
Profesora universitaria, investigadora y periodista, con un doctorado por la Universidad Nacional del Cuyo, de Argentina.
El tribunal de la mano negra y de los pálidos reflejos fue el apelativo con el que la ciudadanía ecuatoriana motejó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) que presidió y ejecutó las elecciones presidenciales en julio de 1978, las primeras luego de ocho años de dictadura. Tales comicios completarían el proceso de reestructuración jurídica del Estado, si había un triunfador en la primera vuelta. E inauguraban una nueva forma de definir quien gobernaría el país, mediante la introducción del mecanismo de obtener una mayoría en la segunda ronda electoral.
Esas votaciones se desarrollaron el domingo 16 de julio de 1978. El viernes anterior, esto es el 14 de julio, el presidente del TSE, José Antonio Baquero de la Calle, denunció a través de una cadena televisiva que había personas interesadas en boicotear los sufragios. Según el funcionario, ese propósito lo concretarían a partir de llevar las votaciones adelante con una “lentitud deliberada”, de promover incidentes violentos en los recintos electorales y entregar papeletas falsas a los ciudadanos. Este funcionario estaba acusando a los ciudadanos de planificar un fraude. ¡Increíble, siendo él la autoridad electoral!
Los comicios se produjeron con normalidad y a la madrugada del lunes había ya resultados extraoficiales: había segunda vuelta electoral y los finalistas, en su orden, fueron los binomios Roldós-Hurtado, con 390.480 votos y Duran Ballén-Icaza con 262.453. El tercer lugar lo ocupó el binomio Huerta-Vivanco con 260.096 sufragios.
A pocos días de aquel domingo 16 de julio, el Tribunal Supremo Electoral anunció que los escrutinios definitivos tardarían 46 días. El plazo fue considerado excesivo y sospechoso para el ex candidato presidencial Abdón Calderón Muñoz, quien denunció que algo se fraguaba en el TSE. Sus temores se sustentaban en que los recuentos comiciales de 1956 y de 1968 demoraron menos tiempo, en momentos en los cuales el país no contaba ni con computadoras ni con comunicaciones ágiles, y apenas si existían caminos carrozables. El dirigente político pidió a la ciudadanía vigilar al proceso electoral e impedir que el TSE “burle el retorno al orden constitucional”.
Luego de unos días, según divulgó el diario El Comercio, el vicepresidente del TSE, Rafael Arízaga Vega, prendió más suspicacias cuando acusó a la Secretaría Nacional de Información Pública (SENDIP) de haber entregado información inexacta que originó “falsas interpretaciones”.
Apenas iniciados los escrutinios finales, los representantes de los partidos Conservador, Social Cristiano, Velasquista, ARNE, CID y el Frente Popular Independiente en Chimborazo denunciaron fraude en esta provincia. Enseguida, Arízaga afirmó que hubo fraude en Esmeraldas, que tenía pruebas de las irregularidades y que ellas eran un ”pálido reflejo de lo que vendrá”.
Las supuestas anomalías concluyeron en anulaciones masivas de votos en Carchi, Esmeraldas, Cotopaxi. Solo en Quito fueron anulados 20 mil votos; en Guayaquil, el 35% de los votos registrados y en Santo Domingo, la mitad de los sufragios. Una evaluación posterior, publicada en El Comercio, estimó que para setiembre de 1978, el TSE había invalidado 142.960 votos, sin contar los anulados en Cotopaxi. Y que el binomio Roldós-Hurtado había perdido 59.819 votos.
La lucha por preservar la soberanía popular y detener las maniobras del TSE se activó. El binomio Roldós-Hurtado acusó a los grupos partidistas tradicionales de buscar un golpe de Estado y pidió a los militares que no permitieran el fraude. El presidente del Consejo Supremo de Gobierno, Alfredo Poveda, declaró que la voluntad del pueblo sería respetada, y el Consejo anunció que los escrutinios terminarían a mediados de octubre y que la segunda vuelta se realizaría a principios de diciembre y que en ella se elegiría a los diputados.
