
Catedrática de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Católica de Quito
El día 16 de septiembre el asambleísta de Alianza PAIS, Miguel Carvajal, compartió la mesa de entrevistas de Buenos Días con Diego Oquendo con el asambleísta socialcristiano Luis Fernando Torres.
Al contrario de lo que se esperaba, por el origen ideológico de los dos contertulios (izquierda y derecha), inesperadamente coincidieron, entre otras cosas, en su percepción y posicionamiento frente a los planteamientos y demandas de la CONAIE.
Antes de pasar a analizar su coincidencia política frente a las demandas de la organización política del movimiento indígena, es importante analizar el acuerdo en la visión ideológica de la economía que profesan estos dos políticos, aparentemente de ideologías contrarias, y que lo expusieron en el debate radial.
Coinciden en que el tema central de preocupación es la situación económica que está atravesando el país, por sobre los conflictos de carácter político. Coincidencia ideológica de claro contenido conservador, si tomamos en cuenta que desde la teoría crítica las decisiones económicas son decisiones políticas y no asuntos técnicos como sostiene la teoría tradicional.
La economía que desde la ideología del poder parece ser un asunto técnico, realmente es un asunto político e ideológico, de proyectos y voluntades políticas, donde intervienen intereses, visiones y concepciones sobre la resolución de las necesidades, no solo distintas sino contradictorias y antagónicas. Una es la visión económica del poder ligada a los intereses de la valorización del capital y por lo tanto del crecimiento económico basado en una producción destructiva de la naturaleza, de la vida social y de los trabajadores, y otra muy distinta es la visión que los pueblos ancestrales, los trabajadores, las mujeres, los campesinos, los ecologistas, los jubilados, etc., tienen de la economía y de cómo superar no las crisis del capital, sino el capital.
Es muy cómodo para el poder decir que los temas económicos que hoy atraviesa el país deben sobreponerse a los conflictos políticos, cuando justamente esos problemas tienen su origen en un proyecto político. Ahora resulta que como la economía, según ellos, es más importante que los conflictos políticos hay que olvidarnos de éstos, hacer abstracción de la política económica que se ejecutó en el país, por la derecha gobernante de antes y de ahora, y apoyar la resolución tecnocrática de la crisis para seguir en crisis.
Seguro que tanto la “izquierda” de Alianza PAIS como la derecha social cristiana coincidirán en que es necesario para enfrentar el grave problema económico aplicar las viejas recetas fondomonetaristas. Así, volveremos a un nuevo ciclo neoliberal después del ciclo neokeynesiano y de este modo quedaremos atrapados en el círculo vicioso de la valorización del capital hasta que ya no haya más que despojar, porque ya lo habrá destruido todo.
El asambleísta socialcristiano sostuvo en atención a lo dicho por el militante de PAIS: “Lo que señalaba Miguel claro que preocupa, la agenda de un sector social o grupo de presión como se llamaba antiguamente no puede marcar la agenda nacional. El hecho de que se piense nacionalizar propiedades que superan cierta extensión es una locura en un país que necesita un clima de paz, tranquilidad para que la gente invierta, con un mensaje así no se invierte”.
Se entiende que el asambleísta socialcristiano rechace una política de redistribución de tierras propia de una propuesta de reforma agraria que democratiza el acceso al agua, a la tierra, a la producción. Lo que no se entiende es que un militante de “izquierda” se oponga a una demanda histórica de los pueblos indígenas y campesinos. Menos se entiende que hable de confiscación que la prohíbe la Constitución a la redistribución de tierras, cuando su gobierno se pasa violando la Constitución justo en los artículos más avanzados en temas de derechos y justicia. Se admira de que los pueblos indígenas quieran manejar el agua, como sino supiera que el agua justamente por ser un recurso vital es convertido en recurso estratégico de Estado, para de ahí ser fácil e ilegítimamente apropiado por manos privadas.
Más se sorprende de que haya sectores que quieran prohibir el agua embotellada, porque según su “inteligente” análisis se afecta los derechos de otras personas que quieren consumir agua en botella y gaseosas. De lo que si no se sorprende en absoluto es que un gobierno “revolucionario y antiimperialista” haya entregado a la Coca Cola el uso y abuso del agua para que haga su gran negocio. Seguramente está defendiendo su derecho individual a tomar la bebida del imperio en detrimento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas y campesinos.
Los dos asambleístas coinciden en rechazar la intención de la CONAIE, según ellos, de querer imponer su agenda nacional, parece que olvidan que el país y el Estado es plurinacional y que por ese solo hecho el proyecto de la CONAIE tendría mucha más validez que sus agendas, además de lo que se conoce como justicia histórica a los pueblos ancestrales. En lo que de seguro también coinciden es en querer imponer la agenda planteada en la alianza público-privada que se está negociando con los empresarios.
Agenda capitalista que como siempre se impone a través del Estado burgués y de sus gobiernos serviles.
Esperemos que cuando el tiempo del poder político de PAÍS se termine, sus militantes que se dicen de izquierda se mantengan coherentes con sus coincidencias ideológicas con la derecha, que pública y cínicamente las exponen, y vayan a tocar las puertas del socialcristianismo y se abstengan siquiera de pensar en aproximarse a las organizaciones y movimientos sociales.
Esperemos que tengan la decencia de mantenerse a distancia de las luchas de la CONAIE que hoy tanto critican. De no ser así deben saber que las puertas de las organizaciones que han reprimido y deslegitimado están cerradas para su oportunismo.
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