
Economista y Magister en Estudios Latinoamericanos.
@giovannicarrion
Nadie con dos dedos de frente propondría -en medio de un escenario económico, político y social tan delicado como el que tenemos- a la desdolarización como una opción válida en estos momentos para retomar el manejo de una moneda propia. Recordemos que luego del parto doloroso y traumático que significó la aparición del dólar como medio de pago en el país (pues permanece aún en la retina de todos la crisis financiera, hiperinflación, congelamiento de cuentas y el salvataje a la banca, así como el coste dramático de su implementación) éste, luego de más de dos décadas de vigencia, ha ofrecido estabilidad a nuestra economía con índices inflacionarios de un dígito, así como ha representado en la práctica una camisa de fuerza que ha impedido, sobre todo, al neopopulismo y regímenes proclives al gasto compulsivo, a imprimir billetes sin respaldo para atender ‘generosamente’ las demandas de los grupos de presión. El dólar en el Ecuador genera credibilidad y confianza, dos cualidades fundamentales que debe tener toda moneda. Por lo mismo, ninguna persona con sus sentidos bien puestos entregaría voluntariamente sus dólares a cambio de una nueva moneda. Por lo tanto, en ese escenario, las autoridades se verían en la necesidad de incautar los dólares lo que en la práctica sería reeditar un feriado bancario que hoy el pueblo no está en condiciones de admitir ni soportar. La explosión social tendría impredecibles consecuencias, abriendo un camino seguramente al infierno.
De ahí que los anuncios de una desdolarización no pasen del discurso y la estrategia propias de una campaña electoral carente de sustancia y propuestas como la que tenemos por desgracia actualmente. A veces, de uno y otro lado, se pretende introducir al miedo como un elemento que juegue a su favor. Hay que ser responsables y tener cuidado en temas tan delicados y sensibles como la permanencia del dólar y su impacto en el sistema financiero. Tanto es así que el Art. 322 del COIP determina frente al pánico financiero que: ‘La persona que divulgue noticias falsas que causen alarma en la población y provoquen el retiro masivo de los depósitos de cualquier institución del sistema financiero y las de la economía popular y solidaria que realicen intermediación financiera, que pongan en peligro la estabilidad o provoquen el cierre definitivo de la institución, será sancionada con pena privativa de libertad de cinco a siete años’.
Hemos de coincidir que los recursos que permanecen como reserva en el Banco Central deben estar debidamente respaldados y no convertirse en la caja chica o grande de los gobiernos de turno. No obstante, tampoco se puede justificar una reforma a la COMF alterando el alcance de lo establecido en la norma constitucional.
No cabe duda que el próximo presidente de la república tendrá como una de sus grandes tareas la de fortalecer a la dolarización, entendiendo que este sistema se alimenta, precisamente, de dólares que en el caso de Ecuador no pueden ser impresos (emisión inorgánica), sino que se reproducen a través de las exportaciones, inversiones, deuda externa y remesas generadas a pulso, con el sudor de nuestros migrantes.
Esto es importante tener en cuenta ya que el Ejecutivo intenta introducir una reforma al Código Orgánico Monetario y Financiero (COMF) para la defensa de la dolarización, cuyo eje central de la propuesta pasa por otorgar autonomía técnica al Banco Central, pero en abierta contradicción con el Art. 303 de la Constitución que determina: ‘La formulación de las políticas monetaria, crediticia, cambiaria y financiera es facultad exclusiva de la Función Ejecutiva y se instrumentará a través del Banco Central’.
Hemos de coincidir que los recursos que permanecen como reserva en el Banco Central deben estar debidamente respaldados y no convertirse en la caja chica o grande de los gobiernos de turno. No obstante, tampoco se puede justificar una reforma a la COMF alterando el alcance de lo establecido en la norma constitucional.
La dolarización no solo depende de lo que suceda con la reserva internacional. También tiene que ver -y mucho- con las exportaciones e inversiones que son las que generan dólares, lo cual está atado a una dinamización del sector real de la economía y a la reducción de las tasas de interés como mecanismo para incentivar el crédito productivo y a la inversión. A esto se suma el manejo técnico y la permanencia del impuesto a la salida de divisas (ISD) que constituye una barrera (aunque insuficiente) para la fuga de capitales, así como evitar la tentación de la emisión inorgánica sin respaldo vía dinero electrónico.
El trabajo es arduo pero ineludible. Todos debemos arrimar el hombro….
@giovannicarrion
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