Respetables ciudadanos de entonces también se pronunciaron. El ex presidente Galo Plaza denunció la existencia de una confabulación para no proclamar los resultados electorales. Benjamín Carrión estableció que el TSE era el organismo interesado en imponer un fraude y el dirigente político Andrés F. Córdova afirmó que no hubo fraude por parte de los electores.
En ese ambiente de recelos y riesgos renunció el presidente del TSE y le sucedió el vicepresidente Arízaga Vega. El comisionado reafirmó que hubo fraude el 16 de julio. Por la reiteración en su actitud antidemocrática, las autoridades del triunvirato gobernante aceptaron la renuncia de todos los vocales del TSE, lo reorganizaron y un nuevo tribunal continuó con los escrutinios y, finalmente, proclamó los resultados. El régimen anunció que la entrega del poder sería el 10 de agosto de 1979. Los partidarios de evitar la reestructuración jurídica en Ecuador no pudieron cumplir con su objetivo. El corresponsal de la agencia AFP publicó en El Comercio del 27 de setiembre de 1978 que se desterró la maniobra reaccionaria de anular la primera vuelta electoral, porque el candidato a quien auspiciaban obtuvo el tercer lugar.
Los resultados finales de la primera vuelta revalidaron los datos iniciales: el primer lugar para Roldós-Hurtado, con 381.165 votos (27,69%); el segundo para Durán Ballén-Icaza, con 328.452 votos (23,86%) y el tercero para Huerta-Vivanco con 311.987 votos (22,67%).
La conspiración para evitar la restauración democrática no se contuvo. Intentaron presionar a Durán Ballén a que se retirara de los comicios y se abortara el proceso de reordenamiento institucional, pero el candidato se mantuvo en la contienda. Y en diciembre de aquel año fue asesinado el ex candidato presidencial Abdón Calderón Muñoz. Los recelos iniciales y las investigaciones posteriores apuntaron a que sus autores intelectuales fueron quienes se oponían a la transición a la democracia en Ecuador.
Para conjurar los riesgos que se preveían, un grupo de ecuatorianos conformó el Frente de Defensa de la Democracia para vigilar el cumplimiento del plan de reestructuración y las elecciones de abril, sin importar quien fuere elegido. Les interesaba, sobre todo, dejar atrás la dictadura. Entre otros lo integraron personajes como Galo Plaza, Clemente Yerovi, Benjamín Carrión, Leopoldo Benites, Carlos Cueva Tamariz, Oswaldo Guayasamín, Juan Isaac Lovato, Alfredo Pareja, Clemente Vallejo, Rodrigo Paz, Germánico Salgado.
Los comicios del 29 de abril determinaron el triunfo de Roldós y Hurtado. 794 mil ecuatorianos votaron por Roldós; 373 mil por Durán Ballén.
Ecuador recuperó su democracia. Imperfecta, complicada, con altibajos, autoritarismos, incumplimiento de compromisos electorales. Pero democracia: siempre posible de ser perfeccionada y ampliada. Y en este 2017 necesitada de ser reforzada, luego de una década de haber sido vapuleadas sus instituciones y de haberse vuelto una práctica común la opacidad y la discrecionalidad en todo ámbito de la acción oficial. Un ejemplo muy claro de ello es la desconfianza social hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE), como se aprecia en la cronología anexa. Urge transitar a la democracia.
Una cronología del 19F/2017
Personeros de la Corporación Participación Ciudadana (PC) encuentran, en las primeras horas del 19F, que sus oficinas fueron cerradas con candados para impedirles trabajar en el conteo rápido. Alrededor de las 18h00, PC denuncia que sus voluntarios enfrentan dificultades en los recintos electorales, pues les impiden su trabajo de observación para entregar el conteo rápido.
A las 17h00 la encuesta en boca de urna de la firma CEDATOS informa a través de dos canales de televisión privados (Ecuavisa y Teleamazonas) que habrá segunda vuelta. Los resultados que divulgan son: 39,4% para el candidato oficial Lenin Moreno, y 30,5% para Guillermo Lasso.
