
PhD en Educación por la Universidad Católica de Lovaina, Maestro en Estudios Culturales y Desarrollo, Graduado en Economía. Ex gerente del Proyecto de Pensamiento Político de la SNGP. Docente universitario.
Ese, u otro nombre más creativo, podría darse al más reciente de los acuerdos “inverosímiles” de la política ecuatoriana. Tan espectacular y cínico como el “pacto de la regalada gana” entre (supuestos) enemigos jurados, el ex presidente Abdalá Bucaram y el Partido Social Cristiano de Jaime Nebot.
Quizás tan nefasto (eso está por verse), como la famosa “aplanadora” que en el Congreso Nacional juntó a socialcristianos y demócrata populares y que, entre otras cosas, cambió el sistema tributario, con fatales consecuencias. Este domingo de ramos fuimos testigos del pacto entre UNES y CREO, el cual el ministro Francisco Jiménez, apuradito, trató de ocultar.
La salida del ex vicepresidente Jorge Glas de la cárcel luego de un legalmente discutido hábeas corpus, confirma la alianza entre los correistas de UNES y el “Gobierno del encuentro” del presidente Lasso. Un pacto que, sin embargo, comenzó mucho antes, pues sus antecedentes están en los días preelectorales del 2021, cuando Correa afirmaba que Lasso pasaba a la segunda vuelta, contradiciendo al CNE, que dio por finalista a Yaku Pérez. Tratado secreto posteriormente refrendado con las declaraciones de Nebot y con ciertos votos, en especial de la parroquia Ximena de Guayaquil, que no cuadraban y un reconteo que quedó en nada…
En mayo, para la elección del presidente de la Asamblea, ese acuerdo tripartito parecía vigente, todo estaba cocinado entre UNES, PSC y CREO, para que un socialcristiano presida la primera función del Estado, pero Lasso movió sus fichas en la Asamblea y aupó a Guadalupe Llori del Pachakutik. Como en política se “tuesta granizo”, para sorpresa de todos, el 26 de noviembre, los 48 asambleístas del correato, hasta entonces enconados opositores, se abstuvieron y se aprobó por el ministerio de la Ley Tributaria propuesta por Lasso. Accionar del que el mismo Correa se hizo responsable. Pero fue este sábado, con la salida de Glas que Lasso retribuyó el espaldarazo de UNES el 26N.
¡Prohibido olvidar! rezaba la consigna correista. No olvidemos el pacto UNES/CREO del 26 N, recuerden su consolidación este domingo de ramos, con Glas libre en las calles.
¿Por qué la salida de Glas, ahora y no en diciembre de 2021? ¿Por qué no después? La respuesta se da desde varios factores. En primer lugar, la inoperancia para generar gobernabilidad por parte de la presidenta Llori, bajo cuyo mandato no pasaron ninguna de las leyes propuestas por el presidente. Una aliada de Lasso, leal pero incompetente. En segundo lugar, la falta de estrategia de negociación entre el Ejecutivo y los diversos bloques del Legislativo y la ausencia de una adecuada operación política por parte de la ex ministra Alexandra Vela, cuyo colofón fue sugerir al presidente la muerte cruzada como única salida, en momentos en los que la popularidad de Lasso caía en picada. En tercer lugar, las hábiles y cohesionadas maniobras del bloque correísta, para presionar desde diversos frentes al Gobierno, maniobras que iban desde los votos en contra de las propuestas del régimen, hasta el boicot al ejercicio presidencial de la Asamblea.
Estos factores, y sobre todo el accionar de UNES, como la gota que pacientemente golpea la roca hasta agujerearla, obligó al Gobierno a dar un giro en su estrategia de gobernabilidad y decantarse por lo más lógico: ganar para su lado al bloque más grande de asambleístas. Ello comenzó con nombrar al ex correísta y ex Ruptura 25, Francisco Jiménez, como ministro de la política y que éste de inmediato declare que se amnistiarían correistas. Ese nombramiento fue una muestra de confianza y la inmediata declaración fue el coqueteo político necesario: “tengan paciencia…”.
La salida de Glas, el domingo de ramos, fue la señal precisa, la mano tendida. Y sí, llegó Jiménez justo para parar una nueva mayoría (UNES, PSC, PK rebelde) que tarde o temprano iba a presidir la Asamblea, mientras la salida de Glas también minó esa larga cercanía entre UNES – PSC, este último no del agrado del presidente. Pero, ante la salida de Glas, Jiménez hizo declaraciones..., me dirán algunos cándidos. Escúchenlas atentamente… ¡Es un tongo, un tongazo!, unas palabras de valeriana para calmar a los enardecidos “lassie boys” que con cada medida tomada por Lasso, se molestaban con su presidente, y para los que esta era la gota que colmaba su vaso…
¿Qué viene luego? Porque ahora es el turno de UNES de devolver el favor ¿Acaso los votos necesarios para que entre una ley de inversiones remozada? ¿El aval para una propuesta de flexibilización laboral? El escenario de la consolidación del pacto UNES - CREO en la Asamblea Nacional, sería nefasto para los intereses de las clases media y bajas de este país. La nueva mayoría, a la que se sumaría PK o ID o PSC (según el estilo de la Ley propuesta), aprobaría con más o menos cambios los proyectos enviados por el Ejecutivo, que han sido de corte neoliberal radical. Estaríamos en una política del “toma y daca“: Un nuevo cuadro correista amnistiado, a cambio de 48 votos para que pase un proyecto de ley gubernamental. Prohibido olvidar, que hay varios cuadros correistas que quieren verse lejos del brazo de la justicia, Mera, Duarte, entre otros… hay otros que quieren volver a “su lindo Ecuador”, los Alvarado, los asilados en México…
¡Prohibido olvidar! rezaba la consigna correista. No olvidemos el pacto UNES/CREO del 26 N, recuerden su consolidación este domingo de ramos, con Glas libre en las calles. Tengan presente esta alianza de mal agüero a la hora de votar el 2023, pero sobre todo a la hora de fortalecer las organizaciones y el momento de debatir sobre el futuro de este país andino. No olviden quiénes apoyan franca o veladamente a las derechas.
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