Periodista. Ha sido editor y cronista político y cultural de los principales diarios del país.
Martes, 5 de noviembre de 2013
No hay escenario en la capital que satisfaga los requerimientos escénicos y logísticos de Carlos Pólit ni teatro que pueda contenerlos. Lo suyo es cosa de hangares, de galpones gigantes. Los ocho mil metros cuadrados del Centro de Exposiciones Quito y sus patios exteriores alcanzaron con las justas para la última de sus masivas audiencias públicas. 2.300 sillas vestidas con forro de lienzo blanco y acicaladas, como en los matrimonios, con coqueto lazo azul en el espaldar, cubrieron toda la extensión del enorme cobertizo, dejando apenas sitio para el magnífico escenario. En tiempos de revolución correísta, la Contraloría General del Estado trabaja desde la tarima y no ahorra recursos.
Reflectores: 22. Once de tramoya sobre el escenario. A diez metros de ahí, diez más, de mayor tamaño, colgados de dos torres. Más lejos, en medio del mar de sillas, uno grande, de cañón, de esos que disparan un haz luminoso capaz de seguir las evoluciones de una estrella sobre el escenario, ideal para actos de magia y stand up comedy.
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