
Pese a que el populismo de Leonidas Iza y sus acólitos estuvieron en su máximo nivel, no recibieron el apoyo total de la ciudadanía de Quito.
Es una manipulación, típica de la izquierda radical populista, hablar arrogantemente en nombre del "pueblo". Así repiten que el "pueblo" de Quito salió al paro y apoyó. Incluso agradecen el gesto.
Que uno pocos radicales hayan brindado su reducido apoyo no quiere decir que más de tres millones de quiteños estén con Iza y su propuesta comunista.
Y eso me deja algo aliviado. El rápido rechazo que cosechó Iza en la capital, precisamente traducido en la falta de apoyo en las calles, y no solamente de las élites, diluyó su ánimo de reclamar en nombre del "pueblo".
Los militares no apoyaron a los radicales. El sector privado tampoco plegó. Estudiantes colegiales y universitarios, no en su gran mayoría. Los medios con agenda libre, lo mismo.
Los rebeldes quieren empujar al país a un callejón sin salida al marcar una línea en el piso y señalar a quienes no están con ellos de ser cualquier cosa como: racista, derecha, neoliberal, vendidos, corruptos. Y no solo a quienes manejan el gobierno, que lleva un poco más de un año en el poder, sino a todo el Estado, con todos metidos dentro.
Esta deleznable actitud va en contra de la anhelada transformación que buscaban los votantes en 2021, con la salida del correísmo del poder absoluto.
La exigencia fue que se transformen las leyes que hicieron posible los abusos de todo tipo.
Como ven que eso está sucediendo, lentamente, eso sí, armaron la revuelta, con pedido de destitución incluida. Pero fracasaron.
Los rebeldes quieren empujar al país a un callejón sin salida al marcar una línea en el piso y señalar a quienes no están con ellos de ser cualquier cosa como: racista, derecha, neoliberal, vendidos, corruptos...
No obstante, el camino del retorno a una plena democracia ciertamente está en peligro.
Pero ese trayecto hay que defenderlo. En ese camino hay que considerar que el Ecuador no puede estar preso de los causantes de vergüenzas internacionales. Que hacen que el país vaya de escándalo en escándalo, causados por quienes prefieren un Ecuador dividido a un Ecuador unido.
A poco más de un año, el corrupto populismo correísta, el violento Indo-comunismo, y el narcotráfico, cada uno por su lado, y a veces los dos primeros combinados, prefieren la inestabilidad.
Por eso la firmeza del Presidente en sus convicciones, y en el mandato que recibió, serán los que impriman los tiempos y los momentos en estos meses. Porque ni las huelgas, ni los paros, ni las novelas políticas, resuelven los problemas de los ecuatorianos.
La crisis es global. Pero estos grupos, incluso los delincuenciales, quieren acentuar más aún el golpe a la población y no alejarla del precipicio. Ejemplo, el incremento de los precios debido al paro y los bloqueos no se ha eliminado completamente.
El objetivo es regresar al poder. Mandar nuevamente.
Pero si continúan en sus objetivos sin ningún obstáculo dejaremos de ser confiables fuera, perjudicando exportaciones, turismo, las inversiones. Lastimando la recuperación económica y aumentando el desempleo.
Por eso, la falta de apoyo que Iza recibió de Quito es una muestra de que el camino que busca la ciudadanía es otro. El de la estabilidad y la unidad. No el separatismo, el relajo y las mentiras populistas.
Por eso, si el Presidente está abocado a una época de constante desgaste, y no por sus propias actuaciones, ha llegado el tiempo de hacer viables las reformas más serias. Las que se puedan, con los mecanismos que tenga a la mano. Porque a este paso no importa quien venga en el 2025. Sino que sostenga la agenda actual de cambios para el bienestar de la mayoría. Por si en verdad, ellos vuelven.
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