A la misma hora, una empresa contratada por el partido de gobierno menciona que había ya un triunfador en los comicios presidencial: Lenin Moreno con 42,9% de sufragios, seguido por Guillermo Lasso con 27,7%. El oficialismo festeja su supuesto triunfo en la avenida de Los Shyris y en el hotel Quito.
Pasadas las 18h00, la corporación Participación Ciudadana comienza a mostrar en su página web los avances del conteo rápido en directo y difunden que sus resultados serán conocidos cuando la muestra se estabilice, alrededor de las 20h30. Pero a cierta hora el sitio web ya no responde. En ese momento, la muestra estaba en el 87,4% del total, y los números informaban que habría segunda vuelta y que con un margen de error del 1% los finalistas serían Lenin Moreno con el 38,8% de votos y Guillermo Lasso, con el 28,2% de votos. La página de esta organización de la sociedad civil permaneció caída durante algún tiempo y solo a las 22h54 pudo informar el primer registro del conteo rápido, que ratificaba lo divulgado horas antes.
A las 20h38 el dirigente de CREO, César Monge, tuiteó que el control electoral ejercido por su partido arrojaba los siguientes resultados: 38,8% para Lenin Moreno, y 30,3% para Guillermo Lasso.
La información del organismo electoral no aportaba a la calma ciudadana. Su vocero informó que el CNE no presentaría el conteo rápido que había contratado con la Escuela Politécnica Nacional y que su página estaba habilitada para que la ciudadanía siga en tiempo real los escrutinios. ¿Por qué no informan sobre el conteo rápido?, fue la pregunta reiterada de infinidad de ciudadanos.
A las 20h42 el CNE informó que con el 60,8% de juntas computadas, el candidato Moreno llegaba al primer lugar con 38,40% de votos y el candidato Lasso subía al segundo puesto con 29,57%. A las 21h20 el servidor del CNE estaba caído y posteriormente hubo momentos en los cuales era inaccesible o no aceptaba validar que el usuario interesado en acceder al sitio no era un robot. ¿Por qué?
Las contradicciones en los sondeos del partido Alianza PAIS con todas las demás estadísticas, las declaraciones triunfalistas de sus candidatos y la deficiente información oficial crearon un ambiente de incertidumbre. Y aguzaron entre muchos ciudadanos sus dudas sobre una presunta intención de fraude. A través de Twitter, Facebook y por WhatsApp, los ecuatorianos se auto convocaron en varias ciudades y comenzaron a acudir a las instalaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE). Temían, como lo confesaban en las redes sociales, que en la madrugada los datos se modificaran y no hubiera segunda vuelta.
A las 00h37 del 20 de febrero, con el 80,2% por ciento de juntas revisadas, los datos mantenían la segunda vuelta y el primer lugar para Moreno con el 38,89 y el segundo lugar para Lasso con el 28,5%. A las 6h37, los datos del CNE habían variado poco: Moreno contaba con el 39,10% de adhesiones y Lasso con el 28,28%. Aun cuando desde el conocimiento matemático algunas voces demostraban la imposibilidad de que no hubiera segunda vuelta, los temores permanecieron. Cientos de quiteños pernoctaron frente al edificio del CNE, a pesar de la lluvia y del frío. Muchos de ellos acudieron al lugar en horas de la madrugada a defender la democracia. Igual actuaron los guayaquileños y cuencanos. Horas más tarde, ecuatorianos de todos los rincones agradecían a esos ciudadanos de diversas edades y simpatías políticas por su gesto valeroso, cívico y solidario.
Hasta Julián Assange aportó a aclarar la tendencia irreversible de la segunda vuelta. Por Twitter difundió que la propensión en las últimas 24 horas mostraba que a lo máximo que podría llegar Moreno sería al 39,55%. No obstante, el propio candidato afirmaba que sus posibilidades de ganar en una sola vuelta “estaban intactas”.
Por eso la ciudadanía ecuatoriana permaneció, pacíficamente, rodeando las oficinas electorales en diversas ciudades y cuando el titular del CNE admitió que la tendencia no cambiaría y que habría una segunda vuelta sintió que había logrado evitar el pisoteo de la voluntad popular.
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