
Vivienda para todos, un millón de empleos, educación de calidad, programa de becas, reducción de impuestos, venta de los medios incautados, salud de calidad y hasta incremento del bono de desarrollo humano son algunas de las propuestas más significativas de los candidatos para la presidencia del Ecuador. Las ofertas suenan esperanzadoras, pero solo con el tiempo constataremos si se quedarán en propuestas de campaña o se convertirán en una realidad.
A pocos días de las elecciones, muchos ecuatorianos ya hemos elegido a un candidato, pero aún quedan residuos de incertidumbre en nuestras decisiones, pues solo con el pasar del tiempo sabremos si elegimos o no la mejor opción. Pero, más allá de quien será electo como nuevo gobernante del Ecuador en la segunda vuelta, sea Guillermo Lasso o Lenín Moreno es nuestro deber como ciudadanos exigirle resultados durante su mandato.
Los correístas se han acostumbrado a aplaudir y exaltar durante diez años al Gobierno por las carreteras, escuelas del milenio, por su inversión en la salud, pero queridos compatriotas este no es nada más que un deber de cada gobierno de turno, para esto los elegimos. La misión del gobierno y de cualquier gobierno en el mundo es simple: debe proteger la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Votamos por ellos para que velen por crear condiciones óptimas que permitan el pleno desarrollo del país y para que trabajen en el cumplimiento de nuestros derechos a la salud, a la educación, al trabajo bien remunerado, a una vivienda digna, a la democracia.
El gobierno se debe encargar de administrar la “cosa pública” de la mejor manera posible durante su período, pero todo esto se puede complicar cuando el gobierno pretende legislar permanentemente, cuando administra justicia, cuando dirige procesos electorales, cuando se convierte en tutor de los poderes que deben fiscalizar y controlar. Por esto, para sobrevivir al próximo gobierno electo no solo debemos pedir obras, es necesario exigir trasparencia en sus procesos y rendición de cuentas.
Una vez que sea nombrado el nuevo presidente es necesario ser fiscalizadores del cumplimiento de sus promesas y deberes. Por un lado, el señor Lenin Moreno ofrece generar doscientas mil plazas laborales para el resurgimiento de la economía. Ha propuesto otorgar créditos para jóvenes emprendedores y empresarios que se desarrollen en sectores estratégicos. Una frase impresa en carteles con el rostro de Moreno promete “vivienda para todos” y además ha declarado que subirá el bono desarrollo humano hasta USD150.
Por otro lado, Guillermo Lasso ha repetido incansablemente que generará un millón de empleos durante su mandato, reactivará el aparato productivo y otorgará más becas de estudios que el gobierno de la Revolución Ciudadana y, ante todo, Lasso promete cambio. Pero debemos comprender que involucrarse con el cambio supone comprender que los problemas no pueden solucionarse en forma unilateral. Los gobiernos tienen responsabilidades que deben cumplir y nosotros como ciudadanos debemos exigir su cumplimiento.
Es poco probable que los gobiernos per se actúen con transparencia si los ciudadanos no cambiamos de actitud y comenzamos a exigirla. Los ecuatorianos seremos los únicos corresponsables del desempeño de nuestro próximo gobierno y esta responsabilidad radica en el deber de pedirles cuentas de su trabajo.
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