
Lunes, 30 de marzo 2020
Un discreto movimiento en torno a Centro de Salud. Desde una desvencijada Toyota un hombre perifonea: «¡Verde! ¡Verde!» Es entrega a domicilio: verde y arroz. Hacen su trabajo. El chofer y su ayudante llevan mascarillas.
A media mañana el hombre viejo que fuma pasa solitario por la calle. No está de buen humor. Refunfuña y camina de prisa hacia el centro de la ciudad. ¿Se quedó sin cigarrillos? No lleva mascarilla. Mira la vida desde otro tiempo, aquel que transcurre entre que enciende un cigarrillo, termina de fumarlo y lanza la colilla a la mitad de la calle.
Martes, 31 de marzo 2020
10:00. Las cifras que la ministra Ocles proporciona han dejado de cuadrar. Las columnas de contagiados y de sospechosos pueden ser estimadas a partir de un modelo matemático el que probablemente recurre el Gobierno. No creo que tenga capacidad para hacer un registro efectivo de los contagiados. Las cifras no cuadran cuando se ve la columna de defunciones y se leen las noticias y testimonios de lo que sucede en Guayaquil. Las preguntas son inevitables. ¿Puede un número limitado de defunciones provocar un caos como el que se vive en Guayaquil? El reportaje de Plan V sobre el colapso de las funerarias en aquella ciudad, las noticias de los diarios y las fotos de cuerpos abandonados en las calles dan cuenta de que la situación es realmente dramática. La realidad rebasó con mucho optimista modelo matemático al que recurre el gobierno. Las matemáticas no pueden ocultar la realidad ni esconder los cadáveres en el armario. El vicepresidente evidencio la dimensión del problema al hablar de «fosas comunes». ¡Guayaquil y sus gentes, en mi corazón!
12:00. Paré la olla con el arroz.
14:30. Sigo las noticias internaciones por la BBC de Londres. El artículo principal está dedicado a Perú. Sorpresa. Es el país mejor preparado desde la perspectiva económica para enfrentar la crisis. Una sólida reserva monetaria y un superávit fiscal. Años de crecimiento con cierto ahorro. ¿Por qué Ecuador no hizo lo mismo en los buenos años de precio de petróleo? El coleccionista de doctorados Honoris Causa, experto en deuda externa, profesor universitario, etc., sabía que nuestra economía, debido a su dependencia de uno o dos productos exportables, tenía crisis cíclicas. Para enfrentarlas, una herramienta era el ahorro durante momentos altos de precios con el fin de tener recursos en épocas de vacas flacas. Lo cierto es que si hubiese ahorrado algo de los recursos que poseyó en abundancia, aun en medio de la corrupción que caracterizó al correísmo, podríamos estar en una situación como la de Perú. La miseria del correísmo (que usa la pandemia para hacer política) es haber dejado al país indemne frente a potenciales crisis, más allá de la responsabilidad que tiene el actual gobierno. Sí, la mesa quedó servida con los despojos del banquete de las aves carroñeras que gobernaron en la década perdida.
16:00. ¡El socialismo ha muerto!, ¡viva el capitalismo! ¡El capitalismo ha muerto!, ¡viva el socialismo! ¡El socialismo ha muerto!, ¡viva el socialismo! ¡El capitalismo ha muerto!, ¡viva el capitalismo! ¿Existen otras combinaciones? Leo los debates sobre el futuro de la economía, los sistemas políticos y las sociedades postpandemia. La bola en que se predice el futuro es tan oscura como la esfera de obsidiana que hace años me obsequió Igor Guayasamín. La tengo en mi escritorio y en ella solo veo mi reflejo. Le pregunto cuánto durará y no responde. Voy a la otra bola de cristal o de plasma y hago la misma pregunta: No hay respuesta, o mejor dicho la respuesta es: «No se sabe cuánto puede durar». Sí, un día acabará, pero seremos otros más allá de si sobrevive los sistemas políticos que conocíamos.
El futuro ya está aquí. De la noche a la mañana ingresamos a la sociedad de la sospecha. Todo ser humano se ha convertido en sospechoso. Todos somos potenciales portadores del virus. Todos somos asintomáticos. Sospechamos unos de otros y los Estados, los que aún operan como tales, sospechan de sus ciudadanos. La «distancia social» el metro y medio de distancia mínima entre dos personas se fundamenta en la sospecha. Un amigo me cuenta que para ingresar al supermercado le fumigaron los zapatos y una enfermera le apuntó con la pistola laser en la frente. No pudo ocultar el temor de que la pistola marcara un poco más de 37.5. Pasó la prueba. ¿Qué hubiese sucedido si tenía fiebre? ¿Cómo hubiesen reaccionado los estaban allí? Probablemente igual que cuando hace poco siglos atrás un leproso entraba a la ciudad: lapidación. El futuro ya está aquí: sospecha y vigilancia van de la mano. Sospecha para preservar la salud y la vida.
19:00. Un tristeza pesada me invade. La noche se instala en Bahía. El viejo fumador no ha sacado la silla para mirar la calle. Por eso está más vacía que nunca. Retorno a Márai. No sé si es buena idea, pero ahí está esperando una lectura lenta y pausada.
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