
PhD en Educación por la Universidad Católica de Lovaina, Maestro en Estudios Culturales y Desarrollo, Graduado en Economía. Ex gerente del Proyecto de Pensamiento Político de la SNGP. Docente universitario.
El jueves 12 de noviembre la selección ecuatoriana de fútbol venció de visitante, a su par boliviana. Por aquellos días, en ese mismo país seguían los festejos por la victoria presidencial de Luis Arce. Así como los futbolistas, algunos políticos ecuatorianos también fueron a Bolivia e hicieron de las suyas.
Para el nuevo gobierno boliviano y su presidente es importante contar apoyos diversos y entre estos, está el movimiento indígena de Ecuador y la Conaie, su organización más importante. ¿Quién mejor que el ex presidente Evo Morales para lograr este acercamiento? Desde ese bloque regional, autodenominado progresista, Evo y Correa comparten intereses y afinidades, y desde ahí vendría la invitación a esa fiesta a Andrés Aráuz el candidato de Correa a la presidencia del Ecuador. Hasta ahí todo bien, pero desde la iniciativa de los indígenas correistas, sí, aquellos que fueron ministro y embajador, entre otros y con el apoyo de Morales, se construyó un gran lobby aprovechando la coyuntura para acercar al presidente de la Conaie, Jaime Vargas, al candidato correista, como consta en una foto que circula por las redes sociales.
En ella se ve en primer plano, atrás unas botellas de singani y una jarra para el preparado del chuflay, el brindis tripartito entre Evo, Jaime Vargas y el candidato correista. El anfitrión inexpresivo, el candidato sonriente y entusiasmado, el presidente de la Conaie en un rictus inexplicable pero brindando al fin. A un costado, y como que se escapa de la foto, como que no quiere ser captado por la cámara, está Leónidas Iza. Evasión comprensible, de serla, pues la “foto del brindis” y un acuerdo con el correismo que podría interpretarse al verla escena, podría ganarle la antipatía de diversos individuos y organizaciones. Se dañaría la imagen del líder indígena radical, lejano al correismo y a la derecha, que se tuvo de ese joven líder indígena que prácticamente comandó las jornadas de Octubre del 2019.
El develarse cercano al correismo lo alejaría de esos que lo vieron incluso como un cuadro presidenciable. De hecho, esta imagen ya ha generado reticencia entre algunos miembros de la organización indígena cercanos a él. ¿Estaría Iza dispuesto a sentarse en la misma mesa de los que reprimieron a sus hermanos en la “década ganada”? Esta fotografía hace sonreir a esos que aupaban la teoría conspirativa, de que Iza y sus amigos “mariáteguis” siempre fueron el ala correista camuflada en el movimiento indígena.
Una imagen da lugar a muchas interpretaciones. La más ingenua: un encuentro entre compatriotas brindando por el nuevo presidente del país hermano con el que se tienen más o menos coincidencias. Otras más suspicaces al saberse que el candidato correista, el presidente de la Conaie y el presidente del Movimiento indígena de Cotopaxi, Leónidas Iza, mantuvieron unas reuniones en una casa, en un hotel y diálogos de tarima. Puedes reunirte y conversar con cualquiera, en especial con tus compatriotas cuando estás en el extranjero y de ahí a negociar hay un trecho.
Con los acuerdos de Bolivia, el voto rural, que según varios encuestadores era favorable a Yaku Pérez (de manera abrumadora, según uno de estos) podría decrecer y quizás favorecer al candidato correista. Con todo aquello, se cobraría la revancha de ese desaire que el 31 de Julio de este año hiciera el PK a la CONAIE
En estas reuniones se habría negociado un discreto apoyo de la Conaie al binomio UNES y algunos puestos importantes para los miembros de la organización indígena en el hipotético futuro próximo gobierno de UNES. De concretarse el apoyo, no es necesario anunciarlo a los cuatro vientos. Basta con que la dirigencia de la Conaie continúe lejana del candidato presidencial de su partido político, el Pachakutik, Yaku Pérez. Es suficiente que esta no de las facilidades para que Pérez desarrolle su campaña en las comunidades.
Con los acuerdos de Bolivia, el voto rural, que según varios encuestadores era favorable a Yaku Pérez (de manera abrumadora, según uno de estos) podría decrecer y quizás favorecer al candidato correista. Con todo aquello, se cobraría la revancha de ese desaire que el 31 de Julio de este año hiciera el PK a la Conaie en el proceso de primarias, al apresurar el nombramiento de un solo candidato: Yaku Pérez.
El brindis boliviano, devela aún más las divisiones al interior de la Conaie y plantea una nueva correlación de fuerzas con dos grupos preponderantes. Por un lado Vargas, Iza y los correistas; y por el otro, Yaku y aquellos que le auparon desde Pachakutik. Ambos grupos, en estos años, han ido mostrando su hegemonía en las distintas organizaciones regionales, la Conaice, la Confeniae, Ecuarunari…, y también en las organizaciones de base. Pero también partiendo desde la satisfacción o el desencanto con el estilo de dirigencia de Jaime Vargas.
El brindis boliviano, aseguraría algo que se veía venir: Leónidas Iza sería el nuevo presidente de la Conaie. El brindis también genera una posibilidad mínima antes no considerada: la unidad de otros sectores para disputar esa dirigencia.
Por otra parte, los acuerdos entre los personajes ecuatorianos de la foto, además de los mediadores que no salen en ella, develarían escenarios disímiles en el destino del mayor movimiento social del país y para el nuevo presidente del Ecuador. De ganar Lasso, habría una oposición fuerte y convergente de los diversos sectores de la Conaie, consolidándose una cohesión desde un estilo particular. Esto sería lo peor para Lasso. Si el ungido es Aráuz se repetiría la coptación de líderes que se vivió con Lucio y Correa, asistiríamos a un desmantelamiento de la organización indígena, mientras muchos de sus cuadros negocian puestos o ejercen su función en el nuevo aparato gubernamental. El gobierno neutralizaría a la única organización capaz de hacerle contrapeso, minándola desde adentro. Esto sería lo peor para la Conaie.
La tercera posibilidad es que gane Yaku Pérez y desde la doble condición de gobernante y de dirigente, plantee un nuevo estilo de relacionamiento entre el nuevo gobierno y la histórica organización indígena. Las encuestas le dan un modesto tercer lugar, pero recordemos que en las elecciones para la prefectura del Azuay aparecía último durante la campaña y resultó vencedor.
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