
No se trata de una metáfora sino de una inapelable realidad social: la democracia constituye el fundamento de todos los principios que hacen y sostienen la existencia del país. Porque, de hecho, la nación, el Estado, no constituyen entes de razón, sino de realidades que dan cuenta de su existencia inequívoca y fáctica del país como tal y también la de todos y cada uno de sus ciudadanos.
La democracia nos hace sujetos libres y también nos provee de identidad. La identidad es el ser, su existencia en espacios y tiempos determinados. Somos libres entre los otros igualmente libres. Más aún, somos desde la libertad de los otros.
Este discurso y esta realidad únicamente son posibles en democracia entendida como el reino de la libertad y la autonomía entre los otros. En ese espacio, todos y cada uno de los ciudadanos se encargan de ejercer, de forma real y permanente, los hechos, principios y fenómenos de la libertad. La libertad se hace, se sostiene y se fomenta en el ejercicio mismo de la libertad. Por ende, de ninguna manera en las meras proclamas que sobre la libertad produce el poder.
En política, la libertad toma el nombre de democracia que no es otra cosa que la señal inequívoca de que el pueblo (todos los ciudadanos), posee voz y voto.
De que los derechos ciudadanos se hallan sobre cualquier interés particular de cierros grupos previamente identificados con el poder.
En democracia, no solo que se respetan las diferencias, sino que se las fomenta incesantemente. Sin el respeto a las diferencias, todos seríamos víctimas de un fatal ostracismo. Aquellos regímenes llamado marxistas pretendían que todos fuesen exactamente iguales ante si mismos y ante los otros. Sin embargo, previamente, algunos se habían apropiado de todo poder: La Urss, La China de Mao.
Quienes ostentaban el poder absoluto, constituían la diferencia entre la sumisión y el dueño del poder. Las demandas de libertad por parte de los sometidos fueron interpretadas como rebeldía. Muchos de aquellos rebeldes fueron vilmente asesinados por el poder.
La democracia constituye la paradigmática expresión de la liberad personal y social. En donde no hay diferencia no hay libertad, y viceversa.
Quienes armaban un golpe de Estado en contra del presidente Lasso se ubicaron al margen de la libertad, de la verdad y de la democracia. Pretendían retornar a los tiempos oscuros en los que el país vivió bajo la égida de un grupo de militares dictadores. Ellos, por si y ante si, decidieron que su dictadura era mejor que la democracia
A ciertos líderes hay que recordarles que la democracia es sinónimo de libertad. También que a la presidencia se llega mediante el voto libre de un país libre y no a través de golpes de Estado.
Todos estamos en la obligación de apoyar a los gobernantes. Las críticas, cuando son sanas, oportunas y justas, fortalecen la democracia.
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