
Es licenciado en Sociología y Ciencias Políticas por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito; Magíster en Comunicación, con mención en Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación por la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.
El Ecuador vive en tres negaciones. En primer lugar, el narcotráfico. Es como si solo ocurriera en Guayaquil. Las movilizaciones sociales de colectivos sindicales e indígenas, mencionan la inseguridad, pero al parecer proviene de la pobreza y del costo de la gasolina. Sentido común: la pobreza lleva a las personas a la corrupción y al crimen; por eso, si se baja el precio de los combustibles, inmediatamente, veremos un incremento del empleo y educación. Claro, las mafias se verán obligadas a buscar otro país porque quién aceptaría robar al Estado o convertirse en un sicario si tiene para la canasta básica familiar.
Continuando con la argumentación, se entiende, perfectamente, que Pachakutik no moviera un dedo para modificar la Ley de Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal. Los privilegiados, “de la clase media”, tienen que pagar; al fin de cuentas, que muchos tengan que cubrir económicamente a hijos, nietos, hermanos porque se quedaron sin trabajo o enfermaron, a raíz de la covid, no es relevante. La idea es que los del medio bajen y no que los de abajo suban.
Entonces, como el problema es la pobreza, el narcotráfico no existe como tema de discusión.
Segundo tema en negación: la educación. Las clases virtuales son una broma surrealista y macabra en el sector rural: un “palazo” contra el sector campesino y popular que no cuenta con Internet, dispositivos o docentes capacitados.
Las tecnologías son fundamentales para el aprendizaje, incluso si las clases son presenciales; penosamente también pueden utilizarse para corromper el tejido social: “La rápida innovación tecnológica, combinada con la agilidad y adaptabilidad de los que utilizan las nuevas plataformas para vender drogas y otras sustancias, es probable que de paso a un mercado globalizado en el que todas las drogas estén más disponibles y accesibles en cualquier lugar” (Informe mundial sobre drogas / UNODOC /2021).
El tráfico de drogas busca en los sectores rurales a las denominadas plataformas de exportación (los puertos principalmente), pero como la migración conecta zonas urbanas y rurales de Sierra, Costa y Amazonía es imposible evitar algún efecto del narcotráfico en las comunidades campesinas e indígenas del país:
“Aunque todavía no se conoce del todo el impacto del COVID-19 en los desafíos de la droga, el análisis sugiere que la pandemia ha traído consigo un aumento de las dificultades económicas que probablemente haga más atractivo el cultivo de drogas ilícitas para las frágiles comunidades rurales” (UNODOC).
No cabe duda de que el narcotráfico se beneficia de un mayor consumo, pues deteriora las instituciones y facilita la corrupción. Sin embargo, la educación tiene incidencia en la prevención del consumo de sustancias psicoactivas (SCA), por el rol que los docentes pueden desempeñar en la provisión de información a la población sobre prevención del consumo de drogas.
La tercera negación es sobre el futuro al desconocer la transformación tecnológica provocada por la biotecnología, infotecnología, inteligencia artificial (IA) y machine learning, principalmente:
“Según estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), más de mil millones de trabajos (que representan casi un tercio de la fuerza laboral en el mundo) probablemente cambiarán durante la próxima década con motivo de la revolución tecnológica” (El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe / BID / 2020).
En general, se habla de que en los próximos treinta años, el 70% o más de los empleos podrán sustituirse por máquinas; evidentemente, esto aplica para cualquier actividad humana, sin importar que sea urbana o rural. Los sectores más afectados por la automatización serán los sectores populares y campesinos con menor cualificación.
A pesar del discurso ideológico, que reduce la política a la confrontación, la única manera de remontar la ola de la cuarta revolución industrial, es coordinando fuerzas entre los diferentes movimientos sociales para presionar acuerdos, de mutuo beneficio, con los sectores empresariales y el Estado.
La ola de cambios tecnológicos no podrá enfrentarse de manera fragmentada pues la transformación afecta a todo el sistema social. Una muestra de su impacto se visibilizó gracias a la covid que exigió mayor uso de la Inteligencia Artificial (IA).
