Jorge Yunda regresó sorpresivamente al puesto de Alcalde de Quito con una jugada judicial que, en lugar de darle fuerza para los próximos meses, lo pone al borde del abismo.
Retornó luego de que un Tribunal de la Corte Provincial de Pichincha, integrado por los jueces Cenia Vera, Raúl Mariño y Guadalupe Narváez, determinó que los derechos de Yunda fueron vulnerados en el proceso de remoción. Narvaez emitió un voto salvado, pero con los de Vera y Mariño, Yunda regresó a la Alcaldía.
El fallo de mayoría, en concreto, cree que Yunda no podía ser removido por las autoridades del Concejo Metropolitano, pese a que esa instancia política es precisamente de fiscalización… Estos dos jueces consideran que no hay imparcialidad en el proceso. Esto pese a que el proceso de remoción está previsto en las leyes ecuatorianas y que el Tribunal Contencioso Electoral ya emitió su fallo bañando de legalidad lo actuado en contra de Yunda.
El proceso constitucional ha sido duramente cuestionado por que se habrían utilizado maniobras oscuras para favorecer al médico y radiodifusor. El Consejo de la Judicatura y la Fiscalía investigan el proceso donde ya se han descubierto hechos anómalos, como la manipulación de claves de ingreso y suplantación de identidades.
Esas sospechas han hecho que el fallo del Tribunal pierda legitimidad ante varios colectivos ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil.
Los gremios productivos fueron los primeros en discrepar sobre su regreso. Lo hicieron con un cominicado donde dudan de la honestidad en el proceso legal. Pero no solo ellos. También están en esa línea varios colectivos y actores que han sido duros cuestionadores de Yunda.
Y, así, está empezando una de las mayores crisis políticas en Quito. Esta tiene que ver con la legitimidad de quien pretende ser Alcalde de la capital, Jorge Yunda.
Por eso, Yunda, quien tiene varios casos de presuntas irregularidades a su alrededor, empezando por las frecuencias de su imperio mediático y una grave acusación en su contra por peculado, deberá enfrentar en las próximas semanas no solo a Santiago Guarderas y los concejales opositores a su cuestionada gestión, sino también a varias organizaciones que ya no ven como legítima su permanencia en el edificio de la Alcaldía.
Los gremios productivos fueron los primeros en discrepar sobre su regreso. Lo hicieron con un cominicado donde dudan de la honestidad en el proceso legal. Pero no solo ellos. También están en esa línea varios colectivos y actores que han sido duros cuestionadores de Yunda.
Algunos colectivos ciudadanos ya se autoconvocaron la noche del sabado pasado para realizar una caravanada motorizada y rechazar a Yunda. Algunos incluso están dispuestos a ir a las calles para hacer respetar la institucionalidad quiteña.
Lo más peligroso para las intenciones de Yunda es que se concrete, luego de muchos años, la unidad alrededor de un solo objetivo: que la Alcaldía vuelva a convertirse en esa guía para el futuro de la capital, una guía sin grilletes ni delincuencia.
El médico y radiodifusor ha dicho, como era ovbio, que respetará el fallo de los jueces y espera que todos lo hagan. Un argumento que no tiene eco en las personas que han gritado: Fuera, Yunda fuera. Tal como sucedió con Rafael Correa…
Y cada día son más.
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