
Se dice que la Fiscalía General de Ecuador devolvió oficialmente los documentos sobre los pagos que la empresa brasileña Odebrecht habría realizado en Ecuador para lograr contratos millonarios. Oh sorpresa, el argumento ha sido que en este país no existe nadie que pueda realizar la traducción oficial del portugués. ¿Es esto elementalmente admisible? ¿Acaso esa actitud no hace más evidente que ahí hay gato encerrado que no debería aparecer en tiempo de elecciones para proteger a ciertos candidatos del correísmo?
Al Gobierno y a ciertos candidatos no les va a caer bien que se descubran las rutas perversas y malolientes de lo corrupto. Por eso, es mejor que la ciudadanía no se entere de los millones robados, de los políticos involucrados, de los candidatos comprometidos en esos actos ilícitos. Qué admirable y sabia salida para que el país ignore algo tan importante y grave y que, muy probablemente, afectaría de forma directa a unos cuantos candidatos, comenzando por los de muy arriba en las listas oficiales del correísmo también llamado Alianza País.
Oscuridad y silencio. Esta es la nueva ética del buen vivir predicada desde hace diez años que sabe a la perfección acusar y perseguir a débiles e inocentes y tapar celosamente a los culpables pertenecientes al grupo de gobierno, desde los come-cheques hasta los de la refinería y más. Solidaridad de clase porque, si no fuese así, “las manos limpias y los corazones ardientes” no habrían dudado un segundo en desenmascarar la gran corrupción para castigarla. Fatua palabrería típica de los lugares en los que imperan las complicidades, las miradas turbias y esquivas.
Pobre país: ¡en Ecuador no hay traductores del portugués al español! Con lo que el Fiscal General permite que sus amigos sigan en el proceso electoral sin ninguna espada de Damocles a punto de caer sobre algunas cabezas laureadas por el partido y las alabanzas oficiales que no dejan de tener mal olor. Sin temor, al día siguiente de las elecciones, seguramente aparecerán los traductores y los traidores a la letra escrita (traductor: traditor decían los juristas romanos). ¡Qué manera de evitar que el hacha de la moral y la justicia caiga implacable sobre algunas cabezas de candidatos oficialistas y sobre el oficialismo en sí mismo. Pero, qué más da, así obra el poder cuando se cree absoluto y para no ser oportunamente desenmascarado.
Los intereses políticos son capaces de ensuciarlo todo. Sin embargo, el presidente del Consejo de la Judicatura, Gustavo Jalkh, dijo que "de confirmarse esa devolución, sería una barbaridad, porque no puede usarse, como pretexto, el hecho de que no existiese algún perito calificado, traductor de una lengua específica, para devolver informe”. ¡Barbaridad e inmoralidad digna del sistema judicial que actualmente nos protege a todos por igual!
Y si el presidente Correa dice que va a realizar una investigación que determine si alguien del gobierno se ha involucrado en la corrupción de Odebrecht, hay que recordarle que la investigación ya la realizó in extensu y a profundidad la Justicia de USA, si no lo sabe, y que la información la tiene en su poder el Fiscal General que, su amigo que, sabio y prudente como es, la mantiene en secreto hasta el día después de las lecciones, se dice, para amablemente proteger a ciertos candidatos oficialistas que estarían involucrados. Presidente, usted que posee todos los poderes del Estado, disponga que su Fiscal, que nunca se ha revelado y le es frenéticamente fiel, publique todos los nombres, mejor dicho, el informe en su totalidad.
El presidente Rafael Correa reveló, como gran buena nueva, que está en marcha una investigación ante la sospecha de que alguien perteneciente a su Gobierno habría podido ser sobornado por la constructora brasileña Odebrecht. “Por ahí tenemos una pista bastante concreta y se está haciendo una investigación muy particular”. Señor Presidente, qué falto de información vive usted, la investigación ya está hecha y los supuestos implicados han trabajado y quizás sigan aun trabajando con usted y para usted. Pero su Fiscal General los protege porque, además, algunos seguramente son candidatos suyos o de Alianza País a las elecciones en curso. Ese silencio de la Fiscalía, señor presidente Correa, tiene un solo nombre: se llama corrupción en el grado más extremo.
¿Sabe, señor Presidente, lo que está aconteciendo en Colombia y Perú, por ejemplo? Usted ofreció un gobierno de “manos limpias y corazones ardientes”. Odebrecht dice que en su gobierno también hay manos sucias y corazones envilecidos por el dinero. Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Odebrecht habría pagado por lo menos $ 33,5 millones a varios ecuatorianos, entre el 2007 y 2016 con los que habría obtenido beneficios por más de 116 millones. Y este informe ya llegó al país y lo tiene su Fiscal General que, oh maravilla, no ha encontrado traductor para el texto que está en portugués y lo ha devuelto a USA. Pero, tranquilo, el traductor idóneo aparecerá al día siguiente de las elecciones. Los Estados Unidos multaron a Odebrecht con $2.600 millones por esta podredumbre. ¿Quién se lava las manos por algunos amigos que ahora a lo mejor son candidatos?
Nadie tiene impunidad ética. Por lo mismo, aunque fuese candidato a la presidencia de la república, si consta en esa lista del Departamento de Justicia de USA, tendría que ser denunciado antes de las elecciones, para que nadie se confunda y vote por él. De igual manera, si quien debe hablar permanece en silencio, no dejaría de tener responsabilidad por lo menos ética porque el país no puede elegir a corruptos disfrazados de santos.
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