
Así como la temperatura del aire se traduce a una escala de valores irrefutable y única para todos, mientras la sensación térmica se limita a una percepción subjetiva que cada persona tiene de esa misma temperatura; la economía ecuatoriana evidencia señales inequívocas de calentamiento y recuperación económica, mientras la percepción de los agentes económicos se mantiene fría, aletargada y por debajo del nivel de temperatura que los indicadores económicos marcan efectivamente.
Utilizando la analogía del señor presidente de la República Guillermo Lasso en su primer Informe a la Nación el 24 de mayo pasado, diríamos que la temperatura ciertamente ha subido gracias a la reparación de las dos turbinas que se necesita para volar y que la economía ecuatoriana estaría lista para comenzar el despegue, pero la gente no termina de sentir esa calentura.
En términos de los “animal spirits”, esta divergencia no es un tema menor; por cuanto el hecho que las expectativas de los agentes económicos no se adapten al ritmo o la velocidad del mejoramiento real de la economía, frena las decisiones de inversión y consumo, y con ello, la tan ansiada recuperación económica.
La temperatura ciertamente ha subido gracias a la reparación de las dos turbinas que se necesita para volar y que la economía ecuatoriana estaría lista para comenzar el despegue, pero la gente no termina de sentir esa calentura.
Una primera explicación de esta divergencia puede ser que la propia temperatura todavía no ha subido lo suficiente, y esto tiene que ver con que los “fundamentals” de la economía no están del todo corregidos, ya que la ley de inversiones y reforma laboral no solamente que no se han aprobado, sino que se ve cada vez más difícil que se pueda aprobar en la Asamblea.
En esta materia, el plan de vuelo que apunta a un fuerte compromiso con la sostenibilidad de las finanzas públicas, el aperturismo como factor clave del crecimiento económico y la propuesta de buenas reformas estructurales en el campo de la salud, educación, seguridad social y financiamiento de la obra pública resulta insuficiente todavía como para generar un ambiente pleno para las inversiones y que la turbina del emprendimiento funcione al 100%.
La segunda explicación tiene que ver con la percepción de ingobernabilidad y la falta absoluta de acuerdos de largo plazo. En efecto, la amnistía de todos los excesos de octubre 2019 y el nefasto cierre de esas protestas por el gobierno de la época, alimenta el comportamiento terrorífico de ciertos grupos sociales o políticos, que aupados en esta suerte de patente de corso, sus resentimientos sociales, taras ideológicas arraigadas, desconocimiento de los conceptos más básicos de la economía y algunos protervos intereses, intentan generar el caos con el pretexto de imponer una determinada agenda, lo cual ahuyenta a los inversionistas y reduce la sensación térmica a niveles gélidos y muy discordante de la verdadera temperatura del ambiente macro.
Creo que hemos encontrado una buena explicación para la discordancia entre la temperatura y la sensación térmica. Lo que falta por encontrar es como subir la sensación térmica con ciertos líderes políticos y sociales de espanto.
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