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19 de Septiembre del 2018
Ideas
Lectura: 4 minutos
19 de Septiembre del 2018
Carlos Rivera

Economista, catedrático de la Universidad de Cuenca. 

Elecciones 2019: ¿Qué puede ser peor que perder?
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Es la hora de los outsiders académicamente bien preparados, con experiencia y garantía de buenos principios y valores que garanticen propuestas y acciones que resuelvan los problemas de manera sostenible y no aquellas que, aun produciendo algún alivio momentáneo, lo hacen a costa de dificultar cada vez más una solución duradera.

Con el presidente Lenin Moreno, si bien ha dado un giro de 180 grados en respeto a los derechos humanos, libertad de prensa e independencia de poderes, recuperando en algo la institucionalidad política y el Estado de derecho, así como ha detenido el proceso de destrucción de las instituciones económicas y nos ha alejado un poco de la autopista al desastre por las que nos conducía su predecesor, no queda del todo claro en cuántos grados esté dispuesto a dar el viraje en cuanto a la conducción económica, por lo que los peligros que acechan al Ecuador todavía son muchos y graves.

No quiero ser dramático, en el sentido de que Ecuador pueda desaparecer por los malos gobiernos, pero al igual que los enloquecidos por el dinero de los tiempos del velasquismo, los entontecidos por el dinero en tiempos de Atraca País ponen en grave peligro al bienestar presente y las posibilidades de progreso futuro de las familias ecuatorianas al irrespetar las reglas básicas de disciplina y transparencia que son fundamentales para la estabilidad y el progreso económico y social, lo cual abarca no solamente al gobierno central, sino a muchos de los gobiernos autónomos descentralizados que en muchos casos se movieron en los mismos fangos de la ineficiencia, el despilfarro y la corrupción del gobierno anterior.

El mayor y más próximo peligro es que en las elecciones seccionales del 2019, los GADs que resulten elegidos lejos de revertir esta tendencia a la desorganización económica y social, la acentúen. No hay nada que asegure que después de una crisis, emerja necesariamente una alternativa superior.

Lo hemos visto entre 2007 y 2017 que lejos de representar un diseño institucional superior a la crisis que vivimos en los noventa, abrió las puertas al mayor desmanejo político de la historia, al punto que Ecuador hoy está pidiendo a gritos un recambio generacional para librarse de aquellos verdes de mentes trasnochadas, corazones ardientes por el dinero y manos sucias. Cuando digo recambio generacional, no estoy diciendo que haya que buscar necesariamente jóvenes, ya que el octogenario Dr. Julio Cesar Trujillo demostró que la fuerza de carácter, integridad e inteligencia nada tiene que ver con los años.

Lamentablemente veo en muchos de los partidos políticos el solo interés de maximizar la probabilidad de ganar una elección, antes que presentar una propuesta seria, aun a riesgo de perder las elecciones. Veo demasiados nombres que son sinónimo del fracaso más absoluto en gestión pública y algunos hasta tienen el descaro de querer reelegirse o presentarse como salvadores cuando fueron parte de la troncha y compinches de las sinvergüencerías, ineptitud y fracaso de una buena parte de esta generación y de otra tanta que se mantiene por varias décadas en el ejercicio del poder público, bajo el prisma de que la mayoría de electores siguen los acontecimientos como receptores más pasivos y son presas fácilmente manipulables de una maraña de información deliberadamente distorsionada.

Frente a esta realidad, pienso que ha llegado el momento en que se debe hacer el máximo esfuerzo para que nueva gente entre a la cancha a fin de reencontrar el buen rumbo político y económico en el país. Creo que es la hora de los outsiders académicamente bien preparados, con experiencia y garantía de buenos principios y valores que garanticen propuestas y acciones que resuelvan los problemas de manera sostenible y no aquellas que, aun produciendo algún alivio momentáneo, lo hacen a costa de dificultar cada vez más una solución duradera.

No hay que sacarle el cuerpo a una batalla que, peor que perderla, será no haberla intentado.

[PANAL DE IDEAS]

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Manari Ushigua
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Fernando López Milán
Aldo Lorenzzi Bolaños
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