
Todas las encuestadoras, aunque los números de Lenín Moreno siguen altos, reflejan una tendencia a la baja en aceptación, credibilidad y en el sí por la consulta popular. Y la pregunta que menos voces afirmativas tiene precisamente es la que más importa a millones: la reelección indefinida.
Un ejemplo. Cedatos, en una encuesta a inicios de este mes, muestra una baja de 3,3% en el sí a la respuesta que lleva implícita el no retorno de Rafael Correa a la Presidencia. De 67,3% en octubre pasó a 64% en noviembre. A este paso en cuatro o cinco meses será imposible que Lenín pueda asegurar el triunfo del sí en esa pregunta.
¿Por qué la pregunta se desinfla? ¿Es la pérdida de estima y respeto a las decisiones de Lenín? ¿El diálogo nacional se hace agua? ¿Tenemos más de lo mismo, es decir, más correísmo?
La alerta está dada. La oposición, los empresarios y los trabajadores le dieron un tiempo para ver qué hace con el nefasto legado. El ciudadano también espera. Pero todos, a la final, tienen más de lo mismo.
Lenín cuenta con un equipo económico a su medida: socialista-keynesiano-correísta, que busca repetir el modelo donde el Estado es el generador de riqueza, progreso, empleo y obras. Por eso las nuevas normativas apuntan a seguir alimentando el Estado, además con un discurso repleto de lemas socialistas que fracasó con Correa, fracasó en Venezuela, fracasó en Cuba. Donde el adinerado, el Imperio, la partidocracia, los importadores, los comerciantes, el consumidor (es decir, todos)… son los que deben pagar más. A la final tenemos más tributos y alto costo de la vida… calcado del pasado.
Además, hay voces que aseguran que con las nuevas intenciones económicas de Lenín podría ponerse en riesgo la misma dolarización, y que es mucho más popular que el mismo Presidente. El jurista Ramiro Aguilar fue unos de los primeros.
Las libertades siguen en el mismo estado que con Correa ya que dependen de la buena o mala voluntad del Mandatario para que sean respetadas o no. De hecho, los correístas ortodoxos han revivido la figura del linchamiento mediático para intentar amedrentar a la prensa libre que hace el seguimiento de la corruptela que les persigue, en especial la de Jorge Glas, vicepresidente del país.
Ya nadie confía en qué mismo hará Moreno luego de enviar a la casa al actual Consejo de Participación. Ni siquiera ambientalistas y especialistas petroleros están conformes en cómo se ha planteado la pregunta de supuesta protección al Yasuní.
A eso se suma la desazón por el culebrón de PAIS que se niega a fallecer, sostenido por el propio Lenín Moreno y con el apoyo irrestricto de José Serrano.
Que hay líderes que sostienen a regañadientes su apoyo por el sí a la consulta, es cierto. Que otros desconfían de las verdaderas intenciones de Moreno y su grupo de operadores políticos, también. Unos más creen que Lenín luego será más ‘revolucionario’ que el propio Correa, es así. El apoyo no es total. Están los números que bajan. Pero hay que recordar a los líderes que el muerto se hace pesado cuando hay quien lo cargue.
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