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24 de Agosto del 2016
Ideas
Lectura: 5 minutos
24 de Agosto del 2016
Gabriel Hidalgo Andrade

Politólogo y abogado. Docente universitario.

El espectáculo de las firmas
¿Cómo esperan que creamos los ecuatorianos que, para armar este teatro de megalomanía y arribismo, estas fanáticas dispongan, como han dicho, de un ejército de más de 7 mil personas? Eso querría decir que dispusieron de 32 voluntarios para cada uno de los 221 cantones o 6 para cada una de las 1149 parroquias de todo el Ecuador. Eso es totalmente ridículo. Ni la Iglesia Católica, ni la Coca Cola tienen ese nivel de organización.

Ya se cumplió una semana del espectáculo armado por las pamelas. Montadas en una chiva llamada “La Sinvergüenza” entregaron hace una semana sus cartones de firmas para reelegir a Correa. Dijeron haber pagado toda la proeza de recolección de firmas, organización del voluntariado, alimentación, transporte, camisetas, pancartas, chivas, globos y fiesta con 3 mil dólares de los ahorros de la más simplona de ellas. Aquí empieza una tira imparable de contradicciones y posibles mentiras.

Dijeron haber presentado 1' 248.000 firmas recolectadas en 45 días. Esto quiere decir que recogieron cerca de 28 mil firmas por día, más de mil firmas por hora y 19 firmas por cada minuto del día, durante un mes y medio, las 24 horas del día, sin descanso. Eso es ridículo.

Aunque nadie las ha visto recolectar nada, las pamelas juran que recorrieron todo el país en un mes y medio, y que consiguieron casi una veintena de firmas por minuto. Con esto dicen también que consiguieron el equivalente en firmas al 63% de los votos que consiguió Guillermo Lasso, el doble que Lucio Gutiérrez y el cuádruple obtenido por Mauricio Rodas en las elecciones presidenciales de 2013. Con toda la cantidad de recursos humanos y económicos que cualquiera de estos tres candidatos gastó en sus campañas, ¿estas arribistas nos vienen a decir que ellas consiguieron mejores resultados con 3 mil dólares y un discurso chillón?

En un país de 16 millones de habitantes, aproximadamente 9.5 millones de estos están habilitados para votar en elecciones. Esta cifra se reduce si se considera el aproximado 30% de ausentismo. Entonces, si 6.6 millones de votantes participan en elecciones, esto quiere decir que las pamelas consiguieron al menos una firma de cada 5 ecuatorianos que votaron en las últimas elecciones. Usted, apreciado lector, debería conocer a un firmante por cada cinco familiares, compañeros de trabajo o amigos. Pero ni usted ni yo conocemos a nadie que haya firmado.

Los números no son el fuerte de las pamelas. Por donde se mire se encuentran más mentiras de este gran fraude o, como diría Benjamín Carrión, donde se aplasta sale pus.

¿Cómo esperan que creamos los ecuatorianos que, para armar este teatro de megalomanía y arribismo, estas fanáticas dispongan, como han dicho, de un ejército de más de 7 mil personas? Eso querría decir que dispusieron de 32 voluntarios para cada uno de los 221 cantones o 6 para cada una de las 1149 parroquias de todo el Ecuador. Eso es totalmente ridículo. Ni la Iglesia Católica, ni la Coca Cola tienen ese nivel de organización. 

¿Cómo esperan que creamos que todo lo financiaron con 3 mil dólares provenientes de los ahorros de una de ellas? Esto querría decir que destinaron 42 centavos de dólar para cada uno de los integrantes de su ejército durante cada día de trabajo. ¿Qué justificaría que más de 7 mil personas renuncien a sus trabajos, pidan vacaciones o destinen su tiempo libre para recoger 19 firmas por segundo durante un mes y medio, sin descanso, alimentación, ni remuneración, durante las 24 horas del día? 

Con tantas mentiras dichas en seguidilla, ¿quién certifica que las decenas y decenas de cajas que presentaron estarían llenas de algo? Tal vez estaban llenas de papeles y más basura, pero está claro que no tenían firmas porque es absolutamente imposible disponer de un ejército de miles de personas, sin financiamiento, recogiendo miles de firmas diariamente, alimentadas, movilizadas y vestidas por el aire, y que organizan una fiesta ruidosa con “chivas sinvergüenzas”, pancartas, globos, camisetas sin que nadie responda de donde salen todas estas cosas.

Las cajas estaban vacías, nadie vio a estas improvisadas en ninguna parte del país recogiendo sus firmas. Las miles de adhesiones son falsas y buscan mantener vigente a un presidente saliente, desgastado y desmoralizado por la profunda crisis que ha provocado.

Correa, el correísmo y la pamelas sufren la enfermedad del vacío. Están horrorizados por perder el poder y en ese vacío de autoridad, de legitimidad, de moral y de aceptación tienen que crear un espectáculo como este, seguramente financiado con dinero público, para intentar mentirle a la gente que ellos siguen al mando, que son la patria, que son aceptados por todos, que son amados, que todos queremos que se queden gobernando eternamente, lo cual es una monumental mentira, como todo lo que han hecho al respecto. Para esto necesitan de este teatro: para que el presidente Correa se mantenga vigente en la opinión pública, en lugar de empezar a preparar su retiro.

En toda su megalomanía, Correa necesita este tipo de actos para sentirse animado a no abandonar el poder de un país que se destruye en sus manos.

@ghidalgoandrade

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