
El actual Presidente del Ecuador va mostrando poco a poco quién es en verdad. Y lo hace a través de sus discursos, de sus silencios, de sus funcionarios y sus traspiés, y todos los culebrones que se desarrollan a su alrededor. De lo que ha desechado.
A continuación, algunos bocetos para tener en cuenta e identificar el camino que sigue el Presidente del Ecuador… en el que nos lleva a todos.
Uno. Es muy difícil que algún cuántico, real, hable acerca de Lenín Moreno y sus discursos. Es más hay uno, reputado académico ecuatoriano, que dijo ni siquiera saber qué es la política cuántica que plantea Moreno. Advirtió que la física y la política “no se mezclan mucho que digamos”. El Presidente emplea esa palabra en muchas de sus intervenciones y da luces de que se requieren cambios, y claro que esas transformaciones vendrán en su época… o al menos será el iniciador. Cambios políticos, morales, económicos...
Un ejemplo. Moreno combinó el Apocalipsis, la cuántica, y sus bajos deseos que nacen de los enfrentamientos con Rafael Correa. Dijo: “El que tenga inteligencia adivine el número de la bestia (...) tratando con la mecánica cuántica de sacar del encriptamiento (...) el 666 me da 2021; sumando, restando, poniendo, quitando el número que pensaste...”. “Las profecías no son para que se cumplan, pero como somos tan idiotas, es como que dentro de cada concepción humana tuviéramos el deseo de inmolarnos; vamos a evitar inmolarnos”.
Dos. Lenín Moreno perdió la hoja de ruta. En concreto no hay un plan claro hacia el futuro del Ecuador. En la pelea con PAIS se enterró el Plan de Gobierno con el que inscribió su candidatura y que contiene las 12 revoluciones. Ese fue el documento a seguir que aceptó en el estadio del Aucas, en el sur de Quito.
Sin ese documento no hay guía. No lo ha reemplazado y, al parecer, el Ministerio de Defensa, la Senplades, hace poco el IESS, están más ocupados de ser parte de una insulsa guerra fría al interior de PAIS. El Ministerio de Economía tapa huecos financieros y no se sabe si hay o no la mesa servida que dijo Correa. Lenín dijo que no, siendo el primer gran enfrentamiento con su predecesor, pero en el Presupuesto se lee que sí… Moreno utiliza las cuentas, las sumas y restas, que hizo Correa. Cualquier camino es bueno… cuando no sabemos a dónde vamos.
Tres. Quien mejor para perfilar el nuevo gobierno que Eduardo Mangas, el secretario General de la Presidencia. Hombre de absoluta confianza de Moreno. A este nicaragüense, quien estuvo en el corazón de la política y del pensamiento del sátrapa Daniel Ortega, le filtraron un audio. Él ha dicho que está sacado de contexto y que condena su utilización política… obvia respuesta cuando allí se revela el engaño que sufren los ecuatorianos, la oposición, que no da pie con bola hace años. El diálogo es para ceder, eso es principio básico en la política. Pero para los revolucionarios se dialoga, pero jamás ceden. Así dice Mangas en el audio. Y tenemos eso. Lenín Moreno no se sacude de Mangas, es más estuvo en la celebración de la Fundación de Quito, en primera fila, junto a la esposa de Lenín, Rocío Gonzáles, y la de Mauricio Rodas, María Fernanda Pacheco. Lenín es Mangas, Mangas es Lenín.
Cuatro. Las pugnas internas. Bajo su mando se han realizado varios cambios de asesores y ministros. Pero estos no han sido por nuevas oportunidades laborales, sino por pugnas internas en la guerra fría entre los menos ‘rojos’ y los ‘más rojos’. Cada uno con bando propio que busca tener la confianza del nuevo caudillo. Los hay también los más visibles como Jimmy Jairala, Gustavo Larrea, Richard Espinosa (quien pese a que salió del IESS es de confianza de Moreno y posiblemente se lo vea en otro encargo), Eduardo Mangas, Raúl Ledesma. Y ahí también parece que falta mesa… Derechas, izquierdas, centros… todos quieren darle la mano y parece que Lenín no sabe cuál agarrar.
Cinco. Jorge Glas, nuestro vicepresidente, continúa con el cargo. Moreno dice que es respetuoso de los procesos judiciales, pero él no toma una postura política frente a su binomio. No lo saca, no lo toca, no lo menciona, no lo defiende. Como ha esbozado en algunos de sus discursos cuánticos… todo puede cambiar con Glas…
Seis. En campaña, Lenín se apropió de una palabra poderosa y que hizo soñar a los ecuatorianos: cambio. Las encuestas eran contundentes al mostrar el ánimo para que se vaya Correa, que se deje de aplicar este modelo económico que solo mantienen el desempleo y la larga época de ‘hacer chauchas’. Moreno, ayudado por Vinicio Alvarado, usó la palabra cambio que era parte del lema de la campaña de Guillermo Lasso. Y seguimos en las mismas… Pero hay opositores que creen que todavía hay la posibilidad en un milagro… ahora luego de la consulta…
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