
En un vídeo revelado por el portal Código Vidrio, Jorge Glas, entonces vicepresidente de la República, recomienda al director de la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero, José Luis Cortázar, delinquir y no dejar huellas del delito. Cortázar graba su conversación con el vicepresidente y la guarda junto a otras grabaciones que había realizado sin el consentimiento de las personas que participaron en ellas.
Además de confirmar por enésima vez el carácter delincuencial del gobierno correísta, el vídeo grabado por Cortázar muestra un aspecto característico de los autoritarismos: la desconfianza como principio regulador de las relaciones entre los miembros del gobierno y entre estos y los demás actores políticos.
La administración autoritaria, como el manejo del poder criminal, se basa en la sospecha. El caudillo desconfía de todos. Todos desconfían de todos. Y así, a punta de desconfianza, se crea un ambiente dominado por la paranoia, cuya consecuencia directa es la instauración de un régimen de policía, en el que las personas terminan adoptando el papel de espías, infiltrados, delatores.
¿Qué es lo que alienta la desconfianza? La conciencia de estar actuando mal. Y, por tanto, la necesidad que tienen el caudillo y los miembros de su círculo de protegerse y garantizar el funcionamiento de un “gobierno a la sombra”, es decir, extraoficial y extralegal, que, sin embargo, es el gobierno auténtico.
Además de confirmar por enésima vez el carácter delincuencial del gobierno correísta, el vídeo grabado por Cortázar muestra un aspecto característico de los autoritarismos: la desconfianza como principio regulador de las relaciones entre los miembros del gobierno y entre estos y los demás actores políticos
En ese espacio de sombra es donde, realmente, se toman las decisiones. Se dice, en campo abierto, “vamos a luchar contra el narcotráfico”, “vamos a erradicar el contrabando de combustibles”, “vamos a controlar la minería ilegal”, mientras, en la fresca sombra de la Cueva de los Ladrones, se decide saltarse las regulaciones para la venta de combustibles en la frontera: combustibles que utilizan los “narcos” en la producción de cocaína; y permitir la libre venta de explosivos: explosivos que usan los mineros ilegales y las bandas narcoterroristas.
Una parte importante del Círculo de la Sombra —espías, infiltrados, delatores— sigue operando en el actual gobierno. Salir del sistema impuesto por el autoritarismo lleva años. No es suficiente con librarse del tirano y su círculo más íntimo. El Círculo de la Sombra suele ser bastante amplio, tan amplio como exige la nutrida masa de clientes que el autoritarismo engendró.
Aunque en un primer momento no se hacen notar, esos clientes, si el gobierno democrático que sucede a uno de corte autoritario no ha sabido limpiar la casa, se activan y conspiran. Y generan en el nuevo gobierno un ambiente de desconfianza semejante al que se vivía en los tiempos del caudillo. En este ambiente de desconfianza y conspiración la toma de decisiones se obstaculiza y se traba el ejercicio de la administración pública.
Si se quiere fortalecer las instituciones democráticas y garantizar una administración eficiente del Estado, no queda otra alternativa que limpiar. Hay que decidirse a hacerlo. Es la condición indispensable para gobernar.
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