voz, recibe su premio o su estatequieto, como se dice popularmente.
El presidente de la República, Rafael Correa, siempre nos recuerda el cargo que ostenta, sin embargo se pone a pelear (no discutir, pelear) con un subordinado, según su propio criterio. Esto en el tema militar. También ha reprendido a personas que le han hecho “malas señas” en la calle, a pesar de su poder actual.
Reprende por todo, por eso, creo, que el resto calla su descontento, pero eso no quiere decir que no exista incomodidad ante el Gobierno, una alergia hacia él y sobre todo a su grupo de poder y fanáticos, que copian a la perfección sus actitudes.
Cuando un funcionario del régimen da declaraciones en algún medio de comunicación sobre cualquier tema dan ganas de utilizar la expresión popular: ¡Calla ve! Como un alto, no somos tontos para comernos ese cuento.
Por ejemplo, cuando el vicepresidente Jorge Glas afirma que el actual régimen insertó al Ecuador como potencia mundial. O cuando la segunda vicepresidenta de la Asamblea, Marcela Aguiñaga, niega que hayan estado en proselitismo político en el mes de julio en Guayaquil, sin embargo, hoy, 5 de septiembre afirma que Alianza País realiza proselitismo político los 365 días del año. O cuando afirman que la Patria ya es de todos y no hay desempleo, dan unas ganas enormes de enfatizar a cada uno de los oficialistas que nos prohíben dudar de su palabra un Calla ve! No sabes lo que dices!.
Algunos ecuatorianos (insisto en el algunos porque si digo todos me caen, además no son todos, aún quedan los que de alguna manera ven beneficio en la Revolución Ciudadana) ya no creen en la palabra del Presidente, hay contradicciones en su discurso que son visibles. Tal vez se deba a los discurseros que están detrás de él que no pueden sostener un texto frente a millones de ecuatorianos o sencillamente ya no importa que se note la dualidad. Un día es si, otro no.
El Mandatario hace algunos meses indicó que la economía del país si estaba en aprietos por la caída del petróleo, pero ahora dice que el petróleo solo cubre una pequeña parte del presupuesto del Estado, es decir que ni frío ni calor nos hizo el precio elevado del petróleo. Y que ahora el problema fue el terremoto. Y la gente en las calles, en las casas, en sus trabajos, en redes sociales, murmuran que el terremoto lo salvó, pues subió el IVA y de alguna manera sacó ingresos muy convenientes.
Ahora pone contra la pared a los militares cuando él mismo los fortaleció. Contradicción tras contradicción. Popularmente cuando alguien habla demasiado y lo que dice no concuerda se suele decir: ¡calla ve! Pero claro, que a nadie se le ocurra decirle esto al Presidente, que por menos ha temblado su genio.
Calla ve, no es una grosería, es una frase para decir a alguien ¡Basta! Lo que dices no tiene sentido. Es que el calla ve reclama un sentido común, lo que en la actualidad se ha perdido.
Sí, entiendo, en una sabatina dan ganas de decirle de frente: ¡Calla ve! Pero no es buena idea, ya que existe el papel de agresor y de víctima, y últimamente les gustó ser víctimas. Una supuesta víctima (un ser astuto) es un ser peligroso, no de gratis en criminalística se analiza a la persona que ocupa el rol de víctima. Puede ser letal porque todos aprueban sus actos y quieren defender al supuesto ser indefenso. Esta defensa es con rabia. La supuesta víctima deja que los otros hagan el trabajo sucio. La supuesta víctima cumple con sus objetivos sin mover un dedo…
Y si usted utiliza un calla ve en contra de cualquier integrante de este Gobierno, incluidos los simpatizantes, se ganará frases de los ocultos trolls y eso sí que es una pesadilla en redes sociales. Cada frase de los trolls contiene faltas ortográficas y gramaticales que dan calambre al ojo. Y son como loros, repiten lo mismo una y otra vez a Juana a Pedro a Raúl a Sofía, a todos… parece que les falta un editor de planta.
Pero un calla ve, tal vez para un ecuatoriano desempleado no sea suficiente. Tal vez un desempleado murmure frases más fuertes al ver su incertidumbre frente a los lujos que sus gobernantes de la nada poseen.
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