
Profesora universitaria, investigadora y periodista, con un doctorado por la Universidad Nacional del Cuyo, de Argentina.
A día seguido, tres diarios nacionales fueron obligados a reproducir sendas propagandas, como si fueran rectificaciones o réplicas. Las disposiciones pueden ser entendidas como un acto de censura previa, pues la pretensión de los empleados de la SECOM es que los ciudadanos carezcan de posibilidades de decidir qué leen y qué no.
Su ambición de convertir a la prensa privada e independiente en otros “telégrafos” es una manifestación de censura previa. Es también una tentativa de despojarnos a los públicos de nuestro derecho de acceso a la información y a formarnos una opinión con las fuentes que deseemos. Un nuevo ataque a la libertad de expresión y de pensamiento de todos, no solo de los periodistas.
Apenas el oficialismo convocó el diálogo, de inmediato, lo condicionó y pulverizó toda posibilidad de encuentro y de interacción libre de los mandantes con su primer servidor. El llamamiento a socializar, es decir a repetir consignas repetidas por parte de la SENPLADES y otras dependencias del Ejecutivo, está dirigido a los “consejos ciudadanos, gremios, asociaciones, sindicatos, grupos sociales y universidades, entre otras” según Telesur. Pero ya están excluidas organizaciones como la UNE y la FESE…
Un segundo momento será el de la sistematización, cuando los altos empleados planteen “propuestas de política pública, regulaciones y leyes”. Finalmente, esa oficina (la SENPLADES) y los tales ministerios difundirán los resultados. Y “con el propio presidente a la cabeza” anunciarán los acuerdos, según El Telégrafo.
¿Acuerdos?, ¿con quiénes?, ¿entre los APes militantes? ¿O solo con los empresarios con mayor poder económico, "con aquellos que le apuestan a la producción nacional y que en estos 8 años han decidido no sacar sus capitales sino mantenerlos en el país”, como lo difunde el portal Ecuador en vivo? Se advierte tal desconexión entre el gobierno y los cada vez más amplios sectores sociales críticos a las tramas gubernamentales que hablar de compromisos nacionales suena ilusorio. ¿Alianzas con quienes el régimen tilda de mentirosos, manipuladores, retrógrados, sufridores, odiadores e interesados en regresar al pasado?
Mientras se desafía a los “mismos de siempre” a que recojan firmas y propongan una consulta para revocar el mandato presidencial, el Consejo Nacional Electoral niega al colectivo político Democracia Sí que emprenda tal proceso, por supuestas fallas en las “formalidades legales y reglamentarias en el pedido de revocatoria de mandato”, como lo divulgó El Telégrafo.
Otra negativa recibió hace unas semanas el grupo Unidad Popular en su intención de convocar una consulta sobre el destino de los fondos estatales que la Constitución determina para el IESS. Y, a principios de año, a Compromiso Ecuador se le espetó otra negativa para convocar una consulta sobre la reelección indefinida.
Se cierran, entonces, todas las posibilidades de democracia directa mediante consulta al pueblo. ¿Qué espera el oficialismo, entonces? ¿Qué la gente retorne a su casa, deje la calle que para muchos ecuatorianos se volvió el único lugar posible para enunciar sus malestares con la gestión correísta? La ciudadanía que participa en diversas movilizaciones en las avenidas y que interactúa en las redes sociales, ha convertido a estos lugares en espacios públicos que no han podido ser aprisionados por la maquinaria correísta. Estos ciudadanos activos son en este momento la expresión más genuina de la democracia: son el pueblo constituyente. Un pueblo orgulloso de su diversidad cultural, político-ideológica y al cual no le ofende que le intenten estigmatizar al compararle con nuestra deliciosa fanesca. Ellos, estos ciudadanos que participan dinámicamente en las movilizaciones en La Shyris, en la 9 de Octubre, en el parque Calderón y en tantos otros lugares representativos de las urbes nacionales, sí se auto convocan soberanamente, en ejercicio cívico. Ellos están dando una lección a dirigentes ocasionales y a dignatarios temporales: les están enseñando que la dignidad no es propiedad de ningún color político-ideológico, sino una cualidad de los ecuatorianos, que no desean soportar el autoritarismo, sino vivir en libertad, con justicia y solidaridad.
Ellos sí desean preservar la patria, de la que otros han pretendido apropiarse, comenzando por el nombre de su agrupación: PAIS.
Ellos, los ciudadanos, que se sitúan en un amplio espectro, del centro a la derecha y del centro a la izquierda, no pretenden trastornar a los titulares del poder político de turno. No aspiran a ser partícipes de un golpe de estado. ¿Para qué, entonces, hablar de desestabilización? ¿O de “golpe blando”? ¿Acaso preparan el camino para un autogolpe desde el gobierno? ¿Pretenden convertirse en víctimas y escapar de sus responsabilidades frente a la crisis económica, institucional y social que nos afecta?
Solo una pregunta final: ¿por qué se suspendieron las contramarchas y las contra- movilizaciones? ¿Por decisión de los funcionarios gubernamentales? ¿No dizque eran espontáneas y producto del genuino y voluntario interés por demostrar su adhesión al gran jefe?
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