Es periodista y docente universitario. Licenciado en Comunicación Social y máster en Tecnología Educativa y Competencias Digitales. Vive en Los Ríos.
El país no necesita que le cuenten un relato. Es testigo de lo sucedido en las últimas dos semanas. Concluye por cuenta propia. Y lo manifiesta desde el domingo 7 de febrero cuando no cayó en la trampa, a la que todo un aparato mediático le inducía caer: “Lasso o Correa”. Manifestación clara del rechazo hacia la pretensión de dirigirlo hacia el “voto útil”, fue la votación alcanzada por Xavier Hervás y Yaku Pérez. Sumada ambas votaciones, el resultado es una bofeteada a los cientos de millones gastados por el presidenciable de CREO, en sus nueve años de permanente campaña.
Ni el correísmo prontuariado con su representante Andrés Arauz, ni la plutocracia y el dinástico poder político de los socialcristianos, representados en Guillermo Lasso, no alcanzaron lo que pretendían en primera vuelta. Los primeros, que pregonaban sin cesar iban ganar en una sola vuelta, descubrieron que Arauz electoralmente no es el boliviano Luis Arce, ni Correa representa, para nuestro elector promedio, lo que Evo Morales representa en los suyos. Algo que muchos sí creemos es Arauz convirtiéndose en el Maduro ecuatoriano en caso llegue a la presidencia. Dirigido desde Bélgica por cantos de “pajaritos”.
Ni el correísmo prontuariado con su representante Andrés Arauz, ni la plutocracia y el dinástico poder político de los socialcristianos, representados en Guillermo Lasso, no alcanzaron lo que pretendían en primera vuelta.
Pero aquí y ahora el problema no es el correísmo. Por lo menos hasta resolver lo que nos puede unir salvando el país, o devolvernos al socialismo bolivariano y sus oscuros apéndices. Aun no se pierde la capacidad de encontrar legitimidad a un resultado espurio, cargado de dudas y opacidad ¿Espurio? Sí. O que los consejeros Enrique Pita y Luis Verdesoto den a conocer al país cuando se cambió el sistema informático vulnerable del CNE. El cual cubrió con un manto de fraude a muchos de los resultados electorales de 2017 y 2019 ¿Creyeron bastaba con cambiarle de nombre (de STPR a SETPAR) para tenerle confianza?
Sobre la confianza ante el país, Lasso también se la ha venido restando junto con su dignidad. Su merma inició llamando presidente a quien él mismo calificó de fraudulento en 2017, consolidando su resta al aliarse con quienes ayudaron al fraude en su contra y luego se lo hicieron a sus candidatos en Los Ríos, en 2019. Pero Lasso prefirió soslayar todo eso, pensando tal vez en mayores ingresos para su banco y tener mayoría en el pleno del CNE. Ahora, en caso mantenerse necio frente a lo que la honestidad electoral reclama, el presidenciable de CREO pasará de víctima electoral a victimario de la voluntad popular.
¿Por qué le es tan difícil a Guillermo Lasso hacer lo correcto? Ya el consejero Luis Verdesoto lo dijo: el acuerdo para el recuento de votos aún se puede viabilizar en el CNE. Es legal. Cualquier estudiante de derecho puede sostener la supremacía de la Constitución sobre leyes y reglamentos electorales. El país necesita certeza en estos resultados, solo así Lasso puede ganar la presidencia en una segunda vuelta. Repitiendo lo que a él le hicieron en 2017 no podrá. Para eso necesita votos en el balotaje, similar en cantidad a los de su contendiente. Algo casi imposible de obtenerlos de no abrirse las urnas, por más que con garrote y zanahoria en mano nos repitan “voten por Lasso o Correa volverá”.
@XavierVillacis
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