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18 de Marzo del 2015
Ideas
Lectura: 5 minutos
18 de Marzo del 2015
César Coronel Garcés

Abogado y periodista guayaquileño. Ha colaborado en medios impresos y radiales de su ciudad. Actualmente cursa una maestría en Derecho de Empresa. 

El gobierno de Maduro apesta
Ninguno de los cancilleres de la UNASUR habló de los cientos de estudiantes venezolanos que han sido apresados, torturados, violados e incluso asesinados por salir a las calles a protestar soñando con un mejor país. Nadie habló de Kluiberth Roa, un niño de 14 años que fue asesinado el 24 de febrero en medio de una manifestación en las inmediaciones de la Universidad Católica del Táchira con un impacto de bala en la cabeza.

Eran aproximadamente las 18:30 en Bogotá, ciudad donde me encontraba el último sábado, cuando me enteré al mismo tiempo que ustedes por medio de las redes sociales de la resolución adoptada por los cancilleres de la UNASUR reunidos en Quito a propósito de la Orden Ejecutiva expedida por el presidente Obama en contra de algunos funcionarios corruptos del gobierno venezolano.

¿Usted cree que las más de 317 millones de personas que viven en los 50 estados de los Estados Unidos estaban tan preocupados y pendientes de las “importantes declaraciones” de los cancilleres de Unasur? Si no fuera porque apoyan a un violento dictador como es Nicolás Maduro, diría que son tan cómicos los cancilleres de Unasur.

En la declaración de los cancilleres se reitera el apoyo al gobierno violento, corrupto y dictatorial de Maduro, pero nadie habla de los verdaderos problemas que vive Venezuela:

Ninguno de los cancilleres de la UNASUR habló de los cientos de estudiantes venezolanos que han sido apresados, torturados, violados e incluso asesinados por salir a las calles a protestar soñando con un mejor país. Nadie habló de Kluiberth Roa, un niño de 14 años que fue asesinado el 24 de febrero en medio de una manifestación en las inmediaciones de la Universidad Católica del Táchira con un impacto de bala en la cabeza. Nadie habló de Jimmy Vargas, Luis Gutiérrez, Daniel Tinoco, Anthony Rojas y los demás hermanos estudiantes venezolanos que han sido asesinados por esa dictadura.

Ninguno de los cancilleres de la UNASUR habló de los presos políticos que sin seguir el debido proceso y un juicio justo, derecho que tenemos todos los seres humanos, han sido apresados, incomunicados, aislados y torturados por el gobierno de Nicolás Maduro. Nadie habló de Daniel Ceballos, Leopoldo López, Antonio Ledezma, entre otros cientos de venezolanos perseguidos y encarcelados por levantar su voz de protesta ante esta sangrienta dictadura.

Ninguno de los cancilleres de la UNASUR habló de los muchos otros problemas que sufren nuestros hermanos venezolanos: desabastecimiento de los productos más básicos; una inflación por los cielos; restricciones a la libertad de expresión; trabas al derecho a recibir información plural de los medios de comunicación; altos niveles de corrupción en todos los niveles del gobierno; los vínculos de Maduro y sus colaboradores con el narcotráfico y grupos armados; los apagones que son tan frecuentes a pesar de ser un país petrolero; la pobreza extrema a pesar que podrían ser inmensamente ricos; y, los miles de muertos como consecuencia de los altos niveles de violencia y delincuencia.

¡El gobierno de Venezuela apesta!, tiene un fuerte olor a Franco, Castro, Videla y Pinochet. Jamás debió morir un venezolano por levantar su voz. Los cancilleres de Unasur exigen a Obama derogar un decreto, lo que deberían hacer es exigir a Nicolás Maduro que detenga la sangrienta persecución que lidera su gobierno contra los ciudadanos venezolanos.

Por ahí también apareció el presidente de Ecuador, el economista  Correa, para afirmar que le da "vergüenza que Obama tenga un Nobel". Más vergonzoso es que nuestro presidente insista en proteger y defender a un sangriento dictador como es Nicolás Maduro. Por su lado, el canciller Ricardo Patiño, el mismo que por Twitter me dice “chao baby”, ahora habla de "querida Venezuela", mientras le da la espalda a los venezolanos y sus verdaderos problemas. ¡Hipócrita!

Es tan repetitivo el discurso: hablar de conspiraciones inventadas y darle la espalda a problemas reales. Como ecuatoriano me siento avergonzado por cómo estas viudas nostálgicas del comunismo y sus hígados manejan nuestra política exterior. A mí el canciller Patiño no me representa. Lo que pasa en Venezuela es doloroso e indignante. Vergonzoso – eso si- es que algunos "revolucionarios" justifiquen muertes y violencia contra hermanos latinoamericanos. Es así como en tiempos de "revolución", los derechos humanos poco les importan a  estos "humanos izquierdos".

 

[PANAL DE IDEAS]

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