
Economista y Magister en Estudios Latinoamericanos.
@giovannicarrion
Durante la última movilización promovida por la CONAIE, el Gobierno nacional, a través de las redes sociales y sus cajas de resonancia, posicionó el hashtag #EcuadorSinParo a propósito de cuestionar la manifestación ciudadana en las calles e insistir, una y otra vez, en el llamado a trabajar.
Pero lo curioso y hasta anecdótico con ese etiquetamiento de los mensajes por parte del oficialismo es que, sin necesidad de paralización, los ecuatorianos, de alguna manera, ya están en paro forzoso, particularmente de aquel amplio sector de personas que perteneciendo a la Población Económicamente Activa (PEA) no cuentan con un empleo adecuado, verificándose que 7 de cada 10 personas en ese grupo forman parte del empleo inadecuado o del desempleo abierto, lo que evidencia un mercado laboral altamente precarizado.
Sin duda, en un escenario ideal, probablemente como en la república de la que hablaba Tomás Moro, las relaciones sociales y de producción terminen generando un círculo virtuoso cuyos beneficios se rieguen hacia la población, lo que se traduciría en bienestar. No obstante, en la realidad existen elementos, fallos o imperfecciones del mercado en donde la competencia perfecta cae en la utopía.
Lo cierto es que las proyecciones de crecimiento del PIB del Ecuador para el año 2021, según la CEPAL, son bastante limitadas, alrededor del 2,8%, muy por debajo de la media latinoamericana ubicada en el 5,9% o de países como Perú (10,6%), Chile (9,2%), Colombia y Argentina (7,5%), México (6,2%), etc.
En esas condiciones de precariedad económica, de crecimiento de la pobreza y pobreza extrema, del aumento en el nivel de la desigualdad, del incremento de los precios de los combustibles, así como del escándalo internacional derivado de ‘Pandora Papers’, lo menos que se espera es que el pueblo exprese su inconformidad ante el régimen.
Equivocadamente el gobierno del ‘encuentro’ entiende a la democracia como un sistema político en donde está ausente el disenso y, por el contrario, confluye –bajo un corsé ideológico- a consensos (como de aquellos desde donde se pretende ahora dictar cátedra, referente a lo que se debe hacer, más allá que muchos de los asistentes a esos encuentros ya tuvieron su momento para haber implementado el recetario, sin que hayan tenido éxito o, por lo menos, con significado para las grandes mayorías populares).
Equivocadamente el gobierno del ‘encuentro’ entiende a la democracia como un sistema político en donde está ausente el disenso y, por el contrario, confluye –bajo un corsé ideológico- a consensos, más allá que muchos de los asistentes a esos encuentros ya tuvieron su momento para haber implementado el recetario.
Pero lo cierto es que, en una democracia madura, el conflicto no es ajeno dentro de esta forma de gobierno. Lo que se advierte, más bien, es que las diferencias que surgen en la sociedad obtienen su respuesta a través de canales institucionales. Por lo mismo, no existe una mejor y mayor democracia por la sola ausencia de manifestaciones, lo cual más bien sería un indicador que expresa que esa comunidad se siente feliz y tiene resuelto sus necesidades (lo cual es irreal y encaja más bien en la república de los utópicos) o, por el contrario, existen niveles preocupantes de represión a la población que la mantiene temerosa y, por lo mismo, inmovilizada, lo cual está presente lamentablemente en gobiernos autoritarios o dictatoriales desembozados o con ropaje de cordero...
Consecuentemente, que la población se exprese con libertad no sólo es un elemento que caracteriza a una democracia vigorosa, sino que, en el caso ecuatoriano, una garantía constitucional que tienen las personas para ejercer la resistencia frente a acciones u omisiones del poder público que vulneren derechos de los ciudadanos (Art. 98).
Desde luego, ese derecho a manifestar, a resistir, no puede traducirse en terror o afectación de otros derechos. Eso es claro. Desde esa perspectiva, el presidente Guillermo Lasso, no debe confundir a la protesta social con violencia, con triunviratos de la desestabilización o con un complot internacional. Hay que reconocer cuál es la verdadera esencia del reclamo y darle oportuna atención y con ello asegurar un Ecuador sin paro.
@giovannicarrion
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