
Con Correa, la corrupción no era nada más que inventos de la oposición y los medios de comunicación para desestabilizar su gobierno.
Con Correa el vicepresidente, Jorge Glas, manejaba de forma honrada y eficaz los sectores estratégicos del país.
Con Correa el contralor General del Estado, Carlos Pólit, controlaba con profunda honestidad la utilización de los recursos estatales.
Con Correa el ex fiscal General del Estado, Galo Chiriboga, fiscalizaba con transparencia y eficiencia. Cómo olvidarse del gran acierto del fiscal: "¿Saben qué sabemos del caso Odebrecht?, ¿saben? Yo sí sé. Sé quién es el corruptor: es Odebrecht".
Con Correa el Ecuador era un país que no toleraba los casos de corrupción como afirmó el ex mandatario de la Revolución Ciudadana en el enlace ciudadano 496 en el año 2016.
La década de la Revolución Ciudadana comandada por Rafael Correa se mantuvo como una olla tapada en la se cocinaban grandes escándalos de corrupción, y a la salida del poder del ex mandatario, la olla se ha destapado. Y el contendido de la misma ha llegado a alimentar a partidarios del partido político verde-flex.
Con Correa no había corrupción porque el ex presidente no iba a permitir que ningún escándalo de corrupción manche el proyecto de gobierno que tanto le había costado construir, la Revolución Ciudadana no podía permitirse una mancha. Pero a la llegada de su sucesor Lenin Moreno, quien parece habérsele ido de las manos a Correa, los escándalos han ido surgiendo del fondo de la olla.
El 11 de agosto del 2017, en horas de la noche, el ex hombre duro de Petroecuador y ex ministro de Hidrocarburo del gobierno de Correa, Carlos Pareja Yanuzelli se entregaba a la justicia ecuatoriana tras un año de estar prófugo en Miami. Capaya buscaba un acuerdo eficaz de colaboración con la Fiscalía para proporcionar información relevante que según lo que anticipó en los “CapayaLeaks” pudiera terminar por implicar al aparentemente intocable Jorge Glas.
El Vicepresidente tuvo que comparecer durante siete horas en la fiscalía el segundo miércoles de agosto por dos casos. Uno, la entrega del campo petrolero Singue a la empresa privada Gente Oil, pues se determinó que las condiciones fueron ventajosas para la empresa. El segundo caso está en instrucción fiscal y vincula a su tío Ricardo Rivera, quien enfrenta cargos por asociación ilícita. El tío habría cobrado 13 millones de dólares equivalentes al uno porciento de comisión por los contratos de Oderbrecht. Una gran parte del contenido de la olla.
Los audios grabados por José Conceição dos Santos, superintendente de Oderbrecht son pruebas que inculpan al tío del Vicepresidente, e involucra al ex contralor Carlos Pólit. Y aquí viene la paradoja, pues el ex contralor general del Estado quien parecía predestinado a ser contralor vitalicio por su “actuar transparente”, al destaparse la olla fue acusado por el delito de concusión. Habría desvanecido 10 glosas por 7,6 millones contra la constructora Oderbrecht en el año 2010 a cambio de una coima de seis millones de dólares. La segunda parte de las coimas por alrededor de 4,1 millones de dólares los recibió a cambio de que informes de la Contraloría sobre proyectos en los cuales Oderbrecht era contratista salieran limpios.
Se continúan descubriendo escándalos de corrupción, que alcanzaron hasta al ex fiscal Galo Chiriboga, del circulo cercano a Rafael Correa. Chiriboga fue retenido para investigaciones el 14 de agosto en el Aeropuerto de Quito tras declaraciones de Capaya en las que aseguraba que fue el propio Chiriboga, quien el lunes 26 de septiembre del 2016, le anticipó que había llegado información comprometedora desde Panamá.
La olla se sigue destapando y arrojando a la mesa a los implicados en la trama de Oderbrecht y la corrupción petrolera. Esto ha colocado entre la espada a la pared al fiscal Carlos Baca Mancheno, hombre cercano a Rafael Correa, quien ya ha pedido la prohibición de salida del país para el vicepresidente Jorge Glas Espinel; el arresto domiciliario para el excontralor Carlos Pólit, quien se encuentra en Estados Unidos desde mayo pasado.
”Con correa no había corrupción” porque la olla se mantuvo cerrada y solo será cuestión de tiempo para que los escándalos de corrupción —que se han cocinado durante la década de la Revolución Ciudadana— sigan salpicando a más implicados tanto del partido político verde-flex y a detractores como el ex ministro de Industrias y Productividad en el gobierno de Rafael Correa, Ramiro González. Mientras se cierra esta columna se predice que más implicados seguirán saliendo de la olla.
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