
La luna de miel del nuevo gobierno parece que no va a durar mucho si consideramos que el ambiente y la atmosfera política comenzó a caldearse apenas se habló de las alianzas políticas dentro de la asamblea. Lo que no está claro, sin embargo, es si es algo duradero o tan solo producto de las tensiones políticas propias de la designación de las autoridades en la asamblea. También asusta los anuncios de ciertos líderes de grupos sociales y gremiales contra el último incremento de combustibles, que por lo demás nada tiene que ver con el nuevo gobierno y que se viene ejecutando mensualmente conforme una fórmula de ajuste con el precio internacional del petróleo, pero que al final del día anticipa lo que podrían ser las reacciones sociales a ciertas medidas de política económica.
Habrá que ver efectivamente qué pasa después del 24 de mayo cuando Lasso tome las riendas del poder y comiencen las primeras medidas del gobierno. Pero éste debe adelantarse a la jugada y moverse en la dirección correcta, sin asumir erróneamente que el shock de inversión llegará al país por las buenas credenciales del presidente y su equipo económico. No, las cosas se arreglan cuando uno hace los deberes y lo hace bien.
Hay que aprovechar el repunte del precio del petróleo y sumarle un proceso de vacunación rápido, eficiente y masivo para empujar la tasa de crecimiento del 2021 en el segundo semestre y sobretodo apuntalar un gran crecimiento en 2022. Cualquier tasa de crecimiento en este último año menor del 4% sería muy complicada desde el punto de vista económico y social. Significaría no avanzar en términos de lucha contra la pobreza y mejora de las condiciones sociales de los más necesitados, y el descontento masivo que podría ser aprovechado por políticos populistas, por personas irresponsables y oportunistas, lo que le causaría un gran perjuicio al país.
Si la mejora sanitaria se hace efectiva en el nuevo gobierno, podemos esperar una normalización relativa de la economía en la segunda mitad del año. Las dos grandes interrogantes son la política y la violencia y antes de llegar a un punto sin retorno, es necesario actuar con premura y decisión porque el país no resiste otro octubre 19
No hay que olvidar el mensaje de los votantes. El problema esencial de Ecuador y de su crisis política y social tiene que ver con una serie de exigencias y aspiraciones económicas y sociales de la población, que no están satisfechas. Satisfacerlas requiere dinero, y la única manera sostenible de financiarlas es a través de un gran crecimiento que empuje la recaudación tributaria. Luego, el tema de la deuda ya no es de susto con Lasso por su credibilidad en los mercados financieros internacionales y se debe apostar todo lo que se pueda a la renegociación (rollover) en función del interés del mercado en comprar la deuda ecuatoriana También se puede explorar los debt-equity swaps que no necesariamente es exclusivo de las corporaciones privadas. México lo hizo después de la crisis de la deuda en el gobierno de Salinas de Gortari. La idea central es liberar la mayor cantidad de recursos para el pago de la deuda social que es fundamental para evitar tensiones sociales.
Si la mejora sanitaria se hace efectiva en el nuevo gobierno, podemos esperar una normalización relativa de la economía en la segunda mitad del año. Las dos grandes interrogantes son la política y la violencia y antes de llegar a un punto sin retorno, es necesario actuar con premura y decisión porque el país no resiste una nueva escalada violentista como la de octubre del año 2019. Una buena idea es la invitación a una gran catarsis colectiva que nos lleve a una gran conversación nacional sobre de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Pero, como es bien sabido, estas catarsis colectivas solo funcionan y tienen éxito si todos los participantes tienen buena voluntad y actúan de buena fe. La pregunta es si la oposición política y los líderes sociales están a la altura de las circunstancias.
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