La IA se bautizó con toda pompa durante la pandemia, una pista de pruebas que recorrió rápidamente la experimentación con modelos bioinformáticos que permitieron hacer en meses, lo que antes tomaba años o décadas. La predicción, a partir de datos epidemiológicos, rastreando comportamientos en redes sociales y búsquedas en Google para detectar brotes o informar sobre las áreas de riesgo; así como para verificar el cumplimiento de las disposiciones de salud por parte de la ciudadanía.
Las demandas y ofertas populistas y la corrupción de los políticos, estimula la desinstitucionalización del Ecuador; facilitando la libre circulación del crimen organizado, al punto de tener a los “centros de rehabilitación” como oficinas y spas privados de las bandas delictivas. La organización y los acuerdos sociales son decisivos para conservar el país.
En los próximos años, la inteligencia artificial también colonizará el sector rural. Es ineludible, dados los problemas del cambio climático, contaminación y transformación de la economía hacia energías limpias que, sin duda, incrementará el uso de tecnologías agropecuarias y la transformación digital.
“Los gobiernos de América Latina deberán seguir apostándole a la transición digital, ya que la digitalización de los servicios públicos ha demostrado tener un impacto significativo tanto social como económico. Un Estado digital y abierto se vuelve trazable; permite a los ciudadanos y organizaciones dar seguimiento a las acciones de las instituciones e identificar anomalías.” (¿Quién le teme a la inteligencia? / Cabrol y Sánchez).
A pesar de la urgencia, parece que la Internet en todos los hogares rurales no es una prioridad. Lamentablemente incluso si disminuyera el precio de los combustibles, no se garantiza el acceso a Internet; el desarrollo de capacidades digitales críticas en las nuevas generaciones; o el aprovechamiento de las tecnologías, en especial, de aquellas que utilizan datos e inteligencia artificial.
“En el sector agropecuario, una reducción de las brechas de conectividad en el mundo rural permitiría avanzar en transferencias de tecnología con el objetivo de aumentar la productividad de los cultivos en regiones ampliamente rezagadas y también, un mayor acceso a servicios sociales como educación y salud, y por supuesto, una mayor transparencia en las cadenas productivas con precios más justos para los productores y una decidida incorporación de mujeres y jóvenes a los procesos productivos, motorizando el consecuente desarrollo territorial” (Conectividad rural en América Latina y el Caribe / / IICA, BID, MICROSOFT /2020).
Es fundamental que los líderes indígenas incorporen en la agenda la conectividad significativa; que mide, además del acceso a Internet, la regularidad de uso, la velocidad de la conexión, el ancho de banda y si los dispositivos tienen la tecnología apropiada para una navegación eficiente.
Ecuador, junto a Trinidad y Tobago, México, República Dominicana, Uruguay y Paraguay suman 40 millones de personas en el sector rural, del que entre 64% y 71% de este grupo no accede a una conectividad significativa.
“Mejores servicios digitales y de conectividad ahorrarán tiempo y dinero, harán más eficientes los procesos productivos y los servicios públicos y privados, generarán empleo, mejorarán la productividad y la calidad de los productos y servicios, promoviendo además una educación inclusiva y ampliando las posibilidades de conocimiento y de participación en la cultura global, que son factores clave para lograr el desarrollo sostenible de los sistemas agrícola y alimentarios de la región” (Conectividad Rural en América Latina y el Caribe).
Las demandas y ofertas populistas y la corrupción de los políticos, estimula la desinstitucionalización del Ecuador; facilitando la libre circulación del crimen organizado, al punto de tener a los “centros de rehabilitación” como oficinas y spas privados de las bandas delictivas. La organización y los acuerdos sociales son decisivos para conservar el país.
“Ecuador se insertó en la economía del narcotráfico, al pasar de ser un país secundario en el suministro y transporte de sustancias ilícitas, a ser un país privilegiado en la cadena de valor del narcotráfico” (Crimen organizado y cadenas de valor / Rivera y Bravo).
A la discusión sobre la educación y la transformación tecnológica, en el sector rural, debe sumarse, lo que los psicólogos denominan, apertura a la experiencia; que supone la curiosidad intelectual, la aceptación de variedad de ideas, la capacidad de integrar múltiples visiones en sistemas prácticos. Y, sobre todo, frenar los autoimpulsos para que la humildad reine sobre la arrogancia y el deseo de poder; de eso depende la vida de las próximas generaciones y la existencia del Ecuador como civilización